viernes, 29 de febrero de 2008
Qué es la Sociedad, Género y TIC
miércoles, 27 de febrero de 2008
Mediocracia...
Neto Rivas Gallont
García Castillejo ha sido consejero de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones de España y asesor del Secretario de Estado de Comunicación (España) en materia de medios de comunicación.
La “mediocracia”, sostuvo el conferencista, es “el poder de los propios medios de comunicación… una versión actualizada de la oligocracia, el poder de unos pocos respecto de las mayorías”, que puede afectar la democracia de un país.
Refiriéndose a El Salvador, dijo que hay “…una posición bastante beligerante de los medios de comunicación mayoritariamente en manos de lo que tradicionalmente han sido las oligarquías, las burguesías locales y que de una forma se posicionan y se alinean con aquellas formaciones políticas con las cuales se sienten más afines”, lo que permite entender la existencia de medios, en particular prensa escrita, que están en manos de los sectores empresariales, con una línea editorial “conservadora o neoliberal”.Parecería que el Dr. García Castillejo tiene razón en su evaluación de los medios en el país. En otros lados, Venezuela por ejemplo, la discusión se ubica en el ámbito de la relación entre el poder político y los medios de comunicación y ante una realidad actual donde mediocracia y democracia convergen en la búsqueda del poder.
Ese no es el caso en El Salvador, donde hay marcada afinidad entre los grandes medios, sobre todo escritos, con el gobierno. En la radio y televisión existe un mayor grado de independencia.
Este innegable predominio e influencia de los medios de comunicación que trasciende lo mediático y se proyecta a lo económico y lo político provoca que la democracia en nuestros días se denomine mediocracia.
Buscando en Internet encontré interesantes las afirmaciones del columnista Pablo Antillano cuando distingue entre democracia y mediocracia. Paso a referir algunas de ellas al entender que sobrepasan todos los límites políticos y geográficos:- En democracia, la justicia la imparten los jueces y los tribunales; en la mediocracia, son los medios los que absuelven y condenan.-En la justicia de la democracia, el acusado tiene derecho a un defensor y es inocente hasta que se pruebe lo contrario; en la mediocracia, la imagen es acusadora, prueba y verdugo, y la condena es irreparable e inapelable.- En la democracia los medios dicen lo que los ciudadanos piensan; en la mediocracia, los ciudadanos dicen lo que los medios piensan.-Para la democracia, los individuos son ciudadanos; para la mediocracia, son audiencias.- En la democracia se valoran los contenidos; en la mediocracia, los titulares.- En la democracia la información es una cosa, la opinión es otra y la propaganda otra; en la mediocracia no hay fronteras.
Para ser sincero, en mi evaluación de los medios, las percepciones de Pablo Antillano no se aplican, salvo en uno o dos medios escritos, de televisión y radio. Hay también marcadas preferencias mediáticas hacia la izquierda. A ellos también se les aplica el término.
El advenimiento de Internet y sus derivaciones, como son los Blogs, se han abierto ventanas que nunca antes existieron desde las que cualquiera con acceso a Internet puede opinar. Y ya se ha visto cómo esas opiniones se escuchan en los lugares donde se toman las decisiones importantes para el futuro del país.
Pero también en los Blogs hay algunos a quienes la concepción de mediocarcia de Antillano se puede aplicar. El nuestro, afortunadamente, no es uno de ellos.
García Castillejo: La “mediocracia” está afectando a Latinoamérica
Ángel García Castillego, expone el tema La Democracia y Libertad de Expresión, en el local de la APES. Foto: Beatriz Menjívar.
Iván Escobar
Redacción Diario Co Latino
La falta de medios de comunicación públicos que permitan informaciones a sus audiencias equitativa y transparente; y el aumento de la “mediocracia” en América Latina, son algunos de los problemas que las sociedades del continente enfrentan. Esta es la conclusión a la que llega, Ángel García Castillejo, doctor en jurisprudencia y experto en derechos de libertad de expresión e información.
García Castillejo ha sido consejero de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones de España; asesor del Secretario de Estado de Comunicación (España) en materia de medios de comunicación, durante la presidencia del gobierno de abril de 2004 a diciembre de 2005.
La semana pasada estuvo en El Salvador como profesor invitado en el doctorado de comunicación de la Universidad de El Salvador (UES). El viernes, García Castillejo participó en un conversatorio con docentes universitarios, estudiantes y periodistas. “Democracia, libertad de expresión y elecciones. Regulaciones en Europa a la campaña electoral”, fue el título del foro organizado por la Mesa de Comunicación del Diálogo Social Abierto, la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) y el Sindicato de Periodistas y Similares de El Salvador (SINPESS).
Serafín Valencia, presidente de APES, destacó la importancia de esta actividad, en momentos en que El Salvador vive un ambiente electoral de cara los comicios de 2009, y en donde la prensa forma parte importante en este proceso democrático.
García Castillejo enfatizó que uno de los grandes problemas en el continente Americano, en materia de libertad de expresión o los llamados “derechos y libertades de comunicación pública”, es por la “mediocracia”, que dice es “el poder de los propios medios de comunicación… una versión actualizada de la oligocracia, el poder de unos pocos respecto de las mayorías”, que puede afectar la democracia de un país.
En un análisis general y de acuerdo a la situación actual que los medios de comunicación juegan en las sociedades y en particular en aquellas, que están envueltas en procesos electorales, García Castillejo destaca la necesidad de un periodismo menos ideologizado y que la sociedad luche por sus derechos. El problema, insiste, es la existencia “de una oligocracia muy ligada y detentora, propietaria de los grandes medios de comunicación que conforman la opinión pública, la opinión política de nuestros países, es un grave riesgo, para la salud democrática de nuestros países…”.
Por lo tanto, agrega que “…en el caso del periodismo y la comunicación nos encontramos en una situación (en que) la independencia de la prensa, de los medios de comunicación se termina concretando en el periodista individualmente visto”. Lo cual plantea un reto “que los periodistas se vean protegidos constitucional y legalmente para que sea efectivo el ejercicio libre e independiente de su profesión”.
De ahí la importan de normativa legal que acuerpe al comunicador, como en Europa, donde hay toda una legislación y normas sobre las cuales los profesionales desarrollan su función.
Esa debe ser la aspiración en estos países, como El Salvador, donde si bien hay una Constitución de la República, que garantiza el derecho de Libertad de Expresión, poco o nada se hace por garantizarlo. Además, dijo que “hay algo que frente a la realidad de los medios en Europa, es un denominador común en América, pero con una especial coincidencia en Latinoamérica, la carencia de medios de comunicación público…”.
García Catillejo reiteró que mientras en Europa, “seguimos disfrutando” de radios y televisiones públicas, “que ofrecen y garantizan un medio de comunicación para el conjunto de la ciudadanía, para el conjunto de las opciones con posiciones neutrales e independencia respecto de los gobiernos de turno y garantizan un acceso a medios de comunicación tan influyentes como son la radio y la televisión al conjunto de las distintas opciones sociales y políticas de cada país, en América … nos encontramos grupos o empresas de comunicación de radio y televisión de carácter público, pequeños o en muchos casos reducidos al ámbito de la televisión o de la radio educativa, con niveles de audiencia bajos y medios precarios”.
Con respecto a El Salvador, dijo que hay “…una posición bastante beligerante de los medios de comunicación mayoritariamente en manos de lo que tradicionalmente han sido las oligarquías, las burguesías locales y que de una forma se posicionan y se alinean con aquellas formaciones políticas con las cuales se sienten más afines”, lo que permite entender la existencia de medios, en particular prensa escrita, que están en manos de los sectores empresariales, con una línea editorial “conservadora o neoliberal”. “Por otro lado, en el sector de la radio y televisión, no nos encontramos con la presencia de empresas públicas, de capital independiente no dependiente de los gobiernos y de todo ello, se termina configurando una situación de fuerte descompensación en el sistema de medios que no se corresponde a las realidades sociales y políticas”, expresa.
Todo esto considera que son elementos que no permiten dar elementos a la sociedad para que sea ésta quien tome sus propias decisiones.
Mediocracia y hermenéutica
Hermenéutica en griego significa "interpretación". En política la interpretación del sentido de la acción de un político o una obra del mismo permite formarse una opinión sobre dicho actor. La opinión llega a concluir que es una acción justa, una institución necesaria, un personaje honesto, o lo contrario. Gracias a esa interpretación el ciudadano puede tomar sus decisiones de elegir o no a un candidato, de aprobar o desaprobar una acción política o la obra de un gobernante. En la tradición política dicho juicio interpretativo político se llamaba la "opinión pública".
A finales del siglo XVIII también en México surgieron gacetas, pequeños periódicos y diarios donde dicha "opinión pública" enfrentaba a las monarquías absolutas en nombre de la burguesía creciente, y gracias a ello se formuló el derecho a la "libertad de prensa". El movimiento obrero usó también de inmediato ese medio para luchar por sus justos intereses. Dicho derecho a la libertad expresaba un momento central de la naciente democracia burguesa que enfrentaba al Estado, que frecuentemente ejercitaba el poder de manera despótica. La "libertad de prensa" era una garantía de los derechos ciudadanos.
Hoy la situación se ha invertido. Estando los medios de comunicación (televisión, radio, prensa) en gran medida en manos de capitales privados o de trasnacionales de la comunicación, para las cuales el objetivo de los medios es el "divertimento" (el pan y circo para un pueblo romano en tiempos del imperio), y no la "educación", porque el contenido de la comunicación no es considerado un medio de cultura, sino una mercancía que se vende al mejor postor. En realidad, la gran televisión vende tiempo de programas en gran medida superficiales y fetichizados que son pagados como propaganda por los capitales en competencia para informar o formar la opinión de los compradores en el amplio mercado que abren dichos medios de comunicación. De manera que éstos han dejado de ser expresión de la "opinión pública" (y mucho menos política), para transformarse en formadores o conformadores de la "opinión pública", pero no como una comunidad política, sino como una pluralidad de compradores, es decir, mercado.
En otro tiempo el ciudadano enfrentaba al Estado gracias a la "libertad de prensa". Ahora la "libertad de los medios de comunicación" ataca a la "opinión pública" (como mercado) conformando sus juicios, sus interpretaciones, sus gustos a los productos del mercado de los capitales que pueden pagar la propaganda (en la que consisten los programas de televisión, radio, etcétera). ¿Y quién defiende ahora al ciudadano, a la comunidad, al pueblo? ¿Quién expresa la opinión de los ciudadanos?
Pero la situación empeora cuando los medios de comunicación comprenden que para mejorar su negocio necesitan ayuda de los gobiernos. Los medios se lanzan a la obtención del poder político como un medio para asegurar el monopolio (ante otros competidores como los medios alternativos, las universidades, etcétera) para aumentar sus ganancias. Así nace la mediocracia (el poder político de los medios), que en vez de enfrentar al Estado en nombre de los ciudadanos, enfrenta ahora a los ciudadanos (como mercado) con la complicidad del Estado (cuando el gobierno no representa a los ciudadanos, sino a las elites políticas en complicidad con el gran capital).
¿Qué pueden ofrecer los medios a los políticos corruptos? Pueden ofrecer, nada menos, la posibilidad de formar o conformar la "opinión pública" (que de política es tratada como mercado). La mercadotecnia que impone a la Coca-Cola sobre la Pepsi-Cola puede igualmente imponer un partido sobre otro, un candidato sobre otro, piensan ellos.
Como la política, en última instancia, es interpretación (hermenéutica) de los hechos, de las acciones, de las personas, de las instituciones políticas, es decir, son juicios de valor políticos, quien gana la interpretación de la realidad triunfa en política. Si se logra relacionar la imagen de un candidato, y es muy fácil y frecuente hacerlo, con otra imagen autoritaria, con un acto de corrupción, con lo demagógico, etcétera (simplemente colocando su imagen junto a otras imágenes, sin que sea necesario agregarle ninguna expresión verbal que habría que probar), al final receptor, televidente, público (mercado político) se forma por contigüidad, por semejanza o causalidad (diría D. Hume) un juicio de valor negativo sobre tal persona. Las imágenes culpabilizan sin necesidad de probar el juicio de valor subyacente. Así, los medios se transforman en mediocracia, porque constituyen el juicio de los ciudadanos sobre todos los eventos políticos.
Cuando la mediocracia es además monopólica en el proceso hermenéutico político, se transforma en un superpoder que controla a todos los poderes. Cuando el Estado le concede ese monopolio para garantizar que dicho superpoder se use para cumplir con fines de una elite en el poder no sólo se corrompe el Estado, sino que igualmente se pervierten los medios de comunicación. Lo peor es que el ciudadano ya no goza de los beneficios de la "libertad de prensa", tan justa y necesaria, sino que es usada en su contra.
Por ello nace ante nuestros ojos un nuevo derecho que hay que luchar por su reconocimiento. Lo denominaré "el derecho a la información veraz". Es decir, el ciudadano, la comunidad política, el pueblo, tiene derecho a ser "bien informado". Tiene derecho a tener diversas fuentes de información sin monopolios de algunas trasnacionales del negocio de la comunicación. Tiene derecho a tener medios de comunicación alternativos que se propongan la finalidad ética, honesta y justa de la comunicación: la educación del pueblo, con programas atractivos y de excelente nivel, con debates de altura, con intervención de las universidades en su programación (como las televisiones en Alemania, Francia e Inglaterra, donde los medios de comunicación son mayoritariamente públicos, donde la propaganda es mínima, donde la información de los partidos políticos es proporcional, en horas estelares y gratuita).
Entregar la tarea de la interpretación política a la mediocracia en manos de corporaciones, cuya finalidad es el lucro, es el suicidio político y cultural de un Estado, de un pueblo. ¡Los que por objetivos de corto plazo propagandístico entregan a la mediocracia el monopolio de la educación del pueblo y el manejo de la interpretación del acontecer político de un país, además de inmorales, son corruptos, y no podrán esperar que las generaciones futuras recuerden sus nombres honorablemente!
Tomado de La Jornada, 30/03/2006.
Pascual Serrano
Rebelión
Hace ya un par de años, un académico venezolano me comentaba que un periodista extranjero le había preguntado si existía libertad de expresión en su país insinuado así su crítica al presidente Hugo Chávez. El académico le respondió: "No, no la hay, la han secuestrado los medios de comunicación".
Y es lo que yo creo que está pasando en cada vez más países con la libertad de expresión y el derecho a la información. No lo hay, lo han secuestrado los medios de comunicación.
Por eso yo creo que el principal reto para enfrentar esa situación es desnudar sus mentiras. Como además en algunas cuestiones sus campañas de intoxicación llegan hasta la éxtasis, debemos señalar todo lo fuerte que podamos con nuestro dedo acusador dónde están mintiendo. Eso, algunos lo intentamos hacer con guerra de guerrillas. Un texto de urgencia al día siguiente de un editorial miserable y falso, media docena de perlas que es como sacarles la lengua y decir “te pillé”... Es algo así como ir por la vida con una honda y cuando podemos les tiramos un cantazo ideológico lanzado con la fuerza de la verdad, siempre con la fuerza de la verdad, porque es el arma que a nosotros nos sobra y ellos no utilizan.
Luego están los tipos serios que investigan, siguen durante años los comportamientos informativos, van tomando notas y notas, fuentes, citas, fechas, cuadros comparativos. O sea, hacen un riguroso trabajo de investigación que dejará una cicatriz en la credibilidad de los medios para toda la vida. Eso es lo que ha hecho Manuel López Calvo con este libro. Un trabajo serio, y no lo que hacemos los periodistas, que, o mienten al servicio de sus empresas de comunicación, o sólo lanzamos un canto en la honda con la fuerza de la verdad de vez en cuando.
Y es que el caso de Venezuela, lo he dicho en muchas ocasiones, es el más clamoroso. Allí, a los medios de comunicación, les ha pasado como al criminal que se confía tanto que al final terminan pillándole. Y Manuel López Calvo les ha pillado. Por eso hay que hablar de este libro, y publicarlo por supuesto, como ha hecho la Diputación de Málaga, porque hay que decir a los cuatro vientos que les hemos pillado.
Existe una versión precipitada de esta obra y también una versión venezolana de esta obra. La primera sería “Periodismo y crimen. El caso Venezuela Abril 2002”, editado por Hiru. Una recopilación de textos urgentes editada a los pocos día del golpe de Estado del 2002, destapando el papel de los medios de comunicación. La versión venezolana se titula "Venezuela golpeada. Mediocracia contra democracia", del académico venezolano Luis Britto García. Otra persona que hace cosas serias como Manuel, porque no es periodista. En él explica cómo se informaba en Venezuela de todos estos acontecimientos. Yo decía hace un año sobre este libro, el de Luis Britto, que en Venezuela se ha acentuado hasta la exageración lo que nos puede suceder con la libertad de expresión y el derecho a la información en los países bajo regímenes de democracia representativa y economía de mercado: su secuestro por las elites mediáticas al servicio de una oligarquía empresarial local y un conglomerado de multinacionales. Y Manuel López Calvo lo que demuestra es que no es que pueda suceder, sino que está sucediendo.
Esta obra, como supongo que ya sabrán, es el seguimiento de la prensa española en cinco periódicos, tres nacionales y dos de difusión local, sobre los principales acontecimientos venezolanos que han llevado a este país a protagonizar la agenda informativa: el intento de golpe de Estado del 11 de abril del año 2002, el paro petrolero del final de ese año y el referéndum revocatorio de agosto de 2004. Un seguimiento que desvela la manipulación, la mentira, el engaño y la miseria constante –y sonante porque hay muchas razones económicas de por medio- que deben sufrir los españoles cuando se les dice informar sobre Venezuela y el gobierno de Hugo Chávez.
El resultado del panorama informativo es "el intento de sustituir la democracia por un nuevo modelo político, en el cual los mediadores son suplantados por los medios". Ese es el modelo ya dominante en Venezuela y fuera, lo que sucede es que en la cuestión venezolana ha llegado hasta la caricatura. En nuestros países son los medios los que marcan la agenda de actualidad, los discursos predominantes, los enfoques oportunos, los líderes políticos adecuados, los líderes de opinión seleccionados y las movilizaciones populares convocadas y, posteriormente, informadas. Sobra el ciudadano, el político y el intelectual. O mejor dicho, no sobran, ellos los elegirán. Es lo que según afirma el columnista Pablo Antillano se llamaría "mediocracia". Vale la pena reproducir algunos fragmentos de los "profundos cambios hacia la mediocracia que se van produciendo en la sociedad que conocemos", según Antillano:
"- En la democracia, la justicia la imparten los jueces y los tribunales; en la mediocracia, son los medios los que absuelven y condenan.
- En la democracia, la verdad surge de los hechos y el análisis; en la mediocracia, la verdad la tiene el que muestre más vídeos.
- En la justicia de la democracia, el acusado tiene derecho a un defensor y es inocente hasta que se pruebe lo contrario; en la mediocracia, la imagen es acusadora, prueba y verdugo, y la condena es irreparable e inapelable.
- En la democracia, los líderes son construidos a punta de obras y valores, en la mediocracia son construidos por asesores de imagen.
- En la democracia, los líderes van a las comunidades; en la mediocracia, van a los programas de opinión.
- En la democracia, los medios dicen lo que los ciudadanos piensan; en la mediocracia, los ciudadanos dicen lo que los medios piensan.
- Para la democracia, los individuos son ciudadanos; para la mediocracia, son audiencias.
- En la democracia se valoran los contenidos, en la mediocracia, los titulares.
- En la democracia la información es una cosa, la opinión es otra y la propaganda es otra; en la mediocracia no hay fronteras.
- Para la democracia una masacre es un hecho luctuoso; para la mediocracia, es un espectáculo interactivo, una telenovela por entregas.
- En la democracia, los periodistas van tras los personajes; en la mediocracia, los personajes persiguen a los periodistas.
- En la democracia, un golpe toma Miraflores (palacio presidencial venezolano); en la mediocracia toma una señal de televisión.
(Pablo Antillano: "La mediocracia")
El autor de estas reflexiones dejó de tener cobertura por los medios de comunicación a principios del 2003, varios meses después de escribir esto.
Pero además este es un libro inacabado porque, como se ha podido observar con las elecciones legislativas de este mes de diciembre, la campaña contra Venezuela sigue. Y los periodistas alternativos también continuaremos con nuestra honda lanzado acusaciones y desvelando mentiras, y Manuel López, tomando notas claro está, para hacer un libro serio.
Y aún así, Manolo ha sido muy buena persona, porque hay una prueba que deja a los medios más en evidencia, que es la noticia comparada. Algo que no le ha sido necesario utilizar a Manuel López en este libro porque las mentiras se ven solas. Por ejemplo ahora se puede contrastar lo que se dice de las elecciones egipcias con partidos políticos prohibidos, mil detenidos, una decena de muertos por la policía y lo que se decía de las venezolanas. O como se laminan y derrocan gobiernos en Serbia, Georgia, Ucrania y Kirguizistán mediante “revoluciones coloristas” teledirigidas desde Washington.
Y mientras se satanizan gobiernos como el sirio, el iraní, el venezolano o el cubano, se aplauden el paquistaní, el jordano o el marroquí.
Fijaos como en el Líbano matan a un periodista, sale durante tres días el asunto en televisión, entierro incluido, se le echa la culpa al gobierno del país del al lado (Siria) y se pide una investigación de la ONU. En Colombia los periodistas mueren por decenas, nunca hemos visto el entierro de uno de ellos en televisión, no se hace ninguna referencia a la relación del gobierno colombiano con los paramilitares que los asesinan y, por supuesto, nadie nombra ninguna investigación de la ONU. El colaborador de Rebelión Koldo, recurre con frecuencia a una ficción muy elocuente que suele titular “Si hubiera sucedido en Cuba”. Imagínense si en Cuba murieran decenas de presos en un motín como sucede todos los meses en el resto de países de Latinoamérica, si hubiese una manifestación reprimida por la policía como en cualquier lugar del planeta, si allí los policías fueron con esa apariencia de ninjas que tienen los del resto del mundo. O si La Habana amaneciese con una docena de pintadas contra Castro como aparecen todos los días en todas las grandes capitales del mundo contra sus gobiernos.
Miren el escándalo de las declaraciones del presidente de Irán, que lo que ha dicho es que si tanto remordimiento tiene Europa por el trato que le dio a los judíos en el holocausto, pues que hubieran creado una nación judía en Europa y no en el corazón del mundo árabe.
Y voy de nuevo a Venezuela y a Cuba. Lo tengo que relacionar con Cuba porque los que vilipendian y llaman dictador y déspota a Chávez, son los que acusan a Cuba de no celebrar elecciones y no tener pluralidad de partidos, ni medios de comunicación privados. Todo eso lo tiene Venezuela y le caen las mismas tortas, luego no es eso lo que les molesta. Les moleta que esas empresas dueñas de medios de comunicación vía accionariado o vía anunciantes, no puedan hacer allí los negocios que hicieron en Argentina, en Chile, en México y en todos los países donde gobiernan los amigos del neoliberalismo. Esto también lo cuenta en su brillante y amplia introducción Manuel López Calvo. Porque este libro no es una crítica de los medios de comunicación solamente, es una disección de cómo funciona la economía mundial y cómo hace funcionar a los medios.
Pero yo soy de los que piensan que una vez que analicemos la sinvergüencería que hay en estos medios de comunicación, la denunciemos y la desnudemos, tenemos que lograr no salir deprimidos. Y creo que también el caso venezolano nos es de gran ayuda. La gran pregunta es, ¿cómo les ha ido en estos años a los medios en su operación contra Venezuela?
Nuestro libro analiza los tres momentos históricos que hemos señalado anteriormente: golpe de Estado, paro petrolero y referéndum revocatorio.
Sin duda el gobierno de Hugo Chávez no sólo ha vencido en cada una de esas embestidas sino que ha salido más reforzado dentro de su propio país. Pero es que yo diría que fuera, y a pesar de las campañas que tan detalladamente se diseccionan en el libro de López Calvo, el proyecto bolivariano se ha crecido en cada uno de estos combates. Por ejemplo, en las fechas del golpe, el conocimiento de la política gubernamental venezolana era mínimo entre la izquierda internacional. Yo recuerdo que publiqué en diciembre del año 2001 algo en Mundo Obrero y mis compañeros me ponían cara de decirme de dónde sacaba yo que ese militar golpista de Venezuela era de los nuestros. Incluso no hubo una reacción rápida al golpe entre la izquierda española, el comunicado de IU, por ejemplo, fue muy tibio. Sin embargo, al desvelarse aquella trama, ver quien lo apoyó y descubrirse la movilización en defensa de Chávez, la izquierda mundial empezó a entender algo de lo que estaba sucediendo. La prueba más palpable es que un año después se conmemoraba la victoria sobre el golpe en lo que se llamó I Encuentro de Solidaridad con la Revolución Bolivariana y allí estaban Jaime Caycedo (secretario general del Partido Comunista Colombiano), Gladys Marín (secretaria general del Partido Comunista de Chile), Evo Morales (líder del MAS boliviano), Ricardo Alarcón (presidente del Parlamento cubano), Cahutemoc Cárdenas (PRD mexicano), Shafick Handal (secretario general del Partido Comunista de El Salvador), Daniel Ortega (secretario general del Frente Sandinista) y muchos más. IU tenía representantes y desde Francia vino el disidente del partido socialista Jean-Pierre Chevènement. Entre los intelectuales, James Petras, Heinz Dieterich, Marta Harnecker y muchos más. Ese nivel de adhesión manifiesta no hubiera existido sin el golpe.
Y algo parecido sucedió con las otras dos embestidas. Por ejemplo, el referéndum revocatorio, avalado por los observadores internacionales, zanjó una discusión eterna que, como bien señala Manuel López, no cesaba de plantear en los medios que todas las encuestas revelaban que Chávez no contaba con suficiente apoyo y debía dimitir. Incluso fue el propio presidente el que se dio cuenta que era mejor que los opositores ganasen la recogida de firmas y que hubiese referéndum que no hacerlo. Eso de adscribirse los medios en sus afirmaciones la opinión mayoritaria de la sociedad es muy habitual. Yo recuerdo las risas de algunos en la redacción de ABC, cuando veamos esos grandes titulares que decían “Un clamor ciudadano pide que se aumenten las penas de prisión para... “, “Un clamor pide en la calle la dimisión de...”. En la calle no había ningún clamor, ni la gente iba clamando nada por las ciudades, ni había ninguna encuesta para eso, simplemente el director de turno había pensado que debían aumentar las penas para un determinado delito o dimitir algún cargo político.
Pero no solamente fracasan en Venezuela los tres intentos de desalojar a Chávez. En España fracasan las campañas de satanización en la medida en que cada vez va avanzando entre la población española la verdad sobre Venezuela. Lo cual quiere decir algo mucho más importante si cabe, que los medios se van deslegitimando en cada una de esas fracasadas cruzadas. He dicho en varias ocasiones, con motivo de reflexiones sobre los medios de comunicación y el papel de los medios alternativos, que si bien estos últimos no tienen suficiente calidad, constancia y rigor, hay algo en lo que se ha avanzado a un nivel sin precedentes históricos. Y es en dejar en evidencia la mentira de los grandes medios. Esa es una batalla ganada excepcional. Venezuela no es consciente de lo que ha ayudado en todo eso, y proyectos como este libro dejan a los grandes medios tambaleándose.
Pero hay que ir a más. Porque más grave que el extraordinario poder de los medios, es la impunidad absoluta en la que se escudan argumentando la sacrosanta libertad de expresión. Una libertad y un derecho a la información que, como decía el académico que he citado al principio, ellos están prostituyendo constantemente. Para enfrentar esa situación hay que reivindicar el papel de los medios públicos, los cuáles es más fácil someter a sistemas de control democrático, y ojo que he dicho someter. Someter a la voluntad de la ciudadanía. Y no permitir llamar a los privados independientes y a los públicos gubernamentales. Los medios siempre serán dependientes, o de los ciudadanos y de quienes los mantengan económicamente.
Por eso, hay que empezar a apostar por mecanismos de control ciudadano sobre los medios. Ese planteamiento de muchos periodistas que tras nuestra dictadura decían que la mejor ley de prensa es la que no existe, yo no lo comparto. Si algo podemos controlar todavía los ciudadanos en una democracia es la elaboración de las leyes y su acatamiento a ellas de todos los sectores. Los medios privados venezolanos están indignados porque en la Constitución del país se establece el derecho ciudadano “a la información oportuna, veraz e imparcial sin censura”. Organizaciones internacionales al servicio del gran poder como Reporteros sin Fronteras o la Sociedad Interamericana de Prensa están molestos con la presencia de ese derecho. Si hasta Reporteros sin Fronteras expone en sus informes que está preocupado por la libertad de expresión de los medios de comunicación en Venezuela y por la agresividad verbal del presidente Chávez. O sea que la única libertad de expresión que les molesta a ellos y sobre la que hay que intervenir es la del presidente. El Estatuto del Periodista aprobado en España a iniciativa de Izquierda Unida tiene preocupados a los dueños de muchos medios. Afirman que están en contra de ese Estatuto “porque en una sociedad democrática los periodistas deben quedar fuera de la regulación política”. En democracia regulación política es la legislación. Lo que proponen es que los periodistas estén fuera del imperio de la ley, sólo bajo el imperio de sus empresas claro. Porque, por supuesto, también está en contra de la existencia de un consejo de información en el que estén representados los sindicatos y los trabajadores. En cambio no se escandalizan porque exista un sistema de licencias y autorizaciones para poder poner en funcionamiento una emisora de radio o televisión. Pero es que la tendencia será a concentrar poder absoluto en los medios de comunicación. Un poder que sólo obedecerá a un sector social y a un modelo económico y que, además, en nombre de la libertad de expresión será impune. Están creando un monstruo, y además para su exclusivo servicio. Al que le ordenarán que nos amanse cuando les interese con telenovelas o programas del corazón o que no soliviante cuando haya un movimiento de rebeldía que ponga en peligro el sistema. Por eso dicen que les preocupa tanto la libertad de expresión en países donde la gente no come, no tiene educación, no tiene sanidad y vive en la indigencia. El colmo fueron unas declaraciones del entonces ministro de Relaciones Exteriores Josep Piqué tras el retorno al poder de Chávez una vez fracasado el golpe de abril del año 2002. La reacción del ministro Piqué es la de pedir que se "garantice la libertad de prensa". Después de un golpe en el que se viola y destituye la Presidencia del país, la Constitución democrática, la Asamblea Legislativa, los 20 jueces del Tribunal Supremo, el fiscal general, el Defensor del Pueblo, el Consejo Nacional Electoral sin crítica alguna por el gobierno español, al ministro lo que le preocupa cuando se recupera el orden constitucional es... "el respeto a la libertad de prensa".
La libertad de expresión y el derecho a la información es algo suficientemente importante como para no dejarlo en manos de los dueños de los medios de comunicación. Fíjense que no he dicho en manos de los periodistas, ellos sólo son operarios al servicio de quienes mantienen económicamente un medio. Y mientras llega eso, la ciudadanía debe por principio desconfiar de los medios. La primera pregunta es de qué vive ese medio, quienes son sus accionistas, en qué otros sectores tienen inversiones, quiénes se anuncian y, por tanto, mantienen ese periódico o esa televisión. Y por supuesto recurrir a periodistas alternativos, académicos y profesores que, como Manuel, cumplan esa función de Observatorio de Medios que vigile los contenidos, los analice y los exponga a la sociedad para poder comprobar cómo han cumplido esa función a la que dicen dedicarse, la de informar.
“América Latina a través del espejo mediático español. El caso de Venezuela (2002-2004)”. Manuel López Calvo. Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (CEDMA).
Hay que construir un nuevo orden socialista mundial de la comunicación y la información
Hace menos de una semana, la editorial canadiense Thomson Corp. acordó adquirir Reuters por unos 17.200 millones de dólares, con lo cual están creando el mayor grupo de noticias y datos financieros del mundo. Con un 34 por ciento del mercado de información financiera, superará a Bloomberg LP, que tiene el 33 por ciento, según la publicación del sector Inside Market Data.
Tom Glocer, presidente ejecutivo de Reuters, quien liderará al grupo combinado, dijo que Thomson-Reuters tendrá ingresos por más de 11.000 millones de dólares, un 60 por ciento de su negocio de información financiera y de noticias, que se llamará Reuters, y un 40 por ciento de sus mercados legales, tributarios y científicos, que se llamará Thomson-Reuters Professional.
Este es apenas el más reciente episodio en el proceso de monopolización de los medios de comunicación e información, casi siempre invisible a los ojos del público. Si en vez de la gran variedad de colores y formatos que vemos en los puestos de periódicos y revistas, en las librerías o en canales de televisión por cable, así como películas y grabaciones musicales en decenas de lenguajes, pudiéramos ver en su lugar las firmas corporativas de sus dueños, el paisaje cambiaría radicalmente con los nombres de unas pocas empresas multinacionales (a veces unos apellidos) que ahora dominan este campo.
Para el año 2000, eran ocho las corporaciones transnacionales que regían los medios en el mundo, de apenas unas 50 que llegan a participar en el mercado global. Todas realizaron alguna fusión, siendo las principales las siguientes:
· 1989 Time Inc. / Warner Communications
· 1993 Viacom Inc. / Paramount Communications
· 1995 Walt Disney Co. / Capital Cities/ ABC
· 1996 Time Warner / Turner Broadcasting
· Viacom Inc. / Blockbuster Entertainment
· 1998 MCI / World Com Sprint
· 1998 SBC / Communications Ameritech Corp.
· 1999 ATT / Media One Group
· 1999 ATT / TCI Tele-Communications Inc.
· 1999 Viacom Inc. / CBS Corp.
· 2000 AOL / Time Warner
· 2000 Vivendi S.A. / Seagram S.A.
También se debe resaltar, que no se trata de galaxias solitarias en el espacio de la comunicación sino de todo un cártel. Cada una de estas ocho megacorporaciones tiene acciones o acuerdos con por lo menos seis de las otras. Es decir, no son realmente competencia: gane quien gane, todos ganan.
En la lista de las 50 grandes transnacionales de la comunicación y la información, de dudoso honor para sus integrantes, aparecen cuatro grupos latinoamericanos: · Clarín - Argentina; · Cisneros – Venezuela; · Globo – Brasil; y · Televisa – México
Veamos un solo caso, como ejemplo del control oligopólico que ejercen estas empresas: Luego de su fusión, Time Warner y AOL controlan 28 Editoriales de libros, 38 Canales de Televisión (entre estos HBO, Cinemax, CNN, Cartoon Network y TNT), 15 empresas de Producción y distribución de televisión, 79 Revistas, además de diversos sitios de Internet (como AOL, Cumpuserve y Netscape), 170 tiendas de productos Warner en 30 países, parques recreativos, 2 productoras cinematográficas, y servicios telefónicos y de seguridad residencial y comercial por monitoreo.
Esquemas similares se imponen en cada uno de los países latinoamericanos, donde unos pocos grupos dominan totalmente el ámbito comunicacional.
¿De qué democracia, de qué diversidad en el pensamiento se puede hablar ante semejante panorama? Lo que impera hoy en el mundo es una feroz dictadura mediática, la principal y más contundente herramienta en la guerra imperialista por el control y el dominio de nuestras mentes, nuestros deseos y nuestros valores. Dijo el gran luchador sudafricano Steve Biko, que "El arma más potente en manos del opresor es la mente del oprimido".
Es por ello que todas estas corporaciones mundiales ambicionan controlar cada paso del proceso informativo, desde la creación del "producto" hasta los distintos medios a través de los cuales la tecnología hace llegar los mensajes al auditorio. "El producto", son las noticias, la información, las ideas, el entretenimiento y la cultura popular; el auditorio es el mundo entero.
Podemos decir, entonces, que la realidad puesta en evidencia en 1980 por el Informe McBride, que desmontó la falacia de la libertad de expresión y la mostró como una institución de control de la dictadura mediática de las corporaciones, es ahora mucho más grave y de mayor alcance: números en mano, podemos constatar que, hoy, el 85% de los contenidos a los que tiene acceso la población del planeta está en manos del complejo financiero de EEUU. Y la mayoría de productos nacionales repiten las mismas fórmulas, amplifican los valores capitalistas y consumistas y repiten sus posiciones ideológicas.
Veamos algunos otros datos contundentes:
· Los 8 estudios cinematográficos más grandes de Hollywood se reparten el 85% del mercado mundial de cine (ocupan 98% de la oferta en América Latina).
· 4 corporaciones estadounidenses se reparten el 85% del mercado mundial de la edición de discos.
· De los 10 escritores más traducidos en el mundo, 9 son de habla inglesa.
· A su vez, EEUU tiene un sofisticado sistema de protección en materia cultural: apenas importa en este sector un 2% de su consumo total.
Ya el Informe McBride señalaba que "la industria de la comunicación está dominada por un número relativamente pequeño de empresas que engloban todos los aspectos de la producción y la distribución, están situadas en los principales países desarrollados y sus actividades son transnacionales". Nada ha cambiado desde entonces.
Es plenamente vigente la denuncia realizada en Argel, en 1973, por el Movimiento de Países No Alineados, cuando subrayaba que "La acción del imperialismo no se ha limitado a los dominios político y económico, sino que comprende igualmente los dominios cultural y social, imponiendo así una dominación ideológica extraña a los pueblos en vías de desarrollo".
Para transformar esta situación, McBride proponía un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación, que acabara con las asimetrías en el flujo informativo entre el primer y el tercer mundo y a lo interno de las naciones, y que garantizara la igualdad en el acceso y difusión de la información y el compromiso de los países más poderosos para revertir esta situación de inequidad en la comunicación. Este Nuevo Orden, basado en la igualdad de condiciones, debía contribuir al desarrollo de las naciones y pueblos.
Aunque concordamos con el objetivo, nos parece inviable el método de cambios jurídicos que propone el Informe McBride para tal fin: los monopolios comunicacionales son producto, en primer lugar, de la propia dinámica capitalista, que inevitablemente conduce a la concentración del capital en pocas manos, como ya lo explicaran Marx, Lenin y, sobre todo, Rosa de Luxemburgo. En segundo lugar, porque esos monopolios comunicacionales son herramientas indispensables para la dominación imperialista y, evidentemente, el imperio no renunciará a ellas pacíficamente.
Como dijera Emir Sader: "El orden capitalista requiere el silencio de los discursos alternativos, requiere que todos los que se manifiesten, lo hagan dentro del universo de sus discursos, en sus términos y sus alternativas, es decir, dentro del sistema de poder que dirigen." Además, estas grandes corporaciones mediáticas no son independientes: operan políticamente al servicio de los intereses de los grandes grupos económicos que los controlan. No hay libertad de expresión de la sociedad, sino libertad de manipulación para los propietarios de los medios, que actúan en razón de los intereses de las corporaciones que los dirigen.
Por eso, es insuficiente analizar el monopolio de medios sólo desde la perspectiva de la concentración mediática y de su impacto sobre el acceso a la información. Cuando se lucha contra la concentración de medios no se adversa sólo al conglomerado de canales, radiodifusoras y prensa, se adversa la corporación industrial y financiera que soporta y defiende el monopolio y el conjunto de intereses. Se adversa a las grandes potencias.
Los monopolios de la comunicación son estrategias complementarias orientadas a garantizar el control de los mercados, pero también de las sociedades, los procesos sociales, políticos, económicos, los gobiernos, las mentalidades. Con mucha claridad, señaló Alfredo Jalife-Rahme que "Una televisora es un proyecto político de la más alta jerarquía, en el que se juegan los destinos de las naciones."
Los medios hegemónicos desinforman y desactivan la capacidad de interpretación crítica de la realidad. Descomponen culturas e identidades, porque promueven valores ajenos a las culturas propias, reproducen valores y modelos de los países hegemónicos, buscan convertir al espectador en mero consumidor. Desarticulan, separando los intereses de los trabajadores, de los pueblos y de los movimientos sociales. Es por ello que consideramos esencial entender que estamos inmersos en una Guerra, una guerra de liberación ante el proyecto hegemónico imperialista, en la cual la comunicación es uno de los principales campos de batalla.
En el estadio actual de la globalización la estrategia comercial es la guerra, las tropas imperiales son la plantilla laboral de la empresa, la dirección es el gobierno imperial tomado por las corporaciones. El objetivo es movilizar al aparato bélico, cuya meta es la dominación del territorio y sus habitantes, el control de los recursos.
Para ello, hay que garantizar el control de la información. Cuando el imperialismo toma la decisión de aniquilar la soberanía de los pueblos, también aniquila sus medios de comunicación, o los medios independientes. Durante la Guerra contra Yugoslavia, bombardearon TV de Serbia; en Irak, asesinaron a periodistas y expulsaron a través del gobierno de ocupación a Al Jazeera; en Líbano, bombardearon la sede de TV Al Manar.
Como han venido denunciando desde hace más de 20 años diversos estudiosos, como Noam Chomsky y Howard Zinn, la estrategia estadounidense de agresión a los países que no cumplen sus designios, se construye necesariamente a partir del control de la opinión de los ciudadanos de ese país. Para Estados Unidos, la primera acción de cualquier guerra se inicia en sus laboratorios de control de la opinión. Eso ya lo sabían desde el siglo XIX, cuando invadieron Cuba, y, hasta Vietnam, nunca fueron derrotados en su control de las mentes de los propios ciudadanos estadounidenses. EEUU siempre prepara sus invasiones con una fiera campaña de propaganda, enfocada en alguna idea-fuerza que, tras una larga reiteración, produzca las condiciones necesarias para controlar las mentes y voluntades de sus ciudadanos.
Esta estrategia fue utilizada en varias ocasiones para justificar la intervención norteamericana: Invasión a Cuba en el siglo XIX, bajo la justificación de la barbarie española contra mujeres indefensas que llegaban a Nueva York denunciando tal barbarie, aunque para declarar la guerra tuvieron que provocar o aprovechar la voladura y hundimiento del Maine responsabilizando a los españoles. Durante la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos movilizó sus recursos propagandísticos para poder justificar ante su pueblo su participación en la guerra, así que, de pronto, empezaron a llegar cables con fotografías de niños belgas maltratados por los "malvados" alemanes". En Vietnam fingieron el ataque a uno de sus barcos. A la Democracia Popular en Chile del compañero-presidente Allende la sometieron a una brutal y abierta campaña de destrucción informativa y guerra sucia que abonó el "estado de ánimo" de la opinión pública chilena y mundial para el golpe fascista de Pinochet, y en dicha estrategia se explotaron hábilmente los sentimientos conservadores de un sector de la clase media y de los empresarios chilenos. A la Nicaragua sandinista la sometieron a un asedio constante, mientras la propaganda señalaba que este país era un peligro para la Seguridad Nacional de EEUU. En Granada, la propaganda se enfocó en un aeropuerto civil necesario para incrementar las demandas del turismo, como efectivamente hoy lo hace; esa obra, que construían trabajadores cubanos y era financiada por varios países europeos, algunos de ellos aliados de EEUU, fue la excusa perfecta para atacar a esa pequeña isla, que según la propaganda imperialista, atentaba contra la Seguridad Nacional de EEUU.
Es la misma estrategia que han aplicado contra Venezuela, junto a sus lacayos locales, hasta el punto de tratar de justificar el golpe de abril 2002, el sabotaje petrolero 2002-03, las guarimbas y todo tipo de agresión al gobierno revolucionario. Ahora mismo, a raíz de la soberana decisión del Estado venezolano de no renovar la concesión a una televisora que sólo ha servido a los intereses del más inhumano capitalismo, a los intereses de las transnacionales y sus socios locales de la oligarquía criolla, Venezuela se enfrenta a una feroz campaña satanizadora en los medios de comunicación masiva nacionales e internacionales.
¿Qué hacer frente a esto? Retomando una idea expresada anteriormente, confrontemos esta problemática en términos de una guerra de liberación, en la cual debemos colocar todos nuestros esfuerzos y capacidades.
En palabras de Michell Collon, "Es necesario organizar un frente antiimperialista, para defender la soberanía de los pueblos y organizar una red internacional de contrainformación para desbaratar las mentiras que monta el imperio". Más aún, suscribimos el llamado de Fernando Buen Abad de generar un Nuevo Orden Socialista Mundial de la Información y de la Comunicación, acorde con los retos políticos, económicos e ideológicos que se han venido trazando –en primera instancia- los pueblos de buena parte de América Latina y El Caribe.
Dicho frente supone dos aspectos complementarios, sin los cuales no podemos avanzar: por un lado, los instrumentos, los medios y la plataforma tecnológica propia que nos otorgue real independencia (redes de transmisores, satélites, etc.), porque el dispositivo de dominación del capitalismo se garantiza también por el monopolio de la tecnología y el saber. Por otro lado, nuevos códigos, nuevos lenguajes que nos permitan romper con los paradigmas mediáticos construidos de acuerdo a los intereses de la fragmentación y la desinformación, es decir, formas que ocultan y desdibujan la realidad, descontextualizándola. Bajo esta orientación conceptual, en Venezuela se han venido desarrollando distintas iniciativas, desde las más pequeñas a aquellas de dimensión global. Así, en el Gobierno Revolucionario se ha impulsado la Comunicación Alternativa y Comunitaria, como una respuesta de nuestro pueblo al férreo monopolio y control de la información que ejercían (y en parte siguen ejerciendo) los grandes medios de comunicación privados.
Contamos hoy con 193 medios de comunicación comunitarios, habilitados por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), ente competente en materia de habilitaciones y administración del espectro radioeléctrico, y de cuyos informes se desprenden los siguientes datos de interés:
· 167 Habilitaciones corresponden a radios comunitarias;
· 26 Habilitaciones corresponden a televisoras comunitarias;
· El área de cobertura de los 193 medios comunitarios habilitados, es de 241 parroquias, ubicadas en 116 de los 335 municipios que tiene el país;
· La población con acceso a estos medios es de 11.962.227 habitantes, lo que representa un 46,08% con respecto al total nacional y,
· Los medios habilitados cubren una superficie potencial de 175.889 Km2, lo que representa el 19,19% de la superficie nacional.
Igual dinamismo y crecimiento se presenta en el sector de los medios impresos y digitales. Cientos de periódicos, boletines, tabloides, páginas Web, blog y listas de correos, surgen y desaparecen en el contexto nacional, regional y local. Son múltiples los perfiles de estos medios: periódicos dedicados al tema de la mujer, indígena, político, cultural, obrero, campesino. Actualmente, se editan sistemáticamente 164 medios impresos y están activos 117 medios digitales.
Estudiosos e investigadores, han calificado esta proliferación de medios populares en Venezuela de fenómeno inédito. Tal como lo explica el profesor Earle Herrera, "Los medios alternativos y comunitarios han brotado como flores silvestres por todo el país".
Desde el Estado, se ha modernizado la plataforma tecnológica del principal canal (VTV), que en los gobiernos anteriores se llevó a una total destrucción con miras a su privatización. Se creó hace ya tres años una televisora cultural-participativa de nuevo tipo, VIVE, y actualmente se está trabajando en el lanzamiento de un nuevo canal bajo el concepto de servicio público, TVES. Esfuerzos similares se aplicaron en materia radial, con RNV, que muy ponto lanzará un nuevo proyecto continental, RadioSUR.
En paralelo, junto a otros países de Nuestra América, especialmente Cuba, se impulsó en 2005 la creación de teleSUR, iniciativa de alcance mundial de la cual forman parte, por ahora, además de Venezuela y Cuba, Argentina, Bolivia y –la recientemente incorporada- Nicaragua, con la finalidad de reivindicar el protagonismo de los pueblos del Sur en el panorama informativo dominado por el Norte.
Luego de año y medio de operaciones, teleSUR, con doce corresponsalías en el continente, con la puesta en marcha de la señal para Europa prevista para los próximos meses, ya comenzó a romper el monopolio informativo del norte, construido durante décadas. Hoy teleSUR es, precisamente, la demostración de la factibilidad de un medio alternativo al mensaje hegemónico del Norte. Un medio masivo y no marginal.
En los próximos días, impulsada por el recién creado Ministerio del Poder Popular para las Telecomunicaciones y la Informática, estará en el aire la señal de ALBA TV, un canal alternativo de alcance latinoamericano. Se trata de una red internacional de televisoras comunitarias y movimientos sociales, indispensable para el éxito de la integración latinoamericana. En una primera etapa saldrán al aire a través de la señal de VIVE TV, y para septiembre ya esta televisora comunitaria latinoamericana podrá bajarse directamente del satélite. Pero esto no es suficiente, ni nacional ni internacionalmente. A lo interno, sigamos profundizando en la democratización del espectro radioeléctrico, en la transferencia del poder comunicacional a las comunidades y en la generación de medios del Estado con nuevos códigos y nuevos lenguajes.
Bajo la certeza de que la gran mayoría de los medios privados –tal como lo han demostrado reiteradamente- seguirán saboteando la gestión revolucionaria, para servir a la oligarquía y los intereses imperiales, avancemos entonces a su nacionalización progresiva –cuando se venzan sus concesiones o antes, si la situación lo amerita- y entrega de los mismos a los consejos comunales, consejos obreros, comités de usuarios y productores independientes.
No nos llamemos a engaño: enfrentamos medios que, como incluso lo ha reconocido un ente nada progresista como el Consejo de Asuntos Hemisféricos, "son un cerrado monopolio en el que los dueños conservadores… deciden qué puede ser discutido y qué será ignorado en las autoritarias estaciones de televisión y radio... Para decirlo simplemente, se trate de lo que se trate, todo lo que hace Chávez está siempre mal".
Ya lo dijo el comandante Fidel Castro en su entrevista a Ramonet: "Si usted llama libertad de prensa al derecho de la contrarrevolución y de los enemigos de Cuba a hablar y a escribir libremente contra el socialismo y contra la Revolución, calumniar, mentir y crear reflejos condicionados, yo le diría que no estamos a favor de esa "libertad". (…) En esos medios "libres", ¿quién habla? ¿De qué se habla? ¿Quién escribe? Se habla lo que quieren los dueños de los periódicos o de las emisoras de televisión. Y escribe quien ellos deciden. Usted lo sabe bien. Se habla de "libertad de expresión", pero en realidad lo que se defiende fundamentalmente es el derecho de propiedad privada de los medios de divulgación masiva".
Esto no debemos perderlo de vista precisamente ahora, cuando nuestro pueblo optó claramente por el camino del socialismo, tal como se vio expresado en el resultado electoral del pasado 3D. Si hasta ahora los intentos de desestabilización han sido de la magnitud que todos conocemos, no esperemos menos en el futuro: ni el imperio ni el capitalismo se suicidan ni suben tranquilamente al cadalso.
En materia internacional, además de seguir avanzando con lo ya existente, debemos construir nuevos mecanismos, nuevos instrumentos, tales como una o varias agencias de noticias del Sur, enlazadas, a su vez, con las iniciativas contrahegemónicas existentes, como Al Jazeera y Prensa Latina. Tenemos que construir y poner en funcionamiento satélites propios (Venezuela lanzará el satélite Simón Bolívar en 2008, pero es insuficiente), generar plataformas tecnológicas de Internet que nos den real autonomía.
En concreto, tal como lo ha sugerido Buen Abad, hacemos un llamado a que de este evento nazca una Corriente Internacional de la Comunicación hacia el Socialismo, que convoque a los cientos de miles de comunicadores de nuestro continente y el mundo, para generar una verdadera y gigantesca articulación entre los distintos espacios y expresiones comunicacionales anti-imperialistas. Las condiciones están maduras, debemos actuar antes que se pudran. Lo único que nos falta es atrevernos.
Yuri Pimentel
Venezuela: mediocracia y libertad de expresión
Luis Hernández Navarro
La Jornada
A confesión de parte, relevo de pruebas. El 11 de abril de 2002, unos cuantos días después del fallido golpe de Estado contra Hugo Chávez, el vicealmirante Víctor Ramírez Pérez, uno de los organizadores de la conspiración, declaró a la cadena Venevisión: "nosotros contábamos con un arma mortal: los medios". No mintió. Los medios de comunicación desempeñaron un papel fundamental en la aventura golpista. Y lo siguieron teniendo después, al alentar el paro petrolero de 2002-2003 y el referendo revocatorio para tratar de destituir al presidente electo en 2004.
Ante una oposición partidaria pulverizada, enfrentada entre sí y con pésima reputación, los medios de comunicación, principalmente los electrónicos, han asumido el papel de organización ideológica dirigente de la coalición antichavista, esto es, de suprapartido político. Los dueños de los consorcios informativos y de entretenimiento, sus creativos y publicistas elaboran plataformas políticas y campañas, construyen el discurso para enfrentar al presidente, movilizan a la población en su contra y escogen a los líderes opositores.
Son ellos quienes deciden cuáles personajes aparecen ante la opinión pública como los representantes opositores. Basta con que sus noticieros y mesas de análisis político los presenten como tales, bloqueando el acceso a la televisión y la radio de quienes resultan inconvenientes, aun si pertenecen a sus mismas filas.
Las grandes cadenas de televisión y sus audiencias han sustituido así la clásica relación entre partidos, afiliados y votantes, creando un nuevo modelo de representación política, no sólo al margen de las instituciones, sino en su contra. Se han convertido en una verdadera mediocracia, que rebasa, con mucho, el papel tradicionalmente asignado al cuarto poder.
Parte de su estrategia consiste en fabricar con falsas apariencias una Venezuela mediática existente en las pantallas de televisión y en los programas de radio, sin conexión con la Venezuela real. Inventan un país virtual al gusto de los miedos y fantasías de su auditorio, cubriendo mentiras con el ropaje del discurso de la verdad.
Cualquiera que haya visto la televisión opositora en tierra venezolana puede constatar la enorme distancia que hay entre la realidad que se vive todos los días en las calles y los contenidos que esos medios divulgan. No es exageración. Durante mi último viaje a ese país vi en uno de esos programas a una mujer indignada, diciendo que su nación era una dictadura, que allí no había democracia ni libertad de expresión. La entrevistada acusó a Hugo Chávez de ser un agente del castro-comunismo, peor que Adolfo Hitler, un gorila al que había que sacar de cualquier manera del Palacio de Miraflores para liberar a la patria. Por supuesto, ni esa persona ni el canal de televisión sufrieron ninguna represalia por lo que ella dijo.
Este enfrentamiento entre la mediocracia y la revolución bolivariana no siempre existió. El triunfo electoral de Hugo Chávez en 1998 estuvo estrechamente ligado a la profunda descomposición y descrédito que vivían tanto la clase política como las instituciones gubernamentales. En el proceso de demolición de las mediaciones políticas tradicionales y de crítica a las administraciones ineficientes desempeñó un papel nada despreciable Marcel Granier, director general de RCTV (Radio Caracas Televisión).
Cuando en 1995, después de salir de la cárcel, Hugo Chávez comenzó a hacer política abierta, la relación entre varios de los barones de los medios y el teniente coronel era cordial y amistosa. El director de El Nacional lo hospedó en su casa, al tiempo que prensa, radio y televisión no escatimaron abrirle espacios. Esta luna de miel terminó, sin embargo, a raíz del proceso de transformación impulsado por el mandatario. La abolición de poderes acordada por la Asamblea Constituyente, la instauración de la quinta república, la reforma agraria y la redistribución de la renta petrolera hacia la población más necesitada provocaron el rompimiento.
Con amargura y desesperación, la mediocracia descubrió que el mandatario no era un guiñol que pudiera manejar. Y comenzó a disparar contra él descargas de artillería, construyendo la caricatura de Hugo Chávez que se difunde por todo el mundo. En lugar de recular, el presidente dobló la apuesta. Dotado de una eficaz capacidad para comunicarse directamente con los sectores populares, denunció el papel faccioso que jugaban los medios. Simultáneamente emprendió reformas legales para democratizar el acceso a la información y fomentó la creación de medios de comunicación alternativos no marginales.
La confrontación subió de tono. Convencidos de que Venezuela es de ellos, los consorcios informativos tomaron como bandera para proteger sus intereses particulares la libertad de expresión y el derecho a la información. Su vocación oligárquica se envolvió con el ropaje de las reivindicaciones universales.
La última batalla de esta guerra -que no la final- ha sido la decisión gubernamental de no renovar la concesión a RCTV. Se trata de una medida soberana que nada tiene que ver con la libertad de expresión. La televisora puede seguir transmitiendo a través de cable y satélite. Sus integrantes pueden seguir diciendo lo que quieran, dentro del marco legal existente. El consorcio claramente ha incumplido con las normas básicas del interés público. El espectro radioeléctrico es un bien gestionado por el Estado. Es competencia del gobierno renovar o no la concesión que regula su uso. La concesión llegó a su término. RCTV se quedó sin ella. Punto.
No hay que hacerse bolas. Confundir los intereses particulares de la mediocracia con la libertad de expresión y el derecho a la información es una trampa. La información es un bien público, no una mercancía. Los dueños de las televisoras y las radiodifusoras no son la libertad de expresión; son, tan sólo, propietarios de los medios.
Rafael Bautista S.
Rebelión
Un cambio de época no sucede por inercia; sucede, más bien, a pesar de ella. Porque la resistencia no viene del cambio: viene de la tozuda conservación de lo establecido. En 180 años de res-pública lo establecido ha sido la usurpación privada de la cosa pública, en 23 años de democracia la exclusión paulatina y sistemática del sujeto gracias al cual se define: el pueblo. El afán agazapado en los desvelos de quienes defienden lo establecido siempre ha sido el mismo: la mendicidad genera beneficios formidables en quienes la administran. Por eso nunca tuvieron proyecto de país y todo consistió en cómo someterse a las necesidades de afuera. Por eso ahora se resisten a todo cambio y procuran, con indumentaria "democrática" , ocultar su mísera idiosincrasia colonial y dependiente. No en vano se aglutinan en esas agencias de reciclaje (PODEMOS y UN) quienes son los epígonos del entreguismo colonial. Por eso legalizaron previsoramente el mejor modo de enfrentar un posible gobierno popular desde presuntos logros "democráticos" (elección de prefectos, referéndum autonómico, etc.), para así inviabilizar cualquier posible cambio de estructuras en nuestro país. Bajo estas nuevas "reglas de juego", cualquier gobierno con pretensión popular iba a tener que enfrentar la fragmentación del poder y la ausencia de hegemonía política: aquello de lo cual gozaron los gobiernos neoliberales (que posibilitaron su proyecto pensado afuera) no podían tolerarlo en un gobierno popular. El Goni podía manipular a los "medios", podía gobernar por decreto, Dabdoub podía ser ministro del Jaime, la CAINCO podía invitar al Tuto a su feria, el Samuel podía ser ministro y luego rey del cemento, los cívicos podían callar mientras se rifaban nuestras riquezas, el Tuto podía ir a suplicar a los chilenos aceptar las ventajas del gas, podía otorgarles cedeim a las petroleras, y los "medios" podían obviar todas estas cosas, porque así estaba establecido todo, porque, como decía Mesa (alumno del Goni): "somos un país mendigo", o sea, entre miserables, ¿qué más se podía esperar? Esto: que ahora vengan a presumirnos de lo que carecen, o sea, que vengan a enseñarnos lo que es democracia.
Y esa "enseñanza" se la operativiza gracias a la mediocracia. Este concepto no estima sólo el poder económico que poseen los "medios". Indica más bien el poder de manipulación que hacen de la opinión pública. La producción dirigida de esta provoca no sólo certidumbres sino miedos y odios, prejuicios políticos. Enmascaradas en la "neutra objetividad" , lo que muestran como hechos son en realidad "interpretaciones" , mostradas como "la" realidad, es decir, "su" parecer se impone como "la" verdad. La deformación que sufre la opinión pública no es de ningún modo casual sino que viene patrocinada por este poder mediático; que no es sólo interés oligopólico, a este se añaden prejuicios y monomanías conservadoras que siempre se amparan en privilegios supuestamente sagrados, cuyos derechos no se discuten sino que se ejercen de modo absoluto. Hegel tenía razón: definir la libertad de prensa como un hacer lo que se quiere es correlativa al capricho libertino del díscolo.
Por eso la crítica se dirige a la mentalidad mediática, aquella que se pone como el ojo de dios: que ve sin ser visto, juzga sin ser juzgado. Su infalibilidad es su ausencia; aquella operación mágica que hace ver un dictamen interesado como "objetividad" periodística. Por eso es falaz su consigna: "nosotros informamos, usted opina". Porque esa información ya ha sido previamente recortada, compuesta, editada; se muestra la apariencia y se oculta el fondo, lo que en realidad interesa. Como no sólo se informa sino que se juzga, esta aparece como opinión autorizada y su función es reafirmar lo que se quiere mostrar. Se conforma así una corporación de opinadores, cuyo celo santifica los titulares y les da apariencia de cientificidad. De este modo se especifica el modelo de receptor pasivo y obediente que producen los "medios": su público es un mero espectador, pues el dictamen es tarea de especialistas y la legitimación de esa manipulación se hace por sumisión. De ese modo la opinión pública queda domesticada y obedece a los dictámenes de la imagen, cuyos titulares deciden siempre su sentido; el cual es siempre unívoco. Frente a la verdad queda la mentira y el espectáculo que monta para ocultarse a sí misma. Así inventan la democracia y la política a su antojo. Así bautizan sus nuevos escudos: autonomía, dos tercios, respeto a las minorías. Así producen enemigos en el imaginario social: los indios. Y así reinventan a la clase media, como la supuesta víctima de todo esto.
Rafael Bautista S. es autor de "OCTUBRE: EL LADO OSCURO DE LA LUNA" Editorial "Tercera Piel", La Paz, Bolivia rafaelcorso@ yahoo.com
Para Pensar más allá de los medios.
gobiernoenlinea.ve
Un maestro francés de la comunicación, Ignacio Ramonet*, ha explicado que en general la población antes experimentaba en la comunicación mediática 3 esferas autónomas: la de la Información –cuando son reseñados hechos-, la de la comunicación Publicitaria –cuando es inducido el consumo- y la de la cultura de Masas –cuando son inducidos hábitos de sentir, pensar y actuar-. Estas últimas esferas fueron sometidas al "mercado". Tales esferas, antes independientes, se están fusionando actualmente, ya que la esfera del campo Publicitario ha estado absorbiendo a las demás, de forma tal que los principios de la comunicación publicitaria han sido impuestos tanto en la Información como en la cultura de Masas: se comunica de la misma manera cuando se informa, se publicita o se hace cultura de masas. Al hacerlo, los Medios privilegian la rapidez, la simplificación y la "diversión".
*Vease: http://www.lahaine.org/internacional/medios/infantilizacion_informacion.htm)
Así, lo que "circule" en la comunicación mediática -publicidad, información, texto- "debe ser" rápido y corto, con Títulos directos publicitarios; lo que al Cristianismo le llevó 5 Siglos, ahora le lleva a los Medios unos pocos días, pues el cambio tecnológico le imprimió "velocidad". La "comunicación" pasa a ser veloz y recargada, y a ser una "mercancía", por lo que obedece más a las leyes del "mercado" que a la de la Información, sometiéndose a una regulación de tipo mercantil más que informativa (por ello, los que dirigen las empresas de información no suelen ser periodistas, sino Empresarios cuya principal preocupación es el lucro).
En tal Esquema, Informar puede ser dominar, pues el sistema mediático puede muchas veces imponer una "verdad mediática" la cual opera de la siguiente forma: Cuando todos los medios de información "dicen que un hecho es verdad", tal afirmación se impone aunque sea FALSA. Esto significa que, cuando la prensa dice que algo es verdad, "eso es verdad", según la falsa premisa que sostiene: "Repetir es demostrar". En el pasado, "cuanta más información había, existía más libertad"; sin embargo, tal "ecuación" se ha modificado, pues ahora la Información es sobreabundante, y sin embargo, el pueblo no está convencido de que haya "más libertad" que en aquellos períodos en los que la Información no era tan abundante. También algunos creyeron la "idea" que los medios eran los que "protegían" al ciudadano contra el abuso de otros poderes, Ideología que encubre la realidad de que hoy los Medios constituyen precisamente uno de los Poderes de los que hay que protegerse –cosa ya advertida por la UNESCO (Informe Mac Bride, 1976-77)-.
Los Medios masivos buscan que la llamada "Opinión Pública" sea el reflejo de la opinión de los dueños de los medios. De la mayoría de los problemas difundidos por los Medios, éstos buscan que cada persona no tenga ninguna experiencia concreta, sino tan solo una experiencia de carácter "virtual" que sea repetición residual del mensaje "previamente recibido". Con ello tratan de moldear a dicha "opinión pública", construyéndola: son "fabricas" unilaterales de opinión, ya que son muchas las cosas que no se ven, porque grupos de presión de las elites dominantes "no autorizan" a los/as periodistas progresistas, independientes o pluralistas a cubrir los hechos, quienes incluso han sido expuestos/as a amenazas de muerte. En el caso que alguno/a lograra cierta cobertura de los hechos, sus imágenes -y textos- luego han sido fragmentadas, mutiladas, filtradas, censuradas, situación ya padecida durante las dictaduras en Argentina y Rumania, o en la cobertura independiente ante invasiones e intervenciones imperialistas en Somalía, Panamá, Golfo Pérsico y Kosovo.
En ese sentido, según Ramonet, "la Censura en una sociedad democrática ahora no funciona con la supresión de Información, sino con la acumulación" de la misma, pues se provee "Información" con un sistema de instantaneidad que nadie puede verificar –brindan tanta masa de información para "consumir" que la misma oculta otras informaciones-, asfixiando con la misma al pueblo para que se olvide de buscar la verdadera información, concreta y vivencial. Muchas veces la "información" que es recibida es totalmente falsa, elaborada con documentos falsos -así como "personajes" y "escenas" que no existieron nunca- añadiendo "información extra" a presuntas "noticias" que tratan de inducir determinadas "creencias" en la "opinión pública". Un ejemplo de ello ha sido presentado en las guerras e invasiones contemporáneas, como fueron los conflictos belicistas sobre Irak.
La "tiranía del espectáculo",** basada en "representaciones" (teatralidad, escenificación, espectáculo) para "llamar la atención", busca una efectividad emocional" que active más que el sentido interno" (la conciencia) a los "sentidos externos (vista y oído), mediante mensajes rápidos y superficiales en los que se unen la "imagen" y el "entretenimiento". El espectáculo para la política (o la "política para el espectáculo") moldea la capacidad de juicio de los ciudadanos explotando estratégicamente sus percepciones, y no le importa que esas imágenes se sustenten o no en la acción política" (Thomas Meyer). Con ello, un simulacro de acción política es lo que polariza las energías y la inteligencia.
**(Victoria Camps, www.apfilosofia.org/documentos/pdf/doc_003.pdf)
Con tal tiranía, ocurre un empobrecimiento de las capacidades para conocer del ser humano, ser viviente que es reducido a ubicarse en una mera "realidad virtual", en la que sólo es real lo que aparece en la pantalla del televisor o del ordenador: "En dicha realidad, las impresiones visuales, y en especial las imágenes, reemplazan a la información" (Giovanni Sartori). La imagen pretende sustituir al razonamiento, al concepto, argumento o discurso, e incluso al debate político.
La teatralidad reduce nuestro mundo cotidiano y político a unos rasgos parciales y exagerados, haciendo al comunicador social un mero "empleado de la propaganda informativa", convirtiéndolo en un "prisionero de la imagen", a la que debe hacer "hablar" como sea, mediante imágenes "inventadas", ideas preconcebidas, clichés y estereotipos sociales previamente existentes. Ante tiempos "fugaces" y una competencia "voraz", tales Medios tratan de "captar la atención" con información entretenida, ya que no lo lograrían con la sola voluntad de informar bien. En el caso de la Prensa, ella hace su espectáculo a partir de sus "atrayentes Titulares".
Para seducir con el "Entretenimiento", todo acaba infantilizándose: son exageradas las quejas, reducidas las cuestiones a una polaridad del "ganar o perder", utilizado un lenguaje difamante, intolerante o exagerado para llamar la atención de "su público". Por ello abundan noticias "negativas", las cuales son consideradas por los Medios como las "buenas noticias", como lo único noticioso y noticiable. Es una infantilización que tiene un efecto anestesiante, pues el público no acaba de creer lo que ve, volviéndose crédulo, o al contrario, cínico, descreído. Cuando la rapidez, la simplificación y la "diversión" son presentadas en los Medios como las cualidades que constantemente se repiten, las mismas conducen inevitablemente a una concepción muy infantil del pensamiento, derivando en un proceso de infantilización de los mensajes y de quien consume los mismos por dichos Medios.
No es posible formar un pueblo con lúcida capacidad de reflexión crítica, si el mismo acepta ser convertido en una "masa de individuos", homogéneamente mediocrizados tras nutrirse de información proveniente exclusivamente de "carteles" mediáticos –estrategia en la cual se unen a un mismo y único coro todos los medios comerciales de la televisión, la radio, la prensa y la red Internet-. La reducción de la democracia genuina a una monopólica "Mediocracia" –donde una élite empresarial "comunicacional" domina el espacio de debate publico-, ubica al intelecto en un pensamiento "fugaz" y una cultura "instantánea". Dicha élite no quiere la "Información como tal": la quiere convertida en Propaganda. Por ello, al pueblo consciente, lo quieren volver una mera "Masa" que sea fácilmente manipulable con símbolos, única forma rápida de convencer de aquello que es difícil de aceptar –en una especie de "manufactura del consenso" (W. Lippmann), pues le interesa la "acción irracional", no que la misma sea comprendida.
La oscilación entre, por un lado, una actitud reservada, desconfiada y prejuiciada, y por otro, la "des-personalización" en actitud "corporativa", masiva e indiscriminada (ambas mediatizadas por una actitud impersonal, indiferente, insensible, desalmada, desafecta, "objetiva"), llevan a una falta de compromiso sensible, real e histórico con la criatura humana de carne, hueso y sentimiento, propende a la disociación de la persona, quien proyecta irresponsablemente todos sus problemas personales no resueltos –generalmente de carácter inaceptable- hacia "el afuera", convirtiéndose en "observadores no participantes", meros "consumidores pasivos", que no quieren correr el riesgo de percibir y aprehender a otra persona en su totalidad, distanciándose como seres emocionales, oscilando entre un vacío emocional y una vida superficial sin sentido, y una seudo – sentimentalidad dramática que requiere de emociones "Extremas" e intensas condicionadas por un medio grupal dominante y conservador.
Este estado de puerilidad conlleva una regresión psicológica para tales grupos y sus miembros/as, a quienes les son presentados/as estímulos subliminales para que terminen tomando sus "deseos por realidades", y que sus delirios los lleven a debilitar –e incluso abolir- la frontera psicológica entre lo imaginario y lo real, pues lo que tales Medios buscan es que dichos grupos se adapten a "modelos ficticios", elaborados desde estereotipos y temores sociales previamente establecidos, los cuales son aprovechados en la publicidad política y comercial. Por ello, los Medios -y la población adicta a ellos- insisten en el culto "masivo" a la persona individual e individualista que se sumerge en una adolescencia honoraria (G. Devereux), donde predomina una práctica del fetichismo e idolatría por la apariencia y el comportamiento "juvenil", el cual promueve que "sintamos, pensemos y actuemos" como infantes, que la persona Adulta -responsable y democrática-, sea conducida mediante la mencionada "regresión" a un infantilismo precoz, para que desemboque en aquella "personalidad estúpida" –fácil de manipular y mandar por su credulidad acrítica-, la cual es la requerida para su utilización por los grupos fascistas de la Extrema Derecha anti-venezolana.
lunes, 25 de febrero de 2008
Sociologías...
Harold Lasswell
El acto de la comunicación
Una manera conveniente de describir un acto de comunicación es la que surge de la contestación a las siguientes preguntas:
¿Quién
dice qué
en qué canal
a quién
y con qué efecto?
El estudio científico del proceso de comunicación tiende a concentrarse en una u otra de tales preguntas. Los eruditos que estudian el «quién», el comunicador, contemplan los factores que inician y guían el acto de la comunicación. Llamamos a esta subdivisión del campo de investigación análisis de control. Los especialistas que enfocan el «dice qué» hacen análisis de contenido. Aquellos que contemplan principalmente la radio, la prensa, las películas y otros canales de comunicación, están haciendo análisis de medios. Cuando la preocupación primordial se encuentra en las personas a las que llegan los medios, hablamos de análisis de audiencia. Y si lo que interesa es el impacto sobre las audiencias, el problema es el del análisis de los efectos.
La utilidad de estas distinciones depende, por completo, del grado de refinamiento que se considere apropiado para un objetivo científico o administrativo dado. A menudo, es más sencillo combinar el análisis de audiencia y el de efecto, por ejemplo, que mantenerlos separados. Por otra parte, puede interesar concentrarse en el análisis de contenido, y con este fin subdividir el campo en dos zonas distintas: el estudio de los datos, centrado en el mensaje, y el estudio del estilo centrado sobre la organización de los elementos que componen el mensaje.
Estructura y función
A pesar del atractivo que pueda ofrecer tratar estas categorías con mayor detalle, el presente comentario tiene un objetivo diferente. No nos interesa tanto dividir el acto de comunicación como contemplar el acto en su totalidad, en relación con todo el proceso social. Todo proceso puede ser examinado bajo dos marcos dc referencia, a saber, estructura y función, y nuestro análisis de comunicación versará sobre las especializaciones que comportan ciertas funciones, entre las cuales cabe distinguir claramente las siguientes: 1) la supervisión o vigilancia del entorno, 2) la correlación de las distintas partes de la sociedad en su respuesta al entorno, y 3) la transmisión de la herencia social de una generación a la siguiente.
Equivalencias biológicas
A riesgo de suscitar falsas analogías, podemos lograr una adecuada perspectiva de cualquier sociedad humana cuando estudiamos la comunicación como una característica de la vida en todos sus niveles. Un ente vivo, ya esté relativamente aislado o bien en asociación, tiene procedimientos especializados en cuanto a la recepción de estímulos a partir del entorno. Tanto el organismo monocelular como el grupo de múltiples miembros tienden a conservar un equilibrio interno y a responder a los cambios que se produzcan en el entorno a fin de mantener dicho equilibrio. El proceso de respuesta exige maneras especializadas a las partes del todo para conseguir una acción armoniosa. Los animales multicelulares especializan sus células para la función del contacto externo y para la correlación interna. Así, entre los primates, la especialización viene ejemplificada por órganos tales como el oído y el ojo, y el propio sistema nervioso. Cuando las pautas de recepción y diseminación de estímulos funcionan de manera adecuada, las diversas partes del animal actúan concertadamente con respecto al medio ambiente («alimentarse», «huir», «atacar»).
En algunas sociedades animales, ciertos miembros desempeñan misiones especializadas y vigilan el entorno. Los individuos actúan como «centinelas», separados del rebaño o manada y creando un estado de alarma cada vez que ocurre un cambio alarmante en los alrededores. El trompeteo, cacareo o chillido del centinela basta para poner a todo el grupo en movimiento. Entre las actividades emprendidas por «líderes» especializados se cuenta la estimulación interna de «seguidores» para adaptarse ordenadamente a las circunstancias pregonadas por los centinelas.
En un organismo individual, altamente diferenciado, los impulsos que llegan y los que salen de él son transmitidos a lo largo de fibras que establecen una conexión sináptica con otras fibras. Los puntos críticos en el proceso se encuentran en las «estaciones de relevo», donde el impulso que llega puede ser demasiado débil para alcanzar el umbral que hace entrar en acción el vínculo siguiente. En los centros superiores, corrientes separadas se modifican unas a otras, produciendo resultados que difieren en numerosos aspectos del resultado final, cuando cada una puede continuar por un camino propio. En toda estación de relevo hay carencia de conductibilidad, conductibilidad total o conductibilidad intermedia. Las mismas categorías se aplican a lo que ocurre entre miembros de una sociedad animal. El astuto zorro puede acercarse al gallinero de tal modo que procure unos estímulos demasiado leves para inducir al centinela a dar la alarma, o bien cabe que el animal atacante elimine al centinela antes de que éste pueda proferir más que un leve gemido. Evidentemente, existen todas las gradaciones posibles entre conductibilidad total y ausencia de conductibilidad.
El caso de la sociedad humana
Cuando examinamos el proceso de comunicación de cualquier lugar o estado de la comunidad mundial, observamos tres categorías de especialistas. Un grupo vigila el entorno político del estado como un todo, otro correlaciona la respuesta de todo el estado al entorno, y un tercero transmite ciertas pautas de respuesta de los viejos a los jóvenes. Diplomáticos, agregados y corresponsales extranjeros representan a quienes se especializan en el entorno. Editores, periodistas y locutores son correlatores de la respuesta interna. Los pedagogos, en familia y en la escuela, transmiten el legado social.
Las comunicaciones que se originan fuera pasan a través de secuencias en las que diversos emisores y receptores están vinculados entre sí. Supeditados a modificación en cada punto de relevo en la cadena, los mensajes originados a partir de un diplomático o de un corresponsal en el extranjero pueden pasar a través de despachos editoriales y llegar finalmente a muy amplias audiencias.
Si nos imaginamos el proceso de información a nivel mundial como una serie de marcos de atención, es posible describir la frecuencia con la que un contenido es puesto en conocimiento de individuos y grupos. Podemos investigar el punto en el que deja de haber «conductibilidad», y podemos examinar la gama entre «conductibilidad total» y «conductibilida mínima». Los centros metropolitanos y políticos del mundo tienen mucho en común con la interdependencia, diferenciación y actividad de los centros corticales y subcorticales de un organismo individual. Por tanto, los marcos de observación hallados en tales puntos son los más variables, refinados e interactivos entre todos los marcos de la comunidad mundial.
En el otro extremo se encuentran los marcos de observación de los habitantes de regiones aisladas. En general no se da el caso de que las culturas primitivas estén totalmente vírgenes de la civilización industrial. Tanto si nos lanzamos en paracaídas sobre el interior de Nueva Guinea, como si aterrizamos en las vertientes del Himalaya, no encontraremos una tribu totalmente desconectada del mundo. Los largos hilos del comercio, del cielo misionero, de la exploración aventurera y del estudio científico, así como los de la guerra a escala mundial, llegan a los puntos más distantes. Nadie se encuentra totalmente al margen de este mundo.
Entre los primitivos, la forma final asumida por la comunicación es la balada o el cuento. Sucesos lejanos al mundo moderno, sucesos que llegan en forma de noticia a las audiencias metropolitanas, quedan reflejados, por débilmente que sea, en el material temático de cantantes y recitadores de baladas. En estas creaciones, remotos líderes políticos pueden aparecer repartiendo tierras entre los campesinos o restableciendo la abundancia de la caza en las montañas.
Cuando remamos agua arriba en el flujo de la comunicación, observamos que la función de relevo para los nómadas y los tribeños más alejados es realizada a veces por los habitantes de poblados sedentarios con los que aquéllos entran en contacto. El agente del relevo puede ser el maestro de escuela, el médico, el juez, el recaudador de impuestos, el policía, el soldado, el vendedor ambulante, el vagabundo, el misionero o el estudiante, y en cualquier caso es un nudo en la red de noticias y comentarios.
Equivalencias más detalladas
Los procesos de comunicación de la sociedad humana, una vez examinados detalladamente, revelan numerosas equivalencias con las funciones especializadas que se encuentran en el organismo físico y en las sociedades animales inferiores. Así, por ejemplo, los diplomáticos de un estado se encuentran esparcidos por todo el mundo y envían mensajes a unos pocos puntos focales. Evidentemente, estos informes proceden de muchas fuentes y sólo llegan a unos pocos, donde se relacionan entre sí. Más tarde, la secuencia se amplía en abanico bajo la pauta de unos pocos en dirección a muchos, como ocurre cuando un ministro de Asuntos Exteriores pronuncia un discurso en público, cuando se publica un artículo en la prensa, o cuando es distribuido un noticiario en los cines. Las líneas salientes del entorno exterior del Estado son funcionalmente equivalentes a los canales aferentes que envían los impulsos nerviosos entrantes al sistema nervioso central de un solo animal, y a los medios con los que se disemina la alarma en un rebaño. Los impulsos salientes, o eferentes, presentan unos paralelos correspondientes.
El sistema nervioso central del cuerpo sólo en parte está implicado en el flujo total de impulsos aferentes-eferentes. Hay sistemas automáticos que pueden actuar unos respecto a otros sin afectar en absoluto a los centros «superiores». La capacidad del entorno interior es mantenida principalmente por medio de las especializaciones vegetativas o autónomas del sistema nervioso. Similarmente son muchos los mensajes que, en el interior de cualquielr Estado, no pasan por los canales centrales de comunicación sino que surgen en el seno de familias, vecindarios tiendas, equipos de trabajo y otros contextos locales. En su mayor parte, el proceso educacional es llevado a cabo del mismo modo.
Otra serie de equivalencias significativas están relacionadas con los circuitos de comunicación, que son predominantemente de un sentido o de dos sentidos, según el grado de reciprocidad entre comunicadores y audiencia. O bien, para expresarlo de otra manera, hay comunicación en dos sentidos cuando las funciones de enviar y recibir son efectuadas con la misma frecuencia por dos o más personas. Suele suponerse que una conversación es una pauta de comunicación en dos sentidos (aunque los monólogos son bien conocidos). Los modernos instrumentos de comunicación de masas otorgan una ventaja enorme a quienes controlan los talleres de impresión, equipos de radiodifusión y otras formas de capital fijo y especializado. Pero debería tenerse en cuenta que las audiencias «replican» (lalk back), tras una cierta demora, y muchos «controladores» (gate-keepers) de mass-media emplean métodos científicos de sondeo de opinión a fin de acelcrar este cierre del circuito.
Los circuitos de contacto en dos direcciones se hacen presentes particularmente en los grandes centros metropolitanos, políticos y culturales del mundo. Nueva York, Moscú, Londres y París, por ejemplo, se encuentran en intenso contacto de doble dirección, incluso cuando el volúmen del flujo es drásticamente reducido (como ocurre en Moscú y Nueva York). Incluso hay puntos relativamente insignificantes que se convierten en centros mundiales al ser convertidos en capitales (Canberra en Australia, Ankara en Turquía, o el Distrito de Columbia en Estados Unidos). Un centro cultural como la Ciudad del Vaticano mantiene una intensa relación de dos direcciones con los centros dominantes de todo el mundo. Incluso centros de producción especializada como Hollywood, pese a su preponderancia en cuanto a material saliente, reciben un enorme volumen de mensajes.
Cabe establecer otra distinción entre control de mensajes y centros o grupos de manipulación de mensajes. El centro de mensajes en el vasto ediíicio del Pentágono, en el Departamento dc Guerra de Washington, transmite -sólo con algunos cambios accidentales-los mensajes entrantes a otros destinatarios. Tal es la misión de los talleres de impresión y de las distribuidoras de libros, la de los expedidores, operadores y mensajeros relacionados con la comunicación telegráfica, y la de los técnicos relacionados con las emisoras de radio y televisión. Estos expedidores de mensajes contrastan con quienes de alguna manera modifican el contenido de lo que se ha dicho, función que es propia de editores, censores y propagandistas. Al hablar de los especialistas del símbolo en general, los dividimos, por consiguiente, en manipuladores (o controladores) y expedidores; el primer grupo sucle modificar el contenido, cosa que no hace el segundo.
Necesidades y valores
Que hayamos señalado varias equivalencias funcionales y estructurales entre la comunicación en las sociedades humanas y la comunicación en los organismos vivos no significa que podamos investigar provechosamente el proceso de comunicación en Eslados Unidos o en el mundo a través de métodos especialmente apropiados para investigar animales interiores u organismos físicos individuales. En psicología comparada, cuando describimos parte de los entornos de una sala, un gato o un mono (es decir, una parte del medio ambiente que atrae la atención del animal), no podemos hacerle preguntas a la rata y utilizamos otros medios de percepción inferente. Cuando son seres humanos los objetos de nuestra investigación, podemos entrevistar al gran «animal parlante» (No se trata de que tengamos que aceptar todo al pie de la letra A veces, concluimos lo opuesto de lo que una persona dice que intenta hacer En este caso, dependemos de otras indicaciones, verbales y no verbales )
Tal como hemos dicho, es posible estudiar las formas vivas como agentes modificadores del entorno en proceso de satisfacción de necesidades y, por tanto, de mantener un estado firme de equilibrio interno alimentos, sexo y otras actividades que implican el medio ambiente pueden ser examinados sobre una base comparativa puesto que los seres humanos muestran reacciones de habla, podemos investigar muchísimas más relaciones que en las especies no humanas gracias a los datos aportados por el habla (y otros actos de comunicación). Es posible investigar la sociedad humana en términos de valores, es decir, con respecto a unas categorías de relaciones que son objetos reconocidos de gratificación. En Estados Unidos, por ejemplo, no se requiere una elaborada técnica de estudio para discernir qué poder y respeto son valores; nos es posible demostrarlo escuchando testimonios y observando lo que se hace cuando se presenla una oportunidad.
Es posible establecer una lista de los valores comunes a cada miemlbro del grupo elegido para la investigación, y además podemos descubrir el orden de importancia con que tales valores son percibidos. Es posible clasificar a los miembros del grupo de acuerdo con su posición en relación con los valores. En lo que a la civilización industrial se refiere, no vacilamos en afirmar que poder, riqueza, respeto, bienestar e inteligencia se cuentan entre los valores. Si nos paramos en esta lista, que no es exhaustiva, nos cabe describir, en base a los conocimientos disponibles (por fragmentarios que éstos puedan ser), la estructura social de la mayor parte del mundo puesto que los valores no están equitativamenle distribuidos, la estructura social revela mayor o menor concentración de poder, de riqueza y de otros valores en unas pocas manos. En ciertos lugares, esta concentración pasa de una generación a otra, formación de castas en vez de constituir una sociedad móvil.
En toda sociedad, los valores son modelados y distribuidos de acuerdo con unas normas más o menos distintivas (instituciones). Las instituciones incluyen comunicaciones que son invocadas como apoyo de la red de acción como un todo Estas comunicaciones son la ideología. Por lo que se refiere al poder, cabe distinguir entre la doctrina política, la fórmula política y la miranda.. En EstadosUnidos, el individualismo representa la doctrina, los párrafos de la Constitución, la fórmula, las ceremonias y leyendas de la vida pública, las mirandas. La ideología es comunicada a la joven generación a través de agentes especializados como el hogar y la escuela.
La ideología sólo es una parte de los mitos de una sociedad determinada. Pueden existircontraideologías dirigidas contra la doctrina, las fórmulas y las mirandas dominantes Hoy en día, la estructura del poder en las políticas mundiales se halla profundamente afectada por el conflicto ideológico, así como por el papel desempeñado por dos potencias gigantes, Estados Unidos y la Unión Soviética Las élites dirigentes se consideran unas a otras como enemigos potenciales no sólo porque las diferencias entre Estados pueden cristalizar en una guerra, sino también, en un sentido más apremiante, porque la ideología del otro puede atraer a elementos disidentes en un país y debilitar la posición de poder interno de cada clase dirigente.
Conflicto social y comunicación
En estas circunstancias, un elemento dirigente se muestra receloso del otro y confía en la comunicación como medio para conservar el poder. Por tanto, una de las funciones de la comunicación es la de facilitar información acerca de lo que está haciendo la otra élite, así como sobre su poderío dado el temor de que los canales de información estén controlados por los otros, con el fin de retener y deformar, existe la tendencia a recurrir a una vigilancia secreta. Por consiguiente, el espionaje internacional se intensifica por encima del nivel usual en tiempo de paz, y además se hacen esfuerzos para "enmascarar" la propia identidad a fin de contrarrestar la vigilancia del enemigo potencial. Por otra parte se emplea la comunicación con el propósito de establecer contacto con audicncias situadas dentro de las fronteras de la otra potencia.
Estas diversas actividades se manifiestan en el empleo de agentes abiertos o secretos para investigar al otro bando, en tareas de contraespionaje, en censura y restricción dc viajes, y en emisiones de radio y otras actividades informativas a través de las fronteras.
Las élites dirigentes están también sensibilizadas respecto de potenciales amenazas en el entorno interior, aparte de emplear fuentes de información abiertas, también se adoptan medidas secretas, se toman precauciones para imponer «seguridad» a tantas cuestiones políticas como sea posible. Al propio tiempo, la ideología de la élite es reafirmada y las ideologías contrarias son suprimidas
Los procesos aqui esbozados son paralelos a fenómenos que cabe observar en el reino animal, se emplean agencias especializadas para mantenerse alerta frente a las amenazas y las posibilidades de acción que suministra el entorno exterior. Paralelamente la vigilancia se ejerce también sobre el entorno interior, puesto que entre los animales inferiores es posible encontrar ciertos pastores de rebaño que dan muestras de temer tanto a los ataques del interior como del exterior, manteniendo una mirada intranquila sobre ambos entornos. Existen medios de vigilancia preventiva, ciertas especies disponen de medios bien conocidos, por ejemplo la pantalla de humo líquido emitida por el calamar o la coloración del camaleón. Sin embargo, no parece posible la equiparación con la distinción entre los canales «secreto» y «abierto» de la sociedad humana
Dentro de un organismo, el paralelo más próximo a la revolución social sería el crecimiento de nuevas conexiones nerviosas con aquellas partes del cuerpo que rivalizan con las estructuras existentes de la integración central, y que pueden ocupar el lugar de éstas. ¿Puede decirse que esto ocurre al desarrollar el embrión en el vientre de la madre? 0 para tomar un proceso destructor, ¿podemos decir, con razón, que se da una vigilancia interna con respecto al cáncer, si los cánceres compiten por los suministros alimenticios del cuerpo?
Comunicación eficiente
El presente análisis implica la existencia de ciertos criterios de eficiencia o de ineficacia en la comunicación. En la sociedad humana, la eficacia del proceso depende de las posibilidades de juicio racional que ofrece. Un juicio racional implica objetivos de valor. En las sociedades animales, la comunicación es eficiente cuando ayuda a sobrevivir o en cualquier otra necesidad específica del grupo y cabe aplicar el mismo criterio a un organismo individual.
Una de las tareas de una sociedad racionalmente organizada es la de descubrir y controlar todo factor que se interfiera con una comunicación eficiente. Ciertos factores limitativos son psicotécnicos. Las radiaciones destructivas, por ejemplo, pueden estar presentes en el medio ambiente y sin embargo pasar desapercibidas debido a las limitadas posibilidades del organismo carente de medios para detectarlas.
Pero incluso las insuficiencias técnicas pueden ser superadas por el conocimiento. En los últimos años, las emisiones de radio en onda corta han sido interferidas por alteraciones que, de no ser superadas, obligarán a prescindir de esta modalidad de emisión. Durante los úllimos años, sin embargo, se han conseguido progresos en cuanto a facilitar sustitutos satisfactorios para una audición o una visión defectuosas. Un avance menos espectacular, pero no menos importante, ha sido el descubrimiento de cómo corregir unos hábitos inadecuados de lectura.
Hay, desde luego, obstáculos deliberados en el camino de la comunicación, como son la censura y la drástica supresión de los viajes. Hasta cierto punto, los obstáculos pueden ser soslayados mediante una hábil evasión pero es indudable que a la larga será más eficiente librarse de ellos por medio del consentimiento o de la coacción.
La ignorancia es un factor persistente cuyas consecuencias nunca han sido adecuadamente investigadas. Aquí, ignorancia significa ausencia, en un punto determinado del proceso de la comunicación, del conocimienlo disponible en otro punto cualquiera de la sociedad. El personal destinado a reunir y diseminar la información, carente de una formación apropiada, tergiversa o descuida continuamente ciertos hechos, si definimos los hechos como lo que el observador objetivo y adiestrado podría hallar.
La falta de cualificación puede, también, contribuir a la ineficacia de la comunicación. Con excesiva frecuencia el comunicador consigue su prestigio gracias a la utilización de hechos deliberadamente falsos o deformados. En pos de la «primicia», el reportero da un cariz sensacionalisla a una anodina conferencia internacional y contribuye a la imagen popular de la política internacional como conflicto intenso y crónico, o poco menos. Los especialistas en comunicación con frecuencia no logran mantenerse al día con las nuevas técnicas; piénsese, por ejemplo, en la reticencia con la que han aceptado los nuevos procesos audiovisuales. Y a pesar de las investigaciones que se han hecho sobre el lenguaje, son muchos los comunicadores de masas que utilizan equivocadamente las palabras. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, cuando un corresponsal se deja absorber por el ambiente extranjero y olvida que la audiencia de su país no posee una equivalente experiencia directa en lo tocante a «izquierda», «centro» y otros términos semejantes.
Aparte de los factores de habilidad o capacidad, el nivel de la eficiencia se ve a veces afectado por la estructura de la personalidad. Una persona optimista y decidida puede seleccionar los hechos que presentan una visión de los acontecimientos no matizada y, por tanto, exageradamente optimista. En cambio, personas pesimistas y excesivamente cautelosas seleccionan elementos muy distintos y que vienen a confirmar sus malos «presagios». Hay también discrepancias importantes entre personas de diversa lucidez y energía.
Algunas de las más serias amenazas contra una comunicación eficiente para la comunidad considerada como un todo se relacionan con los valores del poder, la riqueza y el respeto. Es muy posible que los ejemplos más notables de distorsión de poder se ofrezcan cuando el contenido de la comunicación es deliberadamente ajustado para que se amolde a una ideología o a una contraideología. Las distorsiones relacionadas con la riqueza no sólo proceden de intentos para influenciar el mercado, por ejemplo, sino también de unas concepciones rígidas del interés económico. Un ejemplo típico de ineficiencias relacionadas con el respeto (clase social) se presenta cuando una persona de clase superior sólo se relaciona con otras personas de su mismo estrato y olvida corregir su perspectiva al entrar en contacto con miembros de las demás clases.
La investigación en la comunicación
La anterior lista de ciertos factores que interfieren la eficiencia de la comunicación indica los tipos de investigación que cabe realizar fructíferamente en eslabones representativos de la cadena de comunicación. Cada agente es un vértice de factores ambientales que se entrecruzan de forma aleatoria. Todo el que efectúe una función de relevo puede ser examinado en términos de input y ouput. ¿Qué datos son sometidos a la atención del eslabón de relevo? ¿Qué es lo que éste transmite al pie de la letra? ¿Qué es lo que descarta? ¿Qué es lo que reelabora? ¿Que es lo que añade? ¿Cómo se relacionan las diferencias en input y output con la cultura y la personalidad? Al contestar a estas preguntas, es posible sopesar los diversos factores en conductibilidad, ausencia de conductibilidad y conductibilidad modificada.
Además del eslabón de relevo, debemos considerar el primer eslabón de la secuencia de comunicación. Al esludiar los centros de interés del observador principal, se ponen en evidencia dos series de influencias: los datos a los que está expuesto, y los hechos de su entorno. Un agregado diplomático o un corresponsal extranjero está expuesto a los mass-media y a la charla privada; asimismo, pueden contar soldados, medir emplazamientos de cañones, anotar horas de trabajo en una fábrica, y ver la mantequilla y el jamón que hay en cada mesa.
En realidad, es útil considerar el marco de atención del escalón de relevo, así como del eslabón primario, en términos de exposición a los medios y a los no-medios. E1 papel de los factores exteriores a los medios es muy débil en el caso de muchos operadores de relevos, mientras que adquiere indudable importancia en lo que se refiere al observador principal.
Masas y públicos
Hay que señalar que no toda persona es miembro del público mundial, aunque pertenezca, hasta cierto punto, al grupo de «observadores» del mundo. Para pertenecer a esta masa basta con poseer unos símbolos de referencia comunes. Todo el que tenga un símbolo de referencia para Nueva York, Norteamérica, el hemisferio occidental o el globo, es miembro, respectivamente, del grupo de observación de Nueva York, Norteamérica, el hemisferio occidental y el globo. En cambio, para ser miembro del público de Nueva York, es esencial participar de la actividad pública en Nueva York, o que afecte expresamente a Nueva York.
El público de Estados Unidos, por ejemplo, no se limita a residentes y ciudadanos, ya que los no ciudadanos que viven más allá de la frontera pueden tratar de influenciar las políticas norteamericanas. En cambio, no todo el que vive en Estados Unidos es miembro del público norteamericano, puesto que se necesita algo más que una atención pasiva. Un individuo deja de ser miembro de la masa y se convierte en publico cuando aspira a influenciar en la vida pública.
Grupos de sentimiento y públicos
Es preciso tener en cuenta otra limitación antes de poder clasificar correctamente a un grupo o a una persona dada como miembro de un público. Las demandas respecto a la política pública pueden ser objeto de debate. El público mundial es relativamente débil y subdesairollado, en parte porque suele estar subordinado a unas zonas de sentimiento en las que no se permite debate alguno sobre las cuestiones políticas. Durante una guerra o una crisis bélica, por ejemplo, los habitantes de una región se ven abrumadoramente obligados a aceptar ciertas imposiciones políticas. Puesto que el desenlace de un contlicto depende de la violencia, y no del debate, en tales condiciones no hay público. Hay una red de grupos unidos por el sentimiento que actúan como multitudes y, por consiguiente, no toleran disensiones.
A partir del citado análisis, está claro que hay observación, público y áreas de sentimiento con diversos grados de influencia en la política mundial. Estas zonas están relacionadas con las características estructurales y funcionales de la sociedad mundial, y especialmcnte del poder mundial. Es evidente, por ejemplo, que las pofecías más fuertes tienden a estar agrupadas en la misma área de atención, puesto que sus élites dirigentes se miran entre sí como una grave amenaza potencial. Las potencias más fuertes prestan, proporcionalmente, menor atención a las potencias más débiles que éstas a las primeras, ya que las potencias más fuertes suelen ser fuentes más importantes de amenaza, o de protección, para las más débiles, que éstas para las más fuertes.
La estructura de observación dentro de un Estado es un índice valioso del grado de integración del Estado. Cuando las clases dirigentes temen a las masas, los dirigentes no comparten la visión de la realidad del ciudadano medio. Cuando la imagen de la realidad que tienen los reyes, presidentes y gabinetes no puede circular a través de todo el Estado considerado en su conjunto, el grado de discrepancia muestra hasta qué punto los grupos dirigentes basan su poder sobre la distorsión de la realidad.
O bien, para expresar la cuestión de otro modo: si la «verdad» no es compartida, los elementos dirigentes esperan un conflicto interno, antes que una acomodación armoniosa al entorno exterior del Estado. Por consiguiente, los canales de comunicación son controlados con la esperanza de organizar la atención de la comunidad en general, de tal modo que sólo lleguen respuestas consideradas como favorables para la posición de poder de las clases dirigentes.
El principio del conocimiento equivalente
Se dice a menudo, en teoría democrática, que la racionalidad de la opinión pública depende de sus conocimientos. No obstante, hay una gran ambiguedad en cuanto a la naturaleza del conocimiento, y a menudo se da a este término una equivalencia con el conocimiento perfecto. Una concepción más modesta e inmediata no sería hablar de ilustración perfecta sino de ilustración equivalente. La estructura de observación de una política dada por un especialista totalmente entregado será más elaborada y refinada que la del lego, y podemos tener la seguridad de que esta diferencia siempre existirá. Sin embargo es muy posible que el especialista y el lego se muestren de acuerdo en los términos amplios de la realidad. Uno de los objetivos que podría fijarse la sociedad democrática sería el de conseguir un conocimiento equivalente entre el del experto, el del dirigente y el del ciudadano.
Experto, dirigente y ciudadano pueden tener la misma apreciación aproximada del crecimiento de la población en el mundo. Pueden compartir las mismas ideas generales sobre la probabilidad de una guerra. Nada tiene de fantástico imaginar que los controladores de los massmedia de comunicación se situarán en cabeza para aportar un elevado grado de equivalencia en la sociedad entre la imagen del profano sobre las relaciones importantes, y la imagen del experto y del dirigente.
Resumen
El proceso de la comunicación en la sociedad realiza tres funciones: a) vigilancia del entorno, revelando amenazas y oportunidades que afecten a la posición de valor de la comunidad y de las partes que la componen; b) correlación de los componentes de la sociedad en cuanto a dar una respuesta al entorno; c) transmisión del legado social. En general, cabe encontrar equivalentes biológicos en las asociaciones humanas y animales, y en la economía de un organismo individual.
En la sociedad, el proceso de comunicación revela características especiales cuando el elemento dirigente teme al ambiente interior, así como al exterior. Al calibrar la eficacia de la comunicación en cualquier contexto dado, es necesario tener en cuenta los valores en juego, así como la identidad del grupo cuya posición se está examinando. En las sociedades democráticas, las opciones racionales dependen del conocimiento, el cual, a su vez, depende de la comunicación y, muy en especial, de la equivalencia de observación entre dirigentes, expertos y profanos.
Talcott Parsons, desarrolló el sistema del funcionalismo estructural, para cuya comprensión es indispensable su esquema denominado AGIL.
Las siglas AGIL se corresponden con lo que Parsons consideraba cuatro imperativos funcionales necesarios en todo sistema:
- A: Adaptación; todo sistema debe abarcar las situaciones externas. Debe adaptarse a su entorno y adaptar el entorno a sus necesidades.
- G (Goal attainment): Capacidad para alcanzar metas; un sistema debe definir y alcanzar sus metas fundamentales.
- I: Integración; El sistema debe regular la interrelación entre sus componentes. También debe controlar la relación entre los otros imperativos funcionales; A, G y L
- L: Latencia (mantenimiento de patrones); un sistema debe proporcionar , mantener y renovar la motivación de los individuos y las pautas culturales que lo integran.
El sistema de la acción social de Parsons, muy influído por weber (véase biografía), se divide en cuatro subsistemas que se corresponden con las partes del esquema AGIL:
1. Sistema social (Integración)
2. Sistema cultural (Latencia)
3. Sistema de la personalidad (Capacidad para alcanzar metas)
4. Organismo conductual (Adaptación)
En su análisis, los sistemas inferiores proporcionan las condiciones que requieren los sistemas superiores, y los sistemas superiores controlan al los que están en un nivel inferior en la jerarquía. El funcionalismo estructural se establece con los siguientes supuestos:
- Los sistemas tienen como característica el orden e interdependencia de las partes
- Tienden hacia un orden o equilibrio que se mantiene por sí mismo
- Los sistemas pueden ser estáticos o entrar en un proceso ordenado de cambio.
- Un parte del sistema influye en la forma que adoptan las otras partes.
- Los sistemas mantienen límites con sus ambientes.
- La distribución e integración son procesos fundamentales para el equilibrio de un sistema
- Los sistemas tienden al automantenimiento.
El sistema social
Parsons contempla el sistema social como un sistema de interacción, como unidad básica del sistema utiliza el concepto rol-estatus. El estatus hace referencia a una posición en el sistema estructural y el rol a lo que hace el actor en esa posición. Se considera al actor como un conjunto de estatus y roles. Parsons definió una serie de prerrequisitos funcionales de todo sistema social:
1. Los sistemas sociales deben estar estructurados de manera que sean compatibles con otros sistemas
2. El sistema social debe contar con el apoyo de otros sistemas
3. Debe satisfacer una parte significativa de las necesidades de los actores
4. Debe fomentar en sus miembros una participación suficiente
5. Debe ejercer control sobre las conductas potencialmente desintegradotas
6. Si surge un conflicto lo debe controlar
7. Requiere un lenguaje para poder sobrevivir
Para la integración del sistema social es necesario que se internalice en el individuo una serie de normas y valores, por medio de las cuales se realice un proceso eficaz de internalización que llegue a convertirse en parte en la conciencia de los actores. De este modo, cuando los actores persiguen sus intereses particulares, sirven a la vez a los intereses generales.
La socialización se define como un proceso conservador en el que las disposiciones de necesidad unen a los niños con el sistema social. Parsons considera esta socialización como una experiencia que dura toda la vida, aunque debe complementarse con experiencias socializadoras más específicas. Además de la socialización, el control social constituye un sistema de defensa complementario del sistema social; aunque un sistema funciona mejor cuanto menos recurre al control social.. El sistema debe tolerar cierta desviación para así proporcionar oportunidades de rol que permita expresar una serie de personalidades sin amenazar la integridad del sistema.
Un sistema social muy importante es la sociedad, que para Parsons tiene cuatro subsistemas que emanan de las unciones AGIL:
- La economía (A); es el subsistema que cumple la función de la adaptación de la sociedad al entorno mediante el trabajo, la producción y la distribución
- La política (G); busca el logro de metas mediante la persecución de objetivos sociales y la movilización de recursos para este fin
- La comunidad societal ( I ); realiza la función de integración, se ocupa de coordinar las partes de la sociedad.
- El sistema fiduciario (L); es decir, las instituciones socializadoras, cumple la función de latencia al ocuparse de la transmisión de la cultura, las normas y los valores.
Todos estos sistemas y subsistemas conforman la sociedad, considerada como una colectividad relativamente autosuficiente cuyos miembros pueden satisfacer todas sus necesidades individuales y colectivas y vivir dentro de su marco.
Estratificación social en EE.UU.
1ª Parte: Clases sociales y su historia
En la última década, los Estados Unidos de América vuelven a ser la potencia económica y militar dominante en el planeta; sin embargo ha aumentado considerablemente su nivel de desigualdad social. Esta circunstancia no impide que la idea que se tiene dentro y fuera del país sea que la igualdad es la nota dominante.
En relación con esta idea de igualdad, fue Tocqueville ( La democracia en América) el primero en manifestarla; quizá por contraste con la rigidez de clase y la desigualdad económica que conoció en Europa, le sorprendió la informalidad del trato y el alto grado de igualdad y democracia que encontró en las ex colonias. No obstante, ya existía entonces un alto grado de desigualdad en cuanto a poder y riqueza. La esclavitud y los privilegios estaban sancionados por leyes. Existe otra corriente de pensamiento, la marxista, que denuncia el desarrollo de "una aristocracia de los negocios" que formaba un grupo relativamente pequeño en el siglo XIX y que prosperaba a costa de un proletariado creciente. La crítica marxista pasa por alto la formación de una clase media entre ambos, lo que unido a la relativa ausencia de una conciencia de clase entre los trabajadores, hace que el funcionamiento de la sociedad norteamericana haya sido distinto al de las sociedades europeas.
Historia del sistema de clases en Norteamérica.
Las colonias de Norteamérica fueron fundadas por refugiados religiosos, protestantes que creían en la independencia personal y el individualismo; como sabemos, dos condiciones importantes del protestantismo son el "libre examen" y la "salvación por las obras". La expansión hacia el Oeste reforzó el individualismo, ya que los colonos tuvieron que romper con sus lazos anteriores y valerse por sí mismos en los territorios de frontera en igualdad de oportunidades. El resultado de este proceso histórico llegaría a recogerse en el "Credo americano" cuyos valores son la libertad, el igualitarismo, el individualismo, el populismo y el" laissez faire". Estos dos últimos valores se orientan a objetivos políticos: la población tiene que ser una fuerza que controle al gobierno y este debe influir en el menor grado posible sobre la vida de la población.
Estudios comparados con otras naciones actuales muestran que los norteamericanos siguen teniendo en el individualismo y el lassez faire. De los países estudiados, es la población americana la que menos apoya acciones del gobierno para solucionar los problemas sociales o para reducir la desigualdad.
El igualitarismo americano contempla una igualdad de oportunidades: todos los ciudadanos pueden competir en igualdad de condiciones, y los que tienen más talento tienen el derecho a destacar por encima del resto; esta idea permite a la elites justificar las diferencias sociales.
El sistema de clases norteamericano se puede desglosar del siguiente modo:
Clase alta
Se trata de grupos familiares que descienden de individuos que tuvieron éxito hace varias generaciones. Están en la cúspide de la jerarquía social y llevan un estilo de vida particular: clubes privados y comportamientos definidos. Los individuos mantienen relaciones endogámicas y tienen una clara conciencia de clase.
En relación con la economía, ocupan los cargos directivos de las grandes empresas y los altos cargos de la administración.
Dentro de las clases altas, la clase corporativa se define como un grupo de personas que ocupan posiciones clave de autoridad en las principales corporaciones. Son ricos, pero su influencia no se basa en la riqueza sino en el control de los recursos corporativos. Los individuos están unidos por intereses económicos comunes y pueden reconocer dichos intereses (tienen conciencia de clase). Suelen formar parte de varios consejos de administración de empresas y han ocupado altos cargos en el Estado. Sus intereses se encuentran en todo el sistema empresarial. Aunque sus rangos son accesibles, forman parte, como el resto de la clase alta, de clubes y escuelas exclusivas.
La concentración económica que favorece a esta clase social presenta los siguientes rasgos:
- El gran tamaño de las principales corporaciones y su capacidad de dominio en el mercado.
- Concentración del control de unas corporaciones por otras.
- Una red de consejos directivos interrelacionados que une a los miembros de esta clase. Quizá el dato más relevante a este respecto es que en EE.UU. hay más de doscientas mil corporaciones, el 75% de las acciones de estas corporaciones se encuentra en manos de unas cien empresas.
Un estudio del senado norteamericano de 1980 revela que todas las grandes empresas, bancos y compañías de seguros están vinculados de alguna manera a través de sus consejos de administración. El comité del senado encargado de esta investigación concluye que estos vínculos limitan la competencia, aumentan la concentración económica y la influencia en el gobierno.
La elite de esta clase es denominado "grupo interno de la clase corporativa"; los miembros de este grupo se caracterizan por tener más puestos dentro de los consejos de administración; suelen representar a los grandes bancos en estos consejos y representan los intereses corporativos en instituciones como las universidades y el gobierno.
Clase media y clase trabajadora
En los últimos cien años se han producido importantes cambios en la estructura de clases norteamericana y se están volviendo a producir en su parte intermedia. Mientras a principio del S. XX el 18% de los trabajadores eran de "cuello blanco" y el resto de "cuello azul", en 1970 el porcentaje había pasado a ser de 50 y 50. El aumento de la desigualdad en este sector se debe a los cambios en la estructura ocupacional. Se ha producido una fuerte disminución de puestos de trabajo cualificados y un aumento de trabajos de escasa cualificación y bajos salarios. También se produce un aumento en las posiciones de autoridad desde 1960.
La nueva clase media
A pesar de las críticas recibidas, la obra de W. Mills sobre la nueva clase media se la puede considerar como la más relevante que se ha producido hasta la fecha.
La vieja clase media se caracterizaba por la libertad de que gozaban sus miembros, ya que estos solían sus propios jefes, por el pequeño tamaño de sus empresas y por ser propietarios de los medios de producción.
Si a principios del S. XX el 80% de los trabajadores tenían propiedades y estaba muy extendida la pequeña empresa, este tipo de sociedad de pequeña empresa casi ha desaparecido a causa de las grandes concentraciones empresariales y del aumento de la economía a escala.
La nueva clase media está formada por especialistas, técnicos, organizadores y oficinistas que manejan la burocracia empresarial en esta economía compleja y masificada. Salvo excepciones, son todos asalariados de grandes empresas.
2ªParte: Consecuencias de la estratificación por clases.
Estabilidad y cambio en la clase trabajadora.
Con la aparición del capitalismo agrario durante la revolución industrial, los campesinos abandonaron sus tierras para formar parte de la mano de obra de la industria.
Gran parte de la fuerza de trabajo la formaron mujeres y niños hasta que el aumento del desempleo masculino obligó a crear leyes sobre el trabajo infantil y a crear otros tipos de industrias, con lo que la mano de obra pasa a ser mayoritariamente masculina.
Se desarrolla un fenómeno denominado economía dual o mercado de trabajo dual; en él las industrias se dividen en centrales -La industria petrolera, acererías etc- y periféricas - como grandes almacenes, cadenas de restaurantes, etc.- Las industrias centrales se caracterizan por tener mayores beneficios, productividad más alta, concentración corporativa, producción intensiva en capital y menor competencia económica. Las industrias periféricas tienen las características opuestas.
Las consecuencias para los trabajadores son que en las industrias centrales los salarios son más altos y las condiciones de trabajo son mejores y otras ventajas complementarias respecto a las periféricas.
Sin embargo, a causa del aumento de la competencia comercial extranjera y del descenso de la economía norteamericana en los años setenta y ochenta, las diferencias de ingrasos entre trabajadores centrales y periféricos se han ido nivelando a la baja.
En las últimas décadas se reducen los trabajos cualificados en las industrias centrales y aumentan los trabajos poco cualificados en el área de servicios de la industria periférica. Aumentan los empleos de profesionales y directivos en industrias de tecnología punta que requieren alta especialización. Disminuyen los sueldos medios al tiempo que han aumentado en un 50% los trabajadores cuyos sueldos están por debajo del umbral de pobreza. Las causas de esta situación se encuentran en un aumento de la competencia económica de otras potencias, aumento de estos países en alta tecnología, reducciones de plantilla y producción ligera.
Consecuencias de la posición de clase.
Ha aumentado la desigualdad de rentas debido al incremento de puestos de trabajo con salarios altos y la disminución de salarios en los estratos bajos, a esto hay que añadir las diferencias de renta dentro de una misma clase en caso de que el trabajador pertenezca a una industria central o periférica. Por otra parte, un estudio de Parcel descubrió que los sueldos de las industrias periféricas dentro del área de una industria central (proveedores de una petrolera, por ejemplo) son superiores a las de otros sectores periféricos.
La alineación (Marx) de los trabajadores aumenta a medida que se desciende en las posiciones ocupacionales. Este fenómeno se produce en diversos países estudiados incluidos los EE.UU.
En relación con las condiciones físicas del trabajo, obviamente la diferencia se establece entre trabajo manual y no manual. Aunque los trabajadores de cuello azul y los de cuello blanco pueden estar sometidos a las mismas condiciones psíquicas, los trabajos de cuello blanco son generalmente más seguros, a excepción de los que realizan los técnicos y científicos que trabajan con altas energías o sustancias peligrosas.
Socialización infantil.
La socialización de los niños varía dependiendo de la clase a que pertenecen, está orientada a la reproducción social. Así, los padres de clase media fomentan la confianza de los niños en si mismos, razonando los mandatos, explicando el por qué de estos. Los padres de clase trabajadora suelen fomentar la obediencia, dándoles órdenes sin explicaciones. Donde más se aprecia le diferencia es precisamente en el propio sistema educativo.
Participación política.
Cuanto más baja es la clase social, menor es el porcentaje de votantes, aunque se ha apreciado un aumento de voto en las minorías. Las razones de esta desidia son varias: imposibilidad de faltar al trabajo para votar, ya que las elecciones se suelen realizar en días laborables, sentimiento de alineación de las clases bajas y, sobre todo, el desinterés de las elites políticas por captar el voto de los trabajadores, ya que implicaría prometer mayor igualdad, mejoras sociales y aumento de impuestos a las clases altas (que son las que pagan las campañas)
Los sindicatos.
En comparación con otros países, la afiliación sindical en EE.UU. es muy baja, entre otras razones están la doctrina individualista, que hace que las personas busquen sus mejoras laborales por su cuenta y riesgo en lugar de hacerlo colectivamente, también influyen las divisiones étnicas de los trabajadores, y sobre todo el apoyo que recibe la clase capitalista del estado frente las reivindicaciones sindicales..
La pobreza en los EE.UU.
El nivel de pobreza en Estados Unidos es muy superior al del resto de los países desarrollados. La Oficina del Censo utiliza una definición de pobreza, para esto realiza una estimación de lo que le cuesta a una familia la compra de los productos básicos. Para 1998 el umbral de pobreza se estimó en 16.050 $ para una familia de cuatro miembros. Para esa fecha el nivel de pobreza es de un 13% (más de treinta y dos millones de personas). Las familias que viven de un trabajo no cualificado cobrando el salario mínimo se encuentran por debajo de dicho nivel de pobreza. Se da la paradoja de que, pese a no haber apenas desempleo, una parte de los trabajadores es pobre.
Las ayudas estatales para los pobres se han ido recortando hasta un 50% a principios de los años noventa. Desde la IIª Guerra Mundial, la pobreza en Estados Unidos se redujo paulatinamente hasta solo un 11% en la década de los 70´, para de nuevo aumentar a un 15% durante la era Reagan, debido sobre todo a los recortes en materia asistencial.
Otro dato a tener en cuenta es el aumento de la pobreza en hogares monoparentales encabezados por mujeres y el aumento de la pobreza infantil; en 1980 el 38% aproximadamente de estos hogares vivía en la pobreza; en 1992 ya era el 48% de los hogares de este tipo. Para esas fechas, la pobreza infantil representaba el 18% y el 22% respectivamente. Entre los niños la pobreza es mucho más grave, ya que deja secuelas físicas permanentes que se pueden transmitir a la siguiente generación.
Entre los más pobres, la pobreza ha aumentado entre 1975 y1990 en un 10% en la población que se encuentra por debajo del 50% del umbral de pobreza.
Finalmente, la población norteamericana que pasa hambre aumenta de 20 millones de personas para finales de los 80´ a 30 millones a mediados de los 90´, Una de las razones se encuentra en el recorte de los vales de comida entregados por el Estado a los más desfavorecidos durante la era Reagan; un vale de comida no llega a valer 50 ctvs.
3ªParte: Estratificación por raza, etnia y género
Estados Unidos es una de las naciones con mayor diversidad étnica y racial del mundo. Es una amalgama de euroamericanos, asiáticoamericanos, latinoamericanos, además de amerindios.
Los nativos americanos
Llegaron de Asia y ocuparon América hace unos diez mil años. Cuando los europeos llegaron al continente, las relaciones con los nativos fueron al principio relativamente cordiales, pero se deterioraron paulatinamente debido a guerras, servidumbres impuestas y otros motivos. La situación llegó al paroxismo con la política de exterminio más o menos sistemático realizada por el gobierno para facilitar a los colonos la ocupación de nuevas tierras en su marcha hacia el Oeste. En 1850 los blancos ya ocupaban los territorios al Este del Missisipi; hacia 1890 llegan al Pacífico. En esta fecha ocurre la batalla más importante entre blancos y nativos, en ella se masacra a unos trescientos sioux. Se estima que cuando llegaron los blancos a Norte América vivían allí unos 850.000 amerindios; en 1860 apenas quedaban unos 250.000. Hoy la mayoría de los nativos que quedan pertenecen a las minorías más pobres del país.
Afroamericanos
Llegaron a América como esclavos, en un número aproximado de 8.000.000. En EE.UU. fueron vendidos unos 400.000, reproduciéndose hasta alcanzar la cifra de 4.000.000, todos esclavos. Fueron utilizados como mano de obra agrícola; a diferencia de los esclavos de la antigüedad, o de los que estaban en la América hispano-lusa, carecían completamente de derechos, no podían emanciparse ni casarse con quién eligieran Etc. Para justificar este sistema esclavista los blancos desarrollaron una serie de creencias racistas sobre la base teórica de que los individuos de raza negra eran "infrahumanos".
Alcanzaron la plena emancipación después de la guerra civil, sin embargo en los estados del Sur se estableció una legislación (Jim Crow) que promulgaba la segregación, negaba el derecho al voto y el acceso a los tribunales a la población de raza negra.
A principios del siglo XX se inician los primeros movimientos pro-derechos civiles, que culmina en la década de los 60 con el Movimiento Por los Derechos Civiles. Algunos factores que aceleraron este proceso fueron la inmigración de la población de color del Sur hacia el Norte y de áreas rurales a urbanas, que propiciaron la concentración, organización y publicidad del movimiento. Otros factores fueron las iglesias negras (Luther King era pastor religioso), y la necesidad de votos por parte de los políticos.
Hispanos
Es la minoría que aumenta con mayor rapidez. Por naciones, los más numerosos son los mexicanos, que en buena parte viven desde siempre en los territorios usurpados por EE.UU. a México en la Guerra de 1848. El resto son inmigrantes actuales en buena parte ilegales (los llamados "espaldas mojadas"). Otros grupos son exiliados de naciones en guerra civil o con dictaduras, al margen de exiliados económicos.
Asiáticos
El mayor contingente lo forman ciudadanos chinos, muchos de ellos descendientes de los inmigrantes que llegaron para trabajar en el ferrocarril a finales del s. XIX. A partir de 1890 comienzan a llegar japoneses. Estos, aunque disponian de mayor riqueza que los chinos fueron igualmente discriminados. Se les negó el derecho a tener tierras y el de ciudadanía y en 1920 se aprobaron leyes que prohibían en la práctica la inmigración de asiáticos. En la IIª guerra mundial los japoneses fueron internados es campos de concentración. Los asiáticos que llegaron posteriormente a Norteamérica fueron camboyanos y vietnamitas que huían de las guerras del Sudeste asiático. Los primeros en llegar de estas poblaciones eran de clase media y formación cualificada; a finales de los años 70 llegaron poblaciones de clase baja y sin cualificación que no huir al principio.
Euroamericanos
Hasta 1860 los grupos de raza blanca fueron bastante homogéneos; en su mayor parte los inmigrantes eran ingleses, irlandeses y alemanes, que se integraron bastante bien con los ya establecidos. Después de la guerra civil y hasta 1920 entran en EE.UU. unos treinta millones de inmigrantes procedentes del centro y del Este de Europa que son en principio discriminados por los otros blancos, aunque los descendientes de estos se acaban integrando, sin embargo, aun quedan comunidades cerradas de polacos e italianos en las ciudades.
El grupo más poderoso lo forman anglosajones protestantes (WASP) que predomina en las elites corporativas, licenciados en universidades de prestigio y altos cargos políticos.
La comunidad judía tiene menos poder de lo que se suele pensar; solo destacan en las elites de los medios de comunicación, con un 25% de participación.
Desigualdades de género.
La desigualdad entre hombres y mujeres respecto a la renta se va reduciendo, aunque todavía sigue siendo bastante acusada en relación con otras naciones industriales; sobre todo en las ocupaciones más elevadas. Uno de los motivos de esta nivelación es la bajada de los salarios de los hombres: los empleos con mayores salarios se van reduciendo y están ocupados en su mayoría por varones y los empleos peor pagados no han subido. En cuanto a diferencias de género por etnias, la desigualdad entre hombres y mujeres blancos es muy superior que en negros e hispanos.
Desigualdades de género comparadas.
Según el Indice de Desarrollo Humano de la ONU, concretamente el aplicado a las mujeres y que tiene en cuenta indicadores de renta, empleo, educación y otros, de 33 países que fueron estudiados, la mayor diferencia entre hombres y mujeres corresponde a Corea del Sur, y la menor a Suecia. A EE.UU. le corresponde el decimotercer puesto.
Otra cuestión es la incidencia de la maternidad en la vida laboral de las mujeres; esta circunstancia retrasa su desarrollo laboral y puede producir la pérdida de empleo. En EE.UU. hasta 1994 no había ninguna garantía ocupacional durante el periodo de maternidad. En ese año se aprueba una ley que obliga a los empresarios a readmitir a las mujeres tras un pequeño periodo de baja por maternidad, aunque esta baja no es remunerada. En otros países la baja si es remunerada y dura desde las 8 semanas de Suiza a las 40 de Inglaterra.
Desigualdades raciales y étnicas
Entre 1967 y 1991 las minorías negras e hispanas han visto reducidos sus ingresos respecto a los blancos debido a que estas minorías se concentran en empleos no cualificados y de periferia, empleos que han aumentado al tiempo que ha disminuido su remuneración. Los empleos de tipo medio en industrias centrales se han reducido, hecho que ha afectado más a las etnias minoritarias.
Ha disminuido entre la población de raza negra el número de familias tradicionales (biparentales), aumentando las familias encabezadas por mujeres del 20% al 60% en 30 años; ello implica que en épocas de dificultades económicas no ha habido un segundo consorte que se haya incorporado al mercado de trabajo, con el consiguiente empobrecimiento de las familias monoparentales. La combinación de Desigualdad de sexo y raza llega al extremo de que un hogar encabezado por una mujer de raza negra solo alcanza el 38% de la renta del encabezado por una mujer blanca.
Otra diferencia en la renta viene dada por el recorte de los subsidios asistenciales en los años 80 y 90, que eran destinados en su mayor parte a las etnias minoritarias, las más pobres del país.
Estereotipos
Los estereotipos son creencias sobre colectivos humanos que se crean y comparten en los grupos y entre los grupos dentro de una cultura. El estereotipo puede considerarse “una forma inferior de pensamiento” si este es erróneo por no coincidir con la realidad, por obedecer a una motivación defensiva o por ser rígido o etnocéntrico (Miller). El estereotipo étnico (Brigham) es una generalización referente a determinado atributo de un grupo étnico que puede ser considerada como injustificada por parte de un observador objetivo. Según Tajfel, un estereotipo acerca de un grupo étnico se define en función de un consenso de opinión sobre los rasgos atribuidos a dicho grupo. Que el estereotipo se considere negativo se debe a que se base en conceptos aprendidos erróneamente; en sobregeneralizaciones o inexactitudes, o que sean excesivamente rígidos a pesar del transcurso del tiempo. Cuando hay consenso social sobre determinado estereotipo, a este se le añade el adjetivo “cultural”. Entre los rasgos que caracterizan a los estereotipos están los que definen al grupo y los que lo distinguen de otros colectivos. El estereotipo está relacionado con dos conceptos en el tratamiento de los grupos humanos; mientras el estereotipo sería el conjunto de creencias acerca de atributos asignados a un grupo, en un plano cognitivo, el prejuicio sería la evaluación negativa del grupo en un plano afectivo y discriminación sería la conducta desigualitaria en el tratamiento dado a individuos en virtud de su pertenencia a dicho grupo en el plano conductual. Por tanto, el estereotipo negativo podría servir para racionalizar y justificar los prejuicios. El estereotipo, además de una función cognitiva, cumplen una función defensiva, ya que es la proyección de determinados valores, estatus y derechos, manteniendo así determinados grupos su posición dominante sobre otros. El individuo, al enfrentarse a una evidencia que contradice determinado estereotipo, su reacción dependerá de la rigidez de sus creencias o de sus intereses en el objeto de contradicción. Si es rígido en sus creencias o su interés en mantener el status quo es alto, no habrá cambio; la contradicción será la excepción que confirma la regla. En cambio, un individuo de mente abierta puede llegar a perder en este caso la con fianza en las formas aceptadas de valoración. Allport vincula estereotipo y prejuicio; define al primero como una creencia exagerada asociada a una categoría. Su función es justificar una conducta respecto a esa categoría. En el estereotipo existe un proceso de categorización que sirve para formar agrupaciones de hechos y objetos que sirven de guía en la adaptación de los sujetos; asimila todo lo que puede a la categoría y permite identificar con rapidez los objetos asociados a dicha categoría, que a su vez satura todo su contenido con el mismo efecto emocional e ideal; todo este proceso puede ser racional en mayor o menor medida. Los errores asociados al uso de estereotipos son según Campbell el absolutismo fenoménico en la forma de caracterizar al exogrupo, al pensar que este es tal y como se percibe, sin considerar proyecciones y comunicaciones defectuosas, exagerando las diferencias intergrupales y la homogeneidad intragrupal; percepción causal errónea al atribuir diferencias a la raza en lugar de al ambiente; pretensión de que los rasgos negativos producen hostilidad, cuando la verdadera causa de esta puede ser el etnocentrismo, amenazas o desplazamiento de la agresión. Campbell en su contribución al estudio del estereotipo resalta la influencia del contexto comparativo en la selección de los rasgos que conformarán los estereotipos. Sitúa los orígenes de esa selección en la interacción entre grupos y sus respectivos papeles en la sociedad. Pone de manifiesto supuestos causales implícitos en algunos tipos de intervención para el cambio y mejora de estereotipos a través de la confirmación de rasgos. Atribuye importancia a explicaciones causales de las diferencias entre grupos.
Juan Rodríguez Martínez.
Los matices del funcionalismo y del estructuralismo.
En esa línea de ideas, pues, el concepto de funcionalismo tiene matices diferentes: por una parte se le ve como una situación de equilibrio-armonía que permite a los elementos del sistema la resolución inmediata de los problemas de desequilibrio que eventualmente pudiese confrontar; por la otra, como una estandarización o modelo del que debe desprenderse la positividad de los actos que se realicen; y, finalmente, como sujeción o dependencia a los dictados de la sociedad mediante la adaptación plena de los integrantes del grupo y, por ende su condición de elementos indispensables para que el todo funcione a través de las partes.
Surgen entonces las nociones de reglismo o codificación, de moralidad social y convivencia pacífica, de juridicidad a ultranza y de valor personal. Pero la consecuencia inmediata de tales premisas es la adopción de tesis extrapoladas: la preeminencia de la cultura como factor de funcionalidad y de discernimiento sobre su observancia subjetiva, de tal forma que se integra al concepto de cultura la noción misma de civilización y se termina, como en el caso de Freud, por asimilarlas o entenderlas como si fuesen sinónimos, llegándose al extremo, como consecuencia lógica de tal apreciación, que la indispensabilidad del ser humano quede finalmente subordinada al interés colectivo y, por ende, se desplace la propensión humanista hacia la colectivista.
De ello termina por resultar que Merton hable de un análisis funcional en el que se consideran los estándares o parámetros a los que debe sujetarse el comportamiento humano, las actitudes y motivaciones que le son propias, las funciones mismas y sus contra funciones asumidas como consecuencias, las nociones de unidad ligadas a las de conglomerado y estratificación, la admisión de las necesidades y satisfactores humanos a título de exigencias sociales, los mecanismos, alternativas y contextos o coerciones que determinan la dinámica y el cambio sociales, así como los problemas experienciales e ideológicos que matizan el sistema.
En complemento de las nociones funcionales se habla de las estructurales o constructivas, que tienen múltiples connotaciones, y que compendiaron en mayor grado Levi-Strauss y Saussure en los ámbitos de la antropología y la lingüística prioritariamente.
El llamado estructuralismo es una tendencia metodológica con algunas relaciones tanto científicas como filosóficas. No es propiamente una doctrina científica o filosófica, ya que descansa, fundamentalmente en la teoría de la información, la lingüística y la cibernética. Pretende una ordenación -y de allí el concepto de estructura- tanto del saber como de su aplicación concreta. Pero sólo se ocupa de homologar la realidad de las cosas con el conocimiento de las mismas, o, lo que es lo mismo, convertir las ciencias humanas en ciencias convencionales, como las de la natura. Por razón de esa preeminencia de la lingüística dentro de su temática propia, necesariamente es vinculable al tema pedagógico, toda vez que de ella se desprende la comprensión de los modelos o paradigmas empleables en el proceso de aprendizaje y, por complemento, en la conformación conductual genérica de cualquier conglomerado.
Las nociones de Levi-Strauss, por ejemplo, sobre totalidad, transformación y autorregulación configuran la visión más elemental del tema, ya que se refiere, en esencia, a la conformación organizativa de cualquier cambio posible. Toda estructura, pues, entraña una lógica inmanente a su conformación, aun cuando se exprese como método o como fórmula, de tal manera que siempre es su expresión, o sea el lenguaje, lo que determina su configuración como sistema.
Sus limitantes, por otra parte, son obvias: se trata de un método científico que ya desde principios utilizado en el ámbito de la ciencia. Los estructuralistas contemporáneos han querido elevarlo al rango de disciplina filosófica, pero, evidentemente, sin justificación suficiente para ello. Adicionalmente debe observarse que, si bien es espectacular en cuanto a sus resultados al ser empleado únicamente como método, las conclusiones, en cambio, de su uso, han sido totalmente opuestas: sus cuatro representantes principales, Levi-Strauss, Lacan, Foucault y Althusser, asumen como conclusiones finales una percepción notoriamente depresiva sobre el futuro del hombre: Althusser lo cosifica; Lacan le niega toda esperanza; Foucault anuncia su fin y Levi-Strauss lo hace desaparecer. Pero tal apreciación seña lo de menos si existiese alguna congruencia entre esta corriente metodológica y la problemática de fondo tradicionalmente tratada por la filosofía, al menos para considerarla dentro de ella, pero el caso es que sus tópicos han sido esencialmente científicos y escasamente filosóficos. Antes bien, debiéramos concluir que su utilidad pedagógica está limitada a una mera concepción puramente sociológica que, en consecuencia, no podría desligarse de las visiones marxistas sobre lo socio-económico, tal como finalmente han confluido.
Estructuralismo y Marxismo.
Fue Althusser quien mejor emprendió la revaloración de la obra de Marx desde una perspectiva ciertamente epistemológica, pero esencialmente reestructurante de la perspectiva psico-filosófica del pensamiento de Marx. Analizó la trascendencia de las estructuras conformativas de la historia y sus efectos o impactos en los grupos sociales clásicos, de tal forma que la transición entre estructuras y superestructuras no únicamente resulta redimensionada a través de los modos de producción material, sino también en su perspectiva estructural y, por ende, dialectivo-metodológica en su máxima extensión.
Fue Schaff quien se vino a ocupar, posteriormente, de una especie de refundición de las nociones estructuralistas en términos metodológicos, destacando sus aspectos sistemáticos, finalísticos, coexistenciales e investigativos como prioridades comunes.
La integración de la dialéctica al estudio estructuralista, tanto a partir de Hegel como de las reconsideraciones de Marx y, sobre todo de Engels, ha significado para los estructuralistas una reflexión adicional sobre los procesos y funciones, así como de sus contenidos históricos y sociológicos.
Materialismo histórico.
La concepción del materialismo histórico en Marx y Engels ha sido tratada desde muy diversos puntos de perspectiva, pero seguramente ha sido George Lukacs quien ha mostrado mayor apego a la ortodoxia de la visión original. La tesis original consistía en entender la realidad social a través de su naturaleza, entendida como una unidad dialéctica de la base y la superestructura, de tal forma que el hombre inserto en la objetividad de las relaciones derivadas de ese contexto pudiese ser rescatado mediante una redención de sus condiciones a través de la toma progresiva del poder, cuando dependiese del trabajo, y mediante el desplazamiento de las clases dominantes que lo explotaban.
Si se entiende la realidad social como una relación dialéctica en la que a través de la historia se ha procedido mediante todas las formas imaginables de explotación, la lógica de la revolución se ve como un factor obligado para modificar tal condición. La vieja noción hegeliana de la dialéctica, entendida como un proceso cíclico de tesis, antítesis y síntesis viene a constituir el silogismo metodológico en el que debe sustentarse el proceso revolucionario, pero sólo a través de la comprensión de las superestructuras, sobre todo ideológicas, que se imponen a la sociedad, especialmente en sus sectores marginados o proletarios -proletario significa pobre- es como cabe derrocar la dominación burguesa que se sirve de la plusvalía en el proceso productivo para enriquecerse al extremo con el consecuente empobrecimiento progresivo de las masas trabajadoras, de tal forma que sólo mediante la inversión de tales condiciones puede resultar posible el retorno al equilibrio.
Ahora bien, lo que esencialmente importa de esta descripción original marxista sobre los fenómenos sociológicos que alteran las condiciones económicas de los marginados de la tierra es el impacto o consecuencia que tal actitud genera en el ámbito de la educación. Resulta obvio entender que la sociedad burguesa, según la concepción primigenia de Marx, se apropie de los mejores cerebros y de los mejores medios para mantener dominadas a las masas de los trabajadores. Las superestructuras vienen a consistir, desde el punto de vista más político que económico, la posesión o dominio, por parte de la burguesía, de los mejores recursos sociales para mantener su hegemonía clasista y, por ende, su dominio sobre las clases trabajadoras.
Esta perspectiva repercute, desde luego, en que la educación se mantenga en sus mayores niveles al servicio de la burguesía y, consecuentemente, que el proletariado no la reciba en forma alguna o deba conformarse con nociones adormecedoras de la realidad para sujetarlo en forma indefinida a los dictados del capital. Su expresión en el sentido de que la religión fuese el opio del pueblo parte precisamente de la idea de expresar con toda claridad el papel enajenante de tales elementos conceptuales para subordinar a los pobres. Obviamente, al expresarse así el dominio burgués, resulta claro entender que se procure una especie de oscurantismo o de negación al acceso de la pedagogía para mantener en la ignorancia a tales grupos sociales marginados y continuar su opresión o explotación.
La visión materialista deriva de la necesidad, pues, de evitar que las fantasías ideológicas o utopías en las que se pretendía envolver a los proletarios siguiesen adulterando sus expectativas reales de redención por la vía revolucionaria para tomar el poder y servirse de él como fórmula para abatir en definitiva el dictado del capital que les impedía superación alguna. Ese materialismo llegó a ser calificado como científico, pese a que careciera de la más elemental noción o justificación de ciencia, pero con ello quería explicarse desde un punto de vista más sociológico que exactista el propósito de explicar la realidad social como una condición injusta e igual que necesariamente ameritaba la corrección que sólo cabía realizar a través de la revolución.
Cabe concluir, pues, que las perspectivas sociológicas de la educación han descansado mucho más en el análisis de las perspectivas puramente socio-históricas de la realidad social y que, por ende, cuando las teorías estructuralistas y funcionalistas han querido describir esa realidad social para establecer los medios o factores de restauración del equilibrio, inevitablemente han tropezado con el precedente que ya Marx reseñaba, desde mucho antes, como una condición insalvable, a menos que se emprendiera el esfuerzo revolucionario. Lo lamentable es que la experimentación de las tesis marxistas en la antigua Unión Soviética fracasaron por la inversión leninista y stalinista de su pensamiento al convertir el comunismo en un mero capitalismo de Estado, tan nefasto como el capitalismo convencional o liberal, aunque en el fondo éste haya terminado por evidenciarse como neoimperialista o neocolonialista. El materialismo histórico ha terminado, también, por ser rebasado como expresión pragmática de la realidad de los tiempos de Marx mediante toda clase de sucedáneos y recursos del capitalismo convencional al procurar la fragmentación del capital, la reducción de la jornada laboral, la implementación de toda clase de medidas de previsión social, etc., de tal forma que hoy en día no únicamente se antoja anacrónico sino hasta intransitable desde el punto de vista doctrinario y pragmático.