viernes, 28 de marzo de 2008

Coyuntura medíática internacional: la SIP y el Terrorismo mediatico

Los amos de la SIP

Yaifred Ron
Rebelión

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) es un cartel de los grandes dueños de medios de comunicación del continente, que nació en el marco de la Segunda Guerra Mundial y se moldeó luego, al calor de la Guerra Fría, para protagonizar una historia de defensa de intereses oligopólicos, alianza con los poderes imperiales y atentados contra la soberanía de los pueblos latinoamericanos.

La acción de la SIP, en ese sentido, está debidamente documentada y se ha basado en el empleo de esquemas de desestabilización que, al resultar exitosos, han sido repetidos y son repetidos todavía hoy, en toda la región latinoamericana. En estas páginas reunimos algunos ejemplos, estudiados por periodistas latinoamericanos, de cómo este grupo de propietarios de los medios ha implementado una tradición de presión contra gobiernos democráticos, con resultados nefastos.

Presentamos aquí los orígenes de la organización empresarial y su vinculación temprana con la Agencia Central de Inteligencia (CIA), así como casos puntuales de desarrollo de propaganda negra por parte de la SIP contra los gobiernos que han promovido la libertad y progreso de sus pueblos, en contraste con el silencio y la complicidad mostrados con regímenes dictatoriales de la región, disimulando incluso el encarcelamiento y asesinato de periodistas.

En la última parte, intentamos exponer las manipulaciones que han permitido a la SIP no sólo continuar usurpando la representación del periodismo en la región, sino también abrogarse derechos que corresponden a las organizaciones sociales y no sólo a un puñado de poderosos propietarios de los medios. Para ello, hemos contado con la guía de dignos periodistas latinoamericanos que han luchado por rasgar las máscaras del poder mediático y han denunciado las perversiones de la actuación de la SIP, que han colocado a la gran prensa a espaldas de los pueblos.

Esperamos que este sea un aporte, entre muchos otros, al desarrollo de la necesaria conciencia crítica en contra de las manipulaciones y desinformaciones de los amos de la prensa.


La SIP y el panamericanismo imperial

El germen de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) hay que buscarlo en el concepto del panamericanismo. Pero no en el panamericanismo bolivariano del Congreso Anfictiónico de Panamá, sino en el panamericanismo imperial.

En la primera conferencia panamericana, celebrada en Estados Unidos, en 1889, se moldeó un aparataje orientado a organizar reuniones de gobiernos, con la intención, según sus creadores, de incentivar la comunicación y la colaboración entre los países, en condiciones de igualdad. Sin embargo, estas reuniones respondían en realidad a la preocupación de Estados Unidos por delinear las manifestaciones de control imperial, en vinculación con las oligarquías locales.


Este panamericanismo, de hecho, es entendido como una continuación de la famosa Doctrina Monroe de 1823, impuesta bajo el lema “América para los americanos”, a través de la cual Estados Unidos declaraba que no permitiría a ninguna potencia no americana intervenir en el continente.

Bajo tal signo ideológico, fueron celebradas estas conferencias en distintos países de la región y en 1923, en la Quinta Conferencia Panamericana, en Santiago de Chile, se planteó la necesidad de organizar una reunión sobre la prensa.

Esa primera conferencia sobre la prensa se realizó finalmente en Washington, tres años después, y aun cuando los historiadores oficiales de la SIP insisten en señalar que se trataba de un congreso de periodistas, era esencialmente una reunión de empresarios. Así lo resalta el investigador Juan Gargurevich, en su libro “A golpe de titular. CIA y periodismo en América Latina”, cuando afirma que aquella era la primera vez que se reunían tantos propietarios de periódicos de América Latina. “No está de más recordar que los temas tratados por las diferentes mesas (de la conferencia) no incluyeron los problemas de los periodistas mismos. A los norteamericanos les interesaban los dueños, no los empleados”, escribe Gargurevich.

Luego de esta conferencia inicial, se continúa efectuando reuniones en varios países, sin concretarse la creación de la organización, hasta que en 1943, en La Habana, tiene lugar la conferencia que funda la SIP.

En ese momento gobierna en Cuba el famoso tirano Fulgencio Batista. El planeta estaba estremecido por la Segunda Guerra Mundial, y Estados Unidos y la Unión Soviética hacían sociedad para derrotar el fascismo. Este clima histórico, permeado por la existencia de un frente antifascista, permite que al fundarse la SIP se incluyan entre sus miembros, aunque de manera minoritaria, algunas publicaciones progresistas y de izquierda, entre ellas, el órgano de prensa del Partido Comunista cubano, el diario Noticias de Hoy, fundado en 1938.

Desde esa primera reunión de la SIP, las voces minoritarias progresistas intentan impulsar la unidad de los trabajadores de la prensa en la región y asumen el papel de denunciantes, en contra del papel jugado en América Latina por las grandes agencias de noticias, que actúan como reproductoras del mensaje imperial.

Sin embargo, la historia cambia al finalizar la guerra. Ya en 1947, ha comenzado la Guerra Fría que enfrenta a los antiguos aliados —EEUU y Unión Soviética— se perfila el maccartismo en Estados Unidos y se crea en ese año la Agencia Central de Inteligencia (CIA), hecho que tendría un papel fundamental en lo que el periodista cubano Ernesto Vera llama el golpe CIA-SIP[1].

Este golpe se consuma en el año 1950 y fue promovido un año antes en Quito, en el V Congreso Interamericano de Prensa, por la delegación estadounidense, integrada por tres personajes claves: un representante del Departamento de Estado, Tom Wallace, y dos altos oficiales de la CIA, Joshua Powers y Jules Dubois. El trío era encabezado aparentemente por Wallace, pero en realidad el personaje central, como se demostraría luego, fue siempre Dubois, quien coordinó durante 15 años después la labor de la CIA-SIP en América Latina.

Este trío plantea en Quito que la próxima reunión de la SIP tenga lugar en Estados Unidos, ya que los anteriores encuentros habían tenido como sede capitales latinoamericanas: México, La Habana, Caracas, Bogotá y Quito. Un grupo de latinoamericanos, entre ellos el periodista peruano Genaro Carnero Checa, se levantó contra la idea de escoger a Estados Unidos como país sede, asegurando que la discriminación racial y política en ese país no permitía que existieran las garantías necesarias para celebrar allí un Congreso.

La delegación norteamericana, luego de aceptar que la discriminación en su país era bochornosa, se comprometió a brindar las seguridades para la participación de todos los delegados, con independencia de sus ideas políticas. Finalmente, la propuesta se impuso y se aprobó que la reunión del año siguiente se realizara en Nueva York.

Al regresar a Estados Unidos, Wallace entregó un informe al Departamento de Estado, titulado “Background of previous Interamerican Press Meeting”, en el cual queda al descubierto la maniobra. En ese documento, Wallace resaltaba que en la reunión de Quito habían alcanzado el éxito en los dos objetivos planteados por la delegación norteamericana: trabajar por una nueva constitución de la organización original y procurar que la próxima reunión se hiciera en suelo estadounidense bajo los auspicios privados de las publicaciones de Estados Unidos:

“Tuvimos éxito en ambos propósitos sin tener que provocar la creación cismática de otra organización y dejar de esa manera en descubierto que la prensa de Estados Unidos había tenido que provocarla por no poder controlar la organización”, explicaba Wallace a sus jefes, en el informe citado por Gargurevich. De esta manera, había comenzado a gestarse el secuestro de la organización.


Las historias del tesorero

Según la historia oficial de la SIP, 1950 fue el año “más importante para la organización”. Fue precisamente en ese año cuando se refundó la SIP y quedó conformada tal y como la conocemos ahora, sin la participación de las pocas publicaciones progresistas que inicialmente habían sido incluidas en la Sociedad. A partir de ese año, se hacen claros los objetivos que la CIA conferirá al funcionamiento de la SIP en América Latina.

Pese a las garantías ofrecidas en Quito, los representantes de los órganos de prensa progresistas no fueron invitados a la reunión de ese VI Congreso Interamericano de Prensa. A algunos se les negó la visa de entrada a Estados Unidos bajo la acusación de ser comunistas. Cuando se quejaron ante los organizadores, Wallace les ignoró, indicándoles que la visa había sido negada por el gobierno y por lo tanto debían quejarse ante el gobierno.

Hubo incluso quienes llegaron hasta el aeropuerto de Idlewild, sólo para ser detenidos y devueltos por las autoridades de Estados Unidos, previo interrogatorio del FBI. Tal fue el caso del cubano Carlos Rafael Rodríguez, quien representaba al periódico Noticias de Hoy, pero era además el tesorero de la SIP, reelecto por tercera vez consecutiva, y por esta misma condición viajaba con pasaporte especial.

En una narración sobre este suceso, titulada “Crónica de una New York entrevista”, Rodríguez cuenta cómo fue retenido en Ellis Island, tildado de peligroso por su ideología, considerado “inadmisible” en Estados Unidos, ignorado por la comisión organizadora del congreso y depositado por el FBI en una aerolínea venezolana que lo devolvería a Cuba. En esa crónica, Rodríguez describía con detalles las razones por las cuales a los gestores de la nueva SIP no les interesaba su presencia:


¿Por qué se me excluyó del Congreso?

Se sabía muy bien que yo iba a New York a denunciar todos los casos de violación de la libertad de prensa en América. Los organizadores norteamericanos obrando al dictado de Washington, querían condenar sólo a un grupo, cargando la mano a aquellos gobiernos que no tienen el beneplácito del State Departament. Para mí Videla es igual a Perón, y la Junta Militar Venezolana no es menos culpable que Prío.

En segundo término se temía —y hacían bien en temerlo— que yo utilizara la tribuna del Congreso para protestar contra la vergonzosa intromisión del embajador de Estados Unidos en México, Mr. Thurton, en la libertad de prensa mexicana, a la que pretendió dictar una política de sometimiento a los intereses de Washington.

Estos hechos han sido denunciados por el ilustre periodista don Martín Luis Guzmán y por más de sesenta escritores mexicanos.

Por último no se quería que yo pusiera de nuevo en debate la tesis mantenida en Quito: la “libertad de prensa” en Estados Unidos no es más que formal. En el fondo la prensa norteamericana es un instrumento monopolista de las grandes empresas. Estas son las conclusiones a que arribó desde 1947 una comisión de expertos nombrada por la Universidad de Chicago, y pagada por el ultraconservador Henry R. Luce, de la revista Time, y por la Enciclopedia Británica. Cuando dije estas cosas en Quito, Mr. Tom Wallace —que presidió el Congreso de New York— me contestó airado que quienes tal cosa decían eran “un manojo de tontos”. De esa manera calificaba nada menos que a Robert Hutchins, canciller de la Universidad de Chicago; a Archibald Mc. Leish, subsecretario de Estado; al profesor de Economía en Columbia, John M. Clark; al profesor Arthur M. Schlesinger, de Harvard, y a otros conocidos intelectuales yanquis. Pero, como le repliqué a Mr. Wallace: puede pensarse que los investigadores universitarios son “tontos”; sin embargo, aunque sabemos que en el Senado de Estados Unidos hay una buena dosis de tontos, no son tantos como para formar mayoría. Y fue la mayoría la que en el informe de la Small Plants Comité, corroboró las ideas de que son verdaderos monopolios los que rigen la prensa americana.

Para impedir que se plantearan estas cosas se me retuvo en Ellis Island. Pero además, los organizadores yanquis tenían un propósito adicional. Pensaban dar —y dieron— un golpe de estado. Reformaron los Estatutos de la SIP de modo ilegal. Establecieron —arbitrariamente— el voto por publicaciones dando una artificial mayoría norteamericana. Arrebataron a Cuba la sede permanente de la Sociedad para radicarla en New York. Han destruido, en resumen, la Sociedad Interamericana de Prensa como entidad independiente, transformándola en un simple aparato político al servicio de los objetivos internacionales de Estados Unidos. Para hacer esto les estorbaba la presencia de algunos delegados. Yo les resultaba especialmente indeseable. (Rodríguez, 1950).

En efecto, antes de la conferencia del año 50, los estatutos de la SIP estipulaban que cada país tenía un voto dentro de la Sociedad, independientemente de la cantidad de órganos de prensa afiliados. El cambio de estatutos permitió tumbar el esquema “un país, un voto” y sustituirlo por “cada publicación, un voto”.

En un intento por maquillar este golpe, la historia oficial de la SIP señala que hasta ese año, las conferencias de la organización se celebraban bajo los auspicios del gobierno del país anfitrión, con lo cual “las delegaciones se limitaban a sentarse y a votar por países, y los miembros no siempre eran periodistas”. De acuerdo al lenguaje oficial, fue entonces para evitar estos “patrocinios” y hacerse “independiente” que se tomó la decisión de modificar los estatutos. Sin embargo, lo cierto es que en términos prácticos Estados Unidos pasó de un voto a 424 y se alzó con la mayoría[2]. Es de suponer que estos 424 votos componen “el pequeño grupo de editores y directores de periódicos” estadounidenses que se habían sumado a la SIP en 1946, de acuerdo con los historiadores oficiales de la patronal.

Es por ello que Vera, en una entrevista ofrecida recientemente insiste en que, desde 1950 hasta nuestros días, hay una libertad de prensa secuestrada por el poder del dinero, de los recursos, y lógicamente sobre la base de una estrategia imperial: “Por eso digo que hay una mentira organizada y hay una verdad dispersa. Hay una mentira organizada, porque hay una estrategia imperialista y no hay una verdad organizada porque no tenemos todavía una estrategia antiimperialista. Eso funciona milimétricamente”.


Voces dignas contra la SIP

El golpe CIA-SIP generó malestar en Latinoamérica. Mientras la SIP repetía que representaba a los periodistas, cada vez se hacía más evidente el perfil de la organización, integrada por los grandes medios impresos conservadores de la región —marcadamente proestadounidenses— y guiada por intereses imperialistas y empresariales, pero no periodísticos.

Este malestar incubado en América Latina se puso de manifiesto en la conferencia siguiente, celebrada en 1951 en Montevideo, Uruguay, donde representaciones del país anfitrión, Brasil, Chile, Perú y Argentina proclamaron su abandono de la SIP y suscribieron el Acta de Montevideo, en la que denunciaban que los propietarios de los medios se habían abrogado la función de determinar donde había o no libertad de prensa, cuando los que tienen derecho a ello, además de la sociedad, son los periodistas.

Tras manifestarse en contra de este secuestro, el Acta de Montevideo indicaba que era preciso el nacimiento de una organización que agrupara verdaderamente a las asociaciones de periodistas, a fin de evitar que sus funciones siguieran siendo usurpadas por los dueños de los grandes medios[3].

En su libro “Breve historia de la SIP”[4], el periodista Gregorio Selser registra entre las voces que se alzaron contra la SIP en 1951 al escritor y periodista venezolano Miguel Otero Silva, propietario de El Nacional de Caracas. En esa ocasión, Otero Silva reclamó que el cambio de estatutos aprobado en Nueva York violaba las normas más fundamentales de la organización, “dándole el carácter que ahora tiene: una entidad exclusivamente patronal de intercambio comercial, estrictamente controlada por los vendedores de papel, las agencias noticiosas y los buscadores de avisos que residen en Estados Unidos. Nada más inoportuno en ese ambiente que un periodista”.

Otero Silva denunció además como tendencioso un informe de la SIP en el cual “mientras se le dedicaba 80 ó 90 por ciento de su contenido a relatar minuciosamente los atropellos cometidos por Perón contra la libertad de expresión, se tendía un piadoso y cómplice manto sobre las dictaduras latinoamericanas”.

En ese mismo informe, continuaba Otero Silva, aparecía el tirano nicaragüense Anastasio Somoza “como un ángel tutelar de la libertad de pensamiento” y se colocaban como arquetipos de la democracia al chileno González Videla y a los dictadores bolivianos. Mientras tanto, “daba vergüenza ver en aquella asamblea de Montevideo a los esbirros intelectuales de Rafael Leónidas Trujillo bramando en la tribuna para decir que Perón era un tirano y que en su país, en cambio, se disfrutaba de una absoluta libertad de pensar”, afirmaba indignado el escritor venezolano.

En este libro de Selser, citado por el periodista José Steinsleger, aparece otro testimonio de denuncia contra la SIP, proveniente de sus propias filas. De acuerdo con Selser, en 1958 uno de los ex presidentes de la SIP, el mexicano Miguel Lanz Duret (1909-1959), director de El Universal, renunció a la organización cuando supo que la SIP había solicitado su inscripción como corporación, dando como sede la ciudad de Dover, en Estados Unidos. Con esta acción, para Lanz Duret, “la SIP iría a depender, a todos los efectos jurídicos y legales, de las leyes norteamericanas, desmintiendo así su supuesta independencia y desvirtuando en los hechos la recomendable extraterritorialidad que le confería, por ejemplo, una sede anual móvil, distinto de la norteamericana”.
Más recientemente, en el año 2000, una posición similar tuvo que ser adoptada por el diario uruguayo La República y la revista Posdata, los cuales hicieron pública su renuncia a la organización empresarial, al enterarse que el antiguo director de prensa de la dictadura militar en ese país (1973-1985), Danilo Arbilla, había sido nombrado presidente de la SIP.

La carta de renuncia a la SIP, firmada por el director de La República, Federico Fasano Mertens, y fechada el 24 de octubre de 2000, reprochaba que la designación de Arbilla como presidente de una entidad que tenía entre sus principales objetivos declarados “defender la libertad de prensa”, constituía un insulto a la conciencia democrática de los pueblos americanos. “Su designación al frente del organismo que pretende velar por la libertad de prensa equivale a poner al zorro a cuidar el gallinero. Por todo lo antes dicho, el diario La República tiene el alto honor de renunciar, formal y públicamente, como miembro de esta Sociedad mientras el impostor continúe a su frente”, concluía la misiva.

Mis amigos, los dictadores

Como dice el periodista cubano Ernesto Vera, el terrorismo mediático tiene muchas manifestaciones. Aunque la mayoría de las veces se manifiesta en la acción de la SIP y sus afiliados, en no pocas ocasiones se manifiesta en la omisión. Los silencios de la SIP son igual de elocuentes, sobre todo cuando cubren sus alianzas con regímenes dictatoriales.

En el año 2005, este denunciado ex presidente de la SIP, Danilo Arbilla, cargó contra el gobierno del entonces presidente Néstor Kirchner, a quien acusó de “manejar la publicidad de manera selectiva” y “tratar con desconsideración” a los medios de comunicación. Kirchner refrescó entonces el historial de Arbilla y recordó además al subdirector del diario argentino La Nación, Claudio Escribano, su complacencia con las atrocidades cometidas en Argentina durante la dictadura militar en ese país.

Esta vinculación de los dueños de la gran prensa con los regímenes dictatoriales latinoamericanos ha sido suficientemente documentada y citada en numerosas ocasiones, para demostrar que las preocupaciones de la SIP no se dirigen a la defensa de las libertades, sino a la preservación de intereses empresariales y oligárquicos.

En el caso Arbilla, éste había sido jefe de prensa de la última dictadura militar en Uruguay, que torturó y asesinó a ciudadanos uruguayos. De acuerdo al diario uruguayo La República, Arbilla fue designado en el cargo por el presidente Juan María Bordaberry y continuó desempeñando esas funciones luego de que el mandatario eliminara las instituciones republicanas contando con el respaldo militar, e incluso después de instaurada plenamente la dictadura.

Así, el diario recuerda que Arbilla fue cómplice del decreto presidencial del 27 de junio de 1973 que prohibía expresamente la divulgación por la prensa de todo tipo de información que “directa o indirectamente mencione o se refiera a lo dispuesto por el presente decreto atribuyendo propósitos dictatoriales al Poder Ejecutivo, o pueda perturbar la tranquilidad y el orden públicos”; durante su gestión entre 1973 y 1976, se clausuraron 173 medios de comunicación —14 de estas clausuras fueron definitivas— y se intervino la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU), la organización sindical de los periodistas. También fue desaparecido el subdirector del semanario Marcha, Julio Castro, y fueron encarcelados y torturados decenas de periodistas.

Un personaje parecido, el dominicano Germán Ornés, era el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la SIP que dirigía cartas preocupadas al presidente chileno Salvador Allende por falsas violaciones a la libertad de prensa. Este mismo Ornés fue señalado por investigadores de distintas nacionalidades de haber actuado como adulador del dictador de República Dominicana, Rafael Leonidas Trujillo.

Otro ejemplo de la actuación de la SIP frente a las dictaduras lo encontramos en sus denuncias en el año 1974, cuando de acuerdo con la organización empresarial el peor enemigo de la libertad de prensa en el continente era el gobierno nacionalista peruano de Juan Velasco Alvarado, debido a las medidas de expropiación de la gran prensa. Mientras tanto, la brutal represión y el amordazamiento en las dictaduras de Chile, Argentina y Uruguay eran prácticamente ignorados por los amos de la prensa.


Los golpes de la SIP

En paralelo a su relación con gobiernos dictatoriales, la historia del cartel de la gran prensa americana registra un buen número de agresiones en contra de gobiernos constitucionalmente constituidos, en consonancia con los intereses imperialistas en la región. En este sentido, Gargurevich destaca la temprana conformación de un eje CIA, SIP y agencias de noticias, como parte de la estructura de dominación estadounidense, formando un poderoso aparato para los planes desestabilizadores en América Latina[5].

Quizás el caso más emblemático de acción desestabilizadora de la SIP, haya sido el de su campaña de propaganda sucia contra el gobierno de Salvador Allende en Chile, derrocado en 1973 por la combinación de fuerzas reaccionarias chilenas y la CIA, a partir de la implementación de una fuerte guerra psicológica.

El periodista chileno Hernán Uribe asegura que a lo largo de toda la historia de Chile, no hubo un período en el que reinara una libertad informativa de tal magnitud que incluso cayó en el libertinaje y en claras violaciones a la ética profesional, como en el período presidencial de Allende. El propio presidente Allende, en 1970, declaró a la agencia Prensa Latina que su gobierno estaría a favor de una irrestricta libertad de prensa, pero también propiciaría que todos los actores sociales y corrientes ideológicas tuvieran acceso a la opinión.

“Actualmente, esos derechos están consagrados formalmente, pero su ejercicio en la práctica aparece restringido a sectores minoritarios que tienen una situación prominente desde el punto de vista financiero”, señalaba Allende, según un recuento hecho por el también periodista Ernesto Carmona. Sus palabras, obviamente, no podían gustar a los magnates mediáticos. Menos cuando Allende apuntaba hacia un tema central, al indicar que los medios en los regímenes capitalistas se convierten no en instrumentos de información, sino en instrumentos de desinformación de los intereses populares.

Guiados por la CIA, los medios opositores chilenos, con el diario El Mercurio a la cabeza, no podían responder a la petición de Allende de informar en forma objetiva y mantener con hidalguía sus puntos de vista. Por el contrario, se dedicaron a difundir falsedades y a intentar dar una imagen de persecución a la prensa, echándole leña al fuego en el que cocinarían la dictadura pinochetista. De allí que Allende reclamara, el 12 de febrero de 1973: “Nos hemos visto obligados a señalar la falta de autoridad moral y el interés tergiversado de aquellos que se cobijan en la Sociedad Interamericana de Prensa. No nos inquieta la crítica. No sólo la aceptamos, sino que la reclamamos”.

Uribe resalta también que fue la CIA la encargada de manejar a la gran prensa chilena y a los afiliados de la SIP en una campaña de propaganda negra contra Allende, hecho corroborado por papeles desclasificados en Estados Unidos. En este marco, el diario El Mercurio, propiedad de Agustín Edwards, quien fungía como vicepresidente de la SIP, recibió los dólares suficientes para su campaña contra Allende, y llegó incluso a dejar de circular durante un día, alegando amenazas, “con el objetivo de armar un escándalo desinformativo que clamara ‘por el cierre’ de El Mercurio”.

De acuerdo con el periodista chileno, las falacias fueron tales que la campaña denunciaba que se agrediría a la prensa cortándole el suministro de papel, cuando en realidad el gobierno no tenía relación en el negocio del papel, pues el productor monopólico de ese elemento era una empresa privada.

En la investigación realizada por Gargurevich, se demuestra que esta campaña de desestabilización en el Chile de Allende incluía el deterioro de la imagen del gobierno de la Unidad Popular, tanto interna como externamente. Ese “frente externo” estaba conformado por los diarios miembros de la SIP. Las noticias eran redactadas por la CIA, difundidas por las grandes agencias de prensa y publicadas por los afiliados sipianos.

La SIP llegó incluso a reunirse en Santiago de Chile en octubre de 1972, reunión a la cual Allende no se negó, a pesar de la oposición de diversos sectores chilenos, conocedores de las intenciones de la organización. Aquella reunión en la que de nuevo se “defendía la libertad de prensa” tuvo, por supuesto, una amplia repercusión mediática.

El trabajo de la SIP y sus asociados en el derrocamiento del presidente guatemalteco Jacobo Arbenz, ocurrido en 1954, también ha sido develado por documentos de la CIA, desclasificados en 1999, y recogidos en el libro “La CIA en Uruguay” del historiador Roberto García[6].

La investigación histórica hecha por García prueba que las prioridades propagandísticas establecidas por la CIA en contra de Arbenz eran de inmediato reflejadas por la prensa de derecha de Uruguay. Medios como El País y El Día publicaban editoriales sobre la “infiltración comunista” elaborados por la CIA, incluso con errores de traducción del inglés y descaradamente destacados por ambos periódicos con un solo día de diferencia.

Las pruebas se encuentran en documentos como “CIA, Guatemala­ General Plan of Action” (Doc. Nº 135875, 12 November 1953), que establece los contenidos esenciales del plan de desinformación continental contra Arbenz; y “CIA, Hemisphere Support of PBsuccess” (Doc. Nº 913376, 16 February 1954), que detalla los apoyos hemisféricos para el plan de desinformación.

Toda esta operación estaba coronada por la infaltable denuncia de la SIP sobre violación a la libertad de prensa en Guatemala. En su publicación oficial “Press of the Ameritas” (Num. 25, Vol. 1, marzo 1º de 1954), la SIP apoyaba sus preocupaciones en una conferencia de prensa ofrecida por Jules Dubois, presidente del Comité de Libertad de Prensa de la SIP, luego que el presidente Arbenz alertara que la prensa estaba fomentando una intervención extranjera en su país.

De la misma manera, Gargurevich establece en su investigación los paralelismos entre la operación puesta en marcha para derrocar a Allende en Chile con la campaña que logró la derrota del primer ministro de Jamaica, Michael Manley, en las elecciones de octubre de 1980, acusadas de fraudulentas. Manley había sido señalado por Estados Unidos de inclinarse hacia el comunismo —con todo lo que eso significaba en el marco de la Guerra Fría—, tras establecer relaciones diplomáticas con Cuba, sumarse a los no alineados, elevar los impuestos a empresas transnacionales y declarar que su país se encaminaba hacia un socialismo democrático.

En este caso, el papel que jugó El Mercurio en Chile fue adjudicado a The Daily Gleaner, que en 1979 fue acusado por la Asociación de Prensa de Jamaica de asumir una conducta no profesional, y cuya feroz campaña contra el gobierno de Manley fue ampliamente reproducida por los diarios afiliados a la SIP.

Es conocida también la vinculación CIA-gran prensa contra el gobierno sandinista en Nicaragua, denunciada en 1981 por los periodistas nicaragüenses; y en general contra los gobiernos nacionalistas, socialistas, progresistas en la región que tomen medidas que puedan afectar a los intereses de las oligarquías locales y de Estados Unidos.


La propaganda negra continúa

Luego de probar con éxito estos esquemas de propaganda negra contra gobiernos democráticos y populares, el eje CIA-SIP continúa aplicándolos en América Latina, siendo obvia su utilización en el caso de Cuba, Argentina, con la presidencia de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner; Bolivia, con el gobierno de Evo Morales; Ecuador, con el presidente Rafael Correa; y Venezuela, con la Revolución Bolivariana impulsada por el presidente Hugo Chávez.

En el año 2005, el ex presidente de la SIP, Danilo Arbilla, denunciado por su vinculación con la dictadura uruguaya, cargó contra el gobierno del presidente Néstor Kirchner, al cual acusó de “manejar la publicidad de manera selectiva” y “tratar con desconsideración” a los medios de comunicación. La queja de Arbilla iba dirigida a la disposición del gobierno argentino de distribuir la publicidad oficial con criterio de equilibrio, entre los medios pequeños, medianos y grandes.

Contra Evo Morales, en el año 2006, la SIP señaló que en Bolivia estaba en peligro la libertad de prensa ante el propósito de apoyar la formación de una red de medios comunitarias, a pesar de que estos medios constituyen una herramienta para la democratización de las comunicaciones, a través de la gestión de las propias comunidades.

En cuanto al gobierno de Rafael Correa, el periodista ecuatoriano Alberto Maldonado ha denunciado que la SIP ubica al presidente Correa como “hostil a la prensa”, sólo por sus expresiones para calificar a determinados medios y representantes de la prensa, frente a acusaciones y calificativos que estos han usado en su contra sin ninguna discreción.

Sobre Venezuela, la SIP ha vertido numerosas acusaciones a lo largo del gobierno del presidente Hugo Chávez, reiterando el modelo de propaganda negra, según el cual estaría en peligro la libertad de expresión.

En el caso de la aprobación de la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión —conocida como Ley Resorte— en el año 2004, la SIP, fiel a su precepto de que “la mejor ley de prensa es la que no existe”, afirmó que esta legislación estimulaba la censura previa, cuando en realidad buscaba promover el derecho del pueblo a una información oportuna y veraz. Sin embargo, en abril de 2002, la SIP avaló el golpe de Estado contra el gobierno legítimo de Venezuela y no se pronunció sobre el black out informativo de los canales privados el 13 de abril, ni sobre el cierre de Venezolana de Televisión durante el efímero gobierno de facto.

Por otra parte, el lazo de la patronal de la prensa con los intereses de Estados Unidos ha quedado de nuevo en evidencia, como lo destaca Steinsleger, cuando el 13 de octubre de 2003, la entonces consejera de seguridad nacional, Condoleezza Rice, ordenaba en teleconferencia a la Asamblea General de la SIP, apoyar al gobierno de Gonzalo Sánchez de Losada, cuya dimisión pedían los bolivianos luego de una intensa represión policial.


La SIP defiende el viejo orden

La Sociedad Interamericana de Prensa no sólo ha desatado campañas en contra de gobiernos legítimos, sino que ha tocado también a organizaciones internacionales del propio sistema de Naciones Unidas, que se han puesto al lado de los pueblos latinoamericanos en la lucha por la democratización de las comunicaciones. Así ocurrió en los años setenta contra la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), cuando ésta promovía el derecho de los Estados a establecer políticas comunicacionales.

En esa década, los países no alineados iniciaron un ágil movimiento exigiendo la creación de un Nuevo Orden Económico Internacional (Noei) que superara las injusticias del orden que prevalecía hasta el momento. Aparejado a este Noei, el Movimiento de los No Alineados, en su Declaración de Argel de 1974, proclamó la necesidad de un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (Nomic), que contribuyera a la democratización de las comunicaciones, utilizando entre otras fórmulas, la definición de políticas nacionales de comunicación. Denunciaba el Noal al sistema informativo existente como un instrumento de dominación.

La respuesta de Estados Unidos contra esta propuesta fue inmediata y constituyó una cerrada defensa a la doctrina del libre flujo de la información[7], en lo cual de nuevo la SIP actuó como su aliada. A esa doctrina, los países del llamado Tercer Mundo oponían la exigencia de un flujo equilibrado, a través de la reestructuración de los sistemas de información y comunicación, contra la unidireccionalidad de los mensajes y la concentración mediática.

Las denuncias contra ese “libre flujo” encontraron una aliado en el informe “Un solo mundo, voces múltiples”, presentado en 1980, resultado del trabajo de una comisión nombrada por la Unesco y presidida por el Premio Lenin y Premio Nobel de la Paz, Sean MacBride. En ese documento, conocido como Informe McBride, se exponía el desequilibrio del flujo informativo y se planteaba la necesidad de mayor justicia en el intercambio de información, así como de menor dependencia en relación a las corrientes de comunicación.

La SIP se convirtió en una de las más feroces voces opositoras al Nomic y a la implementación de políticas nacionales de comunicación (PNC), en una actitud reaccionaria de lucha contra cualquier posibilidad de democratización de la comunicación, que lógicamente atentaría contra los intereses de los poderosos grupos mediáticos.

El argumento central que alzaron en su ofensiva contra el Nomic fue el más trillado de toda la época de la Guerra Fría: ese nuevo orden olía a conspiración comunista y estaba impulsado por la Unión Soviética.

Para frenar cualquier acción gubernamental que favoreciera la democratización comunicacional, la SIP se unió a otra patronal regional, la Asociación Interamericana de Radiodifusión (AIR). Ambas atacaron además en otro frente, al descalificar la acción de la Unesco, organismo que bajo la conducción del senegalés Amadou M’Bow había decidido impulsar el Nomic, estableciendo el vínculo entre comunicación y desarrollo. El acoso contra la Unesco no cesó hasta que Estados Unidos e Inglaterra anunciaron su retiro del organismo, denunciando la politización de este foro; y se obtuvo el nombramiento del español Federico Mayor Zaragoza, una figura considerada mucho más dócil ante los intereses dominantes. De allí que el investigador venezolano Oswaldo Capriles concluyera:

El castigo sufrido por Unesco es una de las principales lecciones que pueden sacarse en cuanto a la terrible fuerza que las organizaciones de agencias y medios noticiosos occidentales, en especial estadounidenses, tienen, no solamente en cuanto a capacidad específica para influenciar opinión a través de la tergiversación de la información, sino en cuanto a la capacidad para presionar directamente los gobiernos y obtener resultados políticos de tal gravedad en la escena de los organismos del sistema internacional de las Naciones Unidas. (1996, p. 42)

Los encargados de esta campaña fueron principalmente The New York Times, las agencias de noticias AP, UPI y AFP, y sobre todo la SIP y la AIR.

La acción de la SIP fue particularmente fuerte en 1976 en contra de la Conferencia de San José de Costa Rica, donde los gobiernos latinoamericanos se reunieron para debatir sobre políticas nacionales de comunicación. La SIP, al no haber solicitado el estatus de observador en la Unesco, no fue invitada a la reunión; sin embargo, la patronal emprendió una campaña asegurando que al no invitarla se rehuía el debate y, en un golpe de efecto, anunció una reunión paralela en San José, “bajo la gritona dirección de un periodista dominicano, ex portavoz del fenecido dictador Trujillo”, como señalaba Capriles.

En un análisis detallado de la campaña de la SIP y la AIR contra la Unesco, Capriles indica que ambas patronales lograron inundar la prensa del mundo con una guerra de opinión en la cual se impuso la idea de la existencia de una “tesis Unesco”, inspirada por la “extrema izquierda” y atentatoria contra la libertad de expresión. Adicionalmente, los ataques se concentraban contra aquellos países que apoyaban la conferencia, mientras que en los grandes diarios disminuían las noticias negativas sobre los países que se mostraban dispuestos a colaborar.

Los comunicados emitidos por la Unesco no eran publicados por casi ningún periódico, mientras que cualquier documento emitido por el llamado “Comité para la Defensa de la Libertad de Información”, creado por la SIP y por el International Press Institute (IPI) como uno de sus frentes de batalla, era reproducido en todos los medios afiliados. La campaña de la SIP era repetida en Estados Unidos por los periódicos del grupo Hearts y el New York Times[8]. Entretanto, desde “El Noticiero de la SIP”, se mezclaban hechos sin conexión, acusaciones de antisemitismo, denuncias de maniobras de la “aplanadora rusa-Tercer Mundo” para arremeter contra la Unesco.

Aunque una de las estrategias aplicadas por la SIP fue insistir en un supuesto complot contra la libertad de expresión orquestado por gobiernos de extrema derecha y de extrema izquierda, lo cierto es que como revela Capriles:

“En los países de gobierno dictatorial existió de hecho un acuerdo tácito entre gobiernos y medios difusivos sobre la base de situaciones previas de entendimiento, lo que demuestra de paso que los medios comerciales no estaban exigiendo democracia o libertad, sino defendiendo privilegios oligopólicos para su actividad publicitaria, actividad que en cambio consideraban amenazada en aquellos países de régimen de democracia formal, por el hecho de ser en estos —o al menos en algunos de ellos— donde se había planteado el tema de las políticas de comunicación, como elemento necesario para un avance o perfeccionamiento de la democracia”. (Capriles, 1996, p. 57)

Algunos de los acuerdos de esa reunión de Costa Rica consistían en crear una agencia latinoamericana y caribeña de noticias, establecer formas de cooperación para el desarrollo de las comunicaciones rurales, formar un consejo latinoamericano de comunicación social, exigir una circulación equilibrada de comunicación e información en el plano internacional y reconocer el derecho a la comunicación como derivado del derecho universal de expresión. Sin embargo, todos estos propósitos fueron abandonados por los gobiernos ante la fuerte presión mediática.

Particularmente en Venezuela, la SIP encontró el apoyo de la patronal Fedecámaras, que el 3 de agosto lanzó una declaración en la cual hablaba sobre la necesidad de salvaguardar la libertad de expresión y alertaba contra el peligro totalitario.

Desde entonces hasta ahora, la SIP se ha mantenido actuando contra los intentos de reivindicación del derecho a la comunicación y a la información veraz. Es por ello que a finales de los noventa, acusó al gobierno de Rafael Caldera de tener tentaciones totalitarias, buscando impedir que presentara su propuesta del derecho a la información veraz en la VII Cumbre Iberoamericana, reunida en la isla de Margarita, en 1997.

En aquella cumbre, a pesar de la violenta oposición de la SIP, se aprobó por primera vez un párrafo que habla sobre garantizar el derecho a la información veraz, en el acuerdo 38 de esa conferencia, que aún está vigente. Este principio encontró luego caminos más firmes en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que consagra en el artículo 58 el derecho a la información oportuna, veraz e imparcial.


El lenguaje de la SIP. ¿Libertad de prensa o libertad de empresa?

En su lenguaje oficial, la SIP se esmera en utilizar conceptos que legitiman su comportamiento y la autoerigen en un referente a la hora de definir qué es la libertad de prensa y de decidir quién respeta esta libertad y quién no. No obstante, cuando hace esto, está incurriendo en la usurpación de un derecho colectivo de los pueblos y oculta en nombre de quiénes actúa verdaderamente esta organización patronal. Veamos algunos ejemplos:

* La SIP se empeña en hablar como representante de los periodistas, pero como hemos visto, se trata de una organización empresarial que sólo representa a los dueños de los medios. Por lo tanto, no puede hablar en nombre del gremio periodístico, como lo han denunciado periodistas de todo el continente.

* La SIP se abroga el derecho de decidir quién viola y quién respeta la libertad de expresión. Como advierte el periodista Ernesto Vera, la libertad de expresión es un derecho individual, del cual se deriva la libertad de prensa, pero en el tiempo de los medios masivos se convierten en un derecho colectivo. Es entonces un derecho de la sociedad y no de los dueños de la gran prensa. Dejarlo efectivamente en sus manos, es como si confiáramos que el derecho a la salud fuera defendido y definido sólo por las grandes clínicas privadas.

Oswaldo Capriles, en su libro “Poder político y comunicación”, señala también que la SIP utiliza la libertad de prensa para presionar en la opinión pública. Al presentarse como los encargados de definir en cuáles países hay libertad de prensa y en cuáles no, consiguen mantener presionados a los gobiernos y presentarse ante la opinión pública con un valor que no tienen. Recuerda además que se nos oferta la concepción dominante de la libertad de expresión como un exclusivo privilegio de los dueños de los medios.

En definitiva, ¿quién tiene derecho a la libertad de expresión, sino la sociedad? Es por eso que se denuncia con frecuencia la pretensión de la SIP de fusionar la libertad de prensa con la libertad de empresa, que no es más que la defensa de su capacidad de realizar negocios, tal y como lo expresa la Felap:

Siendo esta sociedad una agrupación nucleada con base en propietarios y editores de periódicos, la libertad de prensa que dice defender no puede ser otra que la libertad de empresa que necesitan sus miembros para participar en el comercio de la prensa y utilizar la noticia con una mercancía u objeto de consumo (2006, p. 28).

* La SIP pretende definir, sin la participación de otras instancias de la sociedad, qué es la libertad de expresión, un derecho que no les ha sido otorgado y del cual se han apropiado a partir de su poder económico. Esta pretensión de la SIP es muy clara en su Declaración de Chapultepec, en la cual se expresa una apología de un concepto de libertad de prensa que pretende una prerrogativa de los medios de difusión. La organización empresarial inició el proyecto de Chapultepec en 1994 y actualmente asegura que los diez puntos establecidos en la Declaración se han establecido como “el estándar reconocido mediante el cual el hemisferio mide la libertad de prensa y expresión”. De hecho, aseguran que a partir de 1994, se ha tomado “un concepto abstracto”, como el de libertad de expresión y se le ha dado una configuración que ha permitido que la gente ya no dé respuestas “confusas, esporádicas e incoherentes” cuando se le pregunta qué es libertad de expresión.

* La SIP invariablemente se presenta como la defensora de la prensa independiente. Vistos los cuantiosos ejemplos de manipulación y desinformación, habría que preguntarse, ¿esa prensa es independiente de qué? Independiente de los intereses populares; dependiente de los dueños del dinero y del poder.

* La SIP se opone duramente al concepto de información veraz, alegando que si lo aceptan tendrían que rendirles cuentas a los gobiernos, y que estos podrían censurar a la prensa al ser los que definan qué es la información veraz. Es esta una falsa dicotomía, porque es la sociedad la encargada de denunciar a los medios cuando mienten. El dilema no es SIP vs. Gobierno, sino SIP vs. Sociedad.

* La SIP siempre se ha manifestado en contra de las leyes de prensa, defendiendo en su lugar el concepto de autorregulación. Sin embargo, el hecho de que alguien tenga dinero para poseer un medio de prensa que alcanza a centenares de miles o millones de personas, no lo coloca sobre la sociedad o al margen de la sociedad; igual debe responder y asumir una responsabilidad ética y social; si no, estaríamos ante la paradoja de un poder antidemocrático que actúa como contralor de otro poder, este sí democráticamente constituido, sin tener que rendir cuentas y sin posibilidad de ser cambiado.

Habría que recordar, como lo hace Vera, que la prensa se apoya para su existencia en preceptos constitucionales que no se compraron con dinero, sino con el sacrificio y la sangre de todos los que lucharon por tener independencia.


Poderosos, pero no todopoderosos

A pesar de este historial de alianzas imperialistas, manipulaciones y desinformación, en los últimos tiempos gobiernos progresistas, de izquierda o revolucionarios, han logrado obtener victorias en procesos electorales en América Latina, aun en contra de la voluntad y la posición de los grandes medios de prensa, lo cual representa una derrota para los poderosos de la SIP. Esto evidencia, sin duda, un crecimiento de la conciencia crítica de los pueblos, aun cuando las campañas de propaganda negra continúan haciendo daño e intentando doblar la voluntad popular de avanzar hacia la transformación de nuestras realidades.

Una idea defendida por Ernesto Vera, luego de años en el ejercicio del periodismo, es que los dueños de los medios son poderosos, pero no todopoderosos. Y su punto débil radica precisamente en que su mensaje ofende la inteligencia humana y no se identifica con la realidad de la inmensa mayoría de los destinatarios. Es por ello que aun con menos recursos, tecnológicos y financieros, es preciso insistir en la tarea de desarrollar la conciencia crítica sobre lo que significan esos medios y sobre quiénes son sus dueños, y los dueños de esos dueños.


Referencias

Capriles, O. (1996). Poder político y comunicación. Caracas: Universidad Central de Venezuela.

Carmona, E. (2003, septiembre 14). Allende y la libertad de prensa. Tomado de http://www.elperiodista.cl/newtenberg/1477/article-41287.html

Díaz Rangel, E. (1991). La información internacional en América Latina. Caracas: Monte Avila Editores.

FELAP (2006). FELAP. Treinta años de principios. México: Universidad de Colima.

Gargurevich, J. (1981). A golpe de titular. CIA y periodismo en América Latina. Praga: Videopress.

La República (2000). La República renunció a la SIP. Tomado de http://www.ambiente-ecologico.com/ediciones/2000/076_11.2000/076_InfoGral11.php3

La República (2000, octubre 23). Durante la gestión de Arbilla en la dictadura masacraron a la prensa. Tomado de http://www.larepublica.com.uy/politica/25918-durante-la-gestion-de-arbilla-en-la-dictadura-masacraron-a-la-prensa

Maldonado, A. (2007). Correa ya está en la lista negra de la SIP. www.cubaperiodistas.cu/noticias/noviembre07/14/04.html - 68k -

Mazzarovich, G. (2007, agosto 20). La CIA ordenaba; El País y la SIP ejecutaban. Tomado de http://www.larepublica.com.uy/politica/271431-la-cia-ordenaba-el-pais-y-la-sip-ejecutaban%20(20

MacBride, S. et al (1993). Un solo mundo, voces múltiples. Comunicación e información en nuestro tiempo. México: Fondo de Cultura Económica.

MinCI (2004, diciembre 6). Comunicado oficial del Ministerio de Comunicación e Información ante la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Tomado de http://www.minci.gob.ve/noticias/1/1889/mci_responde_a.html

Red Voltaire (2005, marzo 5). Néstor Kirchner y la SIP: “No nos vengan a decir cómo funciona la libertad de prensa los que para imponer sus ideas mataron, asesinaron y secuestraron”. Tomado de http://www.voltairenet.org/article124103.html

Rodríguez, C. (1950). Crónica de un New York entrevisto. La Habana: La Vanguardia.

SIP (1994). Proyecto Chapultepec. Tomado de http://www.declaraciondechapultepec.org/

Steinsleger, J. (2006, octubre 11). SIP: Mordaza de libre presión. Tomado de http://www.jornada.unam.mx/2006/10/11/index.php?section=politica&article=022a1pol

Uribe, H. (2002, marzo 30). En busca de un Pinochet perdido. Tomado de http://www.pww.org/article/articleprint/926/


[1] Las informaciones y reflexiones aportadas por el periodista cubano Ernesto Vera surgieron de una entrevista personal realizada para este trabajo. Vera es presidente honorario de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP) y profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí.

[2] En 1950, la SIP tenía un total de 778 miembros, 424 eran estadounidenses, 314 eran latinoamericanos y 22 canadienses y europeos.

[3] Para dar respuesta a este llamado, pasarían 25 años, pues fue sólo en 1976 cuando se creó la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap), bajo el principio de apoyar siempre el derecho de los pueblos a la información veraz. Para fundar la Felap fue fundamental la acción del combatiente periodista peruano Genaro Carnero Checa, quien logró que el presidente de México para ese entonces, Luis Echeverría, le diera apoyo al nacimiento de la organización. Hoy en día, las acciones y declaraciones de la Felap continúan siendo silenciadas por los grandes medios.

[4] Las citas sobre este libro de Selser están recogidas por el periodista José Steinsleger, en el artículo “SIP: Mordaza de libre presión”, publicado por el diario mexicano La Jornada, el 15 de octubre de 2006. Sobre este tema de la SIP, Selser también es citado con frencuencia por Juan Gargurevich. Steinsleger anota que si la SIP fuese una entidad realmente comprometida con la libertad, la independencia y la democracia, el edificio que en Miami alberga su sede debería llamarse Gregorio Selser (1922-1991), en lugar de Jules Dubois.

[5] El investigador venezolano Oswaldo Capriles, en un libro titulado “Poder político y comunicación”, puntualiza que sin duda las agencias de seguridad estadounidenses han estado involucradas en la conformación de la SIP, aunque los dueños de los medios no necesiten mucha presión para mantener posiciones coincidentes con el complejo industrial-político-militar estadounidense, dado su lugar dentro de las élites dominantes. De allí se explica la tendencia ultraconservadora que otorga a la SIP.

[6] Las notas sobre el libro de García fueron publicadas en el diario uruguayo La República, el 20 de agosto de 2007, bajo el título “La CIA ordenaba; El País y la SIP ejecutaban”. La reseña del diario recuerda que Arbenz encabezó el segundo gobierno de lo que se llamó la "primavera democrática" en Guatemala y fue derrocado el 27 de junio de 1954, por una invasión de "un ejército libertador" organizado, financiado y armado por EEUU. “La operación de la CIA para derrocar a Arbenz se denominó “Sucess" y fue la primera que incluyó la implementación de "un aparato de construcción de opinión a nivel continental" según la definición propia de los EEUU. La operación fue autorizada por el presidente de EEUU, Dwigth Einshower e instrumentada por el entonces canciller John Foster Dulles, y su hermano Allen, director de la CIA. Los hermanos Dulles, eran accionistas de la United Fruit Company, propietaria de enormes latifundios y plantaciones en Guatemala, afectados por la Reforma Agraria emprendida por Arbenz para darles tierra a los miles de campesinos e indígenas privados de ella”.

[7] Ya en la Conferencia Interamericana de Chapultepec, realizada en 1945, Estados Unidos había impulsado la aprobación de una resolución relativa a la libre circulación de noticias. Como destaca el periodista venezolano Eleazar Díaz Rangel, en su libro “La información internacional en América Latina”, estas resoluciones podían ser inobjetables en la letra, pero en la práctica “sólo beneficiarían al único país en capacidad de hacer circular todo tipo de mensajes comunicacionales, consciente del poder de la información”. Un año después, en 1946, el Departamento de Estado informaba que un subsecretario de Estado se ocuparía de los asuntos de comunicación, con la función expresa de romper las barreras que se oponían a la expansión de los medios estadounidenses en el planeta, asumiendo la libertad de prensa como parte de la política exterior estadounidense.

[8] La reportera del New York Times, Deidre Carmody, sostenía los argumentos de la SIP y se quejaba de la imposibilidad de presentar los alegatos de la UNESCO afirmando que no había sido posible contactar a ninguno de sus funcionarios en la conferencia de Costa Rica, cuando luego quedó al descubierto que no sólo no estaba acreditada como corresponsal para el evento, sino que tampoco se encontraba en San José.


La Sociedad Interamericana (de dueños) de Prensa

Raymond Nedeljkovic
Rebelión


El club de dueños de diarios, periódicos y agencias informativas de América, conocido como Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), celebrará en Caracas, del 28 al 30 de marzo, su acostumbrada reunión de medio año para analizar "el comportamiento de la libertad en las Américas", según anuncia su página Web.
Alrededor de 300 directores y editores de diarios invitados a la cita se congregarán en el Hotel Palace de Altamira, una zona residencial de clase media de la capital venezolana, apenas a dos cuadras del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos , donde se realizará el "Encuentro Contra el Terrorismo Mediático", evento alternativo al que asistirán numerosos periodistas e intelectuales de la región.

La reunión de la SIP será apoyada por el Bloque de Prensa Venezolano, aunque se espera que el director del diario de mayor circulación del país, Últimas Noticias, Eleazar Díaz Rangel, participe el viernes en la conferencia "Guerra Mediática en América Latina", enmarcada en el encuentro alternativo donde, desde este jueves y hasta el domingo próximo, se denunciarán los excesos del poder mediático mundial.

Acudirán al encuentro de la SIP el editor-director del diario opositor venezolano El Nacional, Miguel Henrique Otero, y el director del canal de televisión por cable RCTV Internacional, Marcel Granier.

Miguel Otero Silva, intelectual venezolano fundador de El Nacional y padre del actual editor-director del diario, afirmó en la reunión de Montevideo en 1951 que los estatudos de la SIP violaban "sus normas más fundamentales y dándole el carácter que ahora tiene: una entidad exclusivamente patronal de intercambio comercial, estrictamente controlada por los vendedores de papel, las agencias noticiosas y los buscadores de avisos que residen en Estados Unidos. Nada más inoportuno en ese ambiente que un periodista" [1].

Por su parte, Marcel Granier asiste este jueves en Buenos Aires a un encuentro de la derechista Fundación Internacional para la Libertad. Al respecto, el diputado argentino Miguel Bonasso afirmó en su artículo "La derecha desembarca en Rosario" [2] que el director de RCTV es un "conspirador en activo".

"RCTV es la empresa televisiva que promovió el Golpe de Estado de abril del 2002 y cuya concesión recientemente vencida y no renovada originó una intensa campaña mundial sobre 'atropellos a la libertad de expresión' en Venezuela", precisa Bonasso.

Miguel Henrique Otero y Marcel Granier se encontrarán en la reunión de la SIP con el director del diario colombiano El Tiempo y vicepresidente de la SIP, Enrique Santos Calderón, quien es el hermano del ministro de Defensa de ese país, Juan Manuel Santos, y primo hermano del vicepresidente Francisco Santos.

En el artículo publicado por Rebelión "El derecho a la ¿desinformación?" [3], Dax Toscano Segovia asegura que El Tiempo "tiene como su fuente principal de información a los aparatos de seguridad y de inteligencia de Colombia, lo cual se traduce en su visión periodística totalmente distorsionada y sesgada del conflicto que vive ese país".

"Así, tras la masacre perpetrada en territorio ecuatoriano el 1 de marzo de 2008 por el ejército colombiano y fuerzas especiales de los EEUU (...) el diario bogotano se dedicó a publicar 'noticias' basadas en unos supuestos documentos hallados en las computadoras 'antimisiles' que habrían estado en poder del líder guerrillero, con los cuales se pretendía demostrar la implicación de los gobiernos de los presidentes de Ecuador, Rafael Correa y de Venezuela, Hugo Chávez con las FARC-EP. Su objetivo, que no es otro que el del gobierno colombiano y norteamericano, era el de lograr, en ese momento preciso, la descalificación en la comunidad internacional de ambos presidentes", agrega Toxcano Segovia.

La SIP, consolidada en 1950 por los agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) Jules Dubois y Joshua Powers, junto a Tom Wallace, agente del Departamento de Estado [4], invitó al presidente Chávez a su reunión semestral. En declaraciones ofrecidas este jueves desde el estado brasileño de Pernambuco, en el marco de la firma de acuerdos con su homólogo Luiz Inácio Lula da Silva, el mandatario venezolano no confirmó su asistencia al evento, pero sí aprovechó para denunciar el "cinismo" de la patronal.
"Seguramente condenan a Venezuela desde Caracas por violar la libertad de expresión, pero estarán en Caracas diciendo que estamos en una dictadura (...), diciendo lo que les parece", concluyó Chávez.

[1] SIP: mordaza de libre presión: http://www.upec.cu/columnistas/jose_steinsleger/01.html
[2] La derecha desembarca en Rosario: http://criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=1035
[3] El derecho a la ¿desinformación?: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=65103
[4] SIP: Una libertad secuestrada: http://www.nnc.cubaweb.cu/novena/analisis/sip.htm
raymondnf@gmail.com


SIP es producto de la inteligencia norteamericana

ABN 27/03/2008
Caracas,

Caracas, 27 Mar. ABN.- “La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que existía en los años 40, fue secuestrada en 1950 por fuerzas estadounidenses y desde entonces se ha convertido en un producto de la inteligencia norteamericana”.

Las declaraciones pertenecen al periodista canadiense Jean Guy-Allard, quien participará en el Encuentro Latinoamericano contra Terrorismo Mediático, que se realizará entre el 27 y el 30 de marzo en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg).

Guy-Allard resaltó que fue el coronel Jules Dubois, de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés), el precursor de este secuestro, y quien se convirtió en el ideólogo de la SIP hasta el momento de su muerte, 16 años después.

“Actualmente la SIP está conformada por una gran asociación de dueños de medios de comunicación, que se consagra a los intereses del Imperio norteamericano”, aseveró.

El periodista canadiense agregó que esta sociedad se radicó posteriormente en la ciudad de Miami, por ser éste el punto de encuentro de la extrema derecha americana, “integrada por grandes terroristas y asesinos de la talla de Luis Posada Carriles”.

En ese sentido, Guy-Allard subrayó que el grado de desinformación y manipulación que ejerce dicho organismo puede ser comparado con el mecanismo informativo que utiliza el Departamento de Estado norteamericano.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Sociedad e información...


Sociedad de la información

1. Requisitos esenciales para crear una SI equitativa
2. Una Sociedad de la Información para todos
3. Acceso a la información y al conocimiento
4. Elementos que conforman la Sociedad de la Información
5. Obras consultadas

En la actualidad, la expresión "sociedad de la información" (SI) se ha popularizado enormemente a raíz de uso habitual en las iniciativas públicas que tienen por objeto promoverla, especialmente en la Unión Europea. Sin embargo, su origen se remonta a los setenta, cuando comenzó a percibirse que la sociedad industrial empezaba a evolucionar hacia un modelo de sociedad distinta, en la que el control y la optimización de los procesos industriales, en tanto que claves económicas, es reemplazado por el procesamiento y manejo de la información.
Las numerosas definiciones de Sociedad de la Información que existen actualmente en uso comparten este significado, aunque con distintos matices, en función del aspecto que interese cada autor. Como existe una gran diversidad de significados atribuidos a este concepto y no se ha impuesto una definición comúnmente aceptada, aunque es un término que se utiliza habitualmente, incluso en los medios de difusión casi siempre suele darse a este concepto un significado intuitivo, borroso y parcialmente coincidente entre una y otras fuentes. Por tanto, conviene definir con claridad el concepto de Sociedad de la Información.
"Sociedad de la Información es una fase de desarrollo social caracterizada por la capacidad de sus miembros (ciudadanos, empresas y administración pública) para obtener y compartir cualquier información, instantáneamente, desde cualquier lugar y en la forma que se prefiera".
El factor diferencial que introduce la Sociedad de la Información es que cada persona u organización no solo dispone de sus propios almacenes de conocimiento, sino que tiene también una capacidad casi ilimitada para acceder a la información generada por los demás y el potencial para convertirse el mismo en un generador de información para otros. Lo peculiar de la Sociedad de la Información es precisamente el carácter general e ilimitado que en ella tiene el acceso a la información. La expresión Sociedad de la información designa una forma nueva de organización de la economía y la sociedad.
Este cambio en la capacidad de acceso a la información es tan importante que constituye el factor desencadenante de una serie de transformaciones sociales de profundo alcance. La disponibilidad de nuevos medios tecnológicos abre una nueva puerta hacia un mundo de posibilidades. Las tecnologías se materializan en nuevas infraestructuras con las que se mejoran los procesos con un nuevo enfoque. Se modifica as formas de actuar, es decir las herramientas. Al cambiarse muchas formas de actuar, se ve afectada la propia forma de ser. A medida que se transforman los valores y las actitudes, podemos decir que, en última instancia, están cambiando la cultura y a la propia sociedad.

REQUISITOS ESENCIALES PARA CREAR UNA SI EQUITATIVA

• Una infraestructura bien desarrollada.
• Confianza y seguridad en el empleo de las TIC.
• Adecuado fomento de la creación de capacidades.
• Respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales reconocidas internacionalmente.
• Diversidad cultural y lingüística.
• Cooperación internacional y respeto del derecho internacional.
• Entorno propicio.
• Asociación entre todos los interesados.
• Protección de los grupos vulnerable.
• Integración de una perspectiva de género.
• Medidas destinada a apoyar a las empresas pequeñas y medianas.

UNA SOCIEDAD DE LA INFORMACION PARA TODOS
La sociedad de la información debe atender los intereses de todas las naciones y pueblos del mundo de manera tal que les asegure el desarrollo, justo, equilibrado y armonioso. Muy particularmente, deberá prestarse especial atención a los países en desarrollo.

ACCESO A LA INFORMACION Y AL CONOCIMIENTO
Toda persona tiene derecho a la libertad de opinión y expresión, que incluye la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas. Las iniciativas para compartir y mejorar los conocimientos mundiales para favorecer el desarrollo serán mas eficaces si se eliminan las barreras que impiden un acceso equitativo a la información para las actividades educativas, científicas, económicas, sociales, políticas y culturales y se facilita el acceso a la información de dominio público. Dichas barreras podrían suprimirse mediante la promoción de:
• El libre acceso.
• Normas abiertas.
• La elaboración de programas informáticos de traducción plurilíngues
• La disponibilidad generalizada de puntos de acceso público.

ELEMENTOS QUE CONFORMAN LA SOCIEDAD DE LA INFORMACION
Desde la perspectiva de William J. Martin y Frank Webster, es posible distinguir cinco elementos que nos pueden ayudar a describir que es una sociedad de la información; estos son:
• Elemento tecnológico.
• Elemento económico.
• Elemento ocupacional.
• Elemento tiempo-espacio.
• Elemento cultural.

A continuación se describirá en que consiste cada uno de estos:

ELEMENTO TECNOLÓGICO:
El aspecto tecnológico utilizado en las actividades de información, ha hecho posible el procesamiento, almacenamiento, recuperación y transmisión de información en todos los ámbitos de la sociedad. El factor principal en todo esto es el uso de la computadora.
Actualmente el empleo de las nuevas tecnologías de información y comunicación, tanto en el ámbito económico como en el social, se identifican como las características distintivas de la sociedad de la información.
Sin embargo, autores como William J. Martin y Manuells Castells, quienes hacen hincapié en esta premisa sobre el empleo de la tecnologías de información y comunicación, no son capaces de dar una respuesta real, medible o probable, y esto hace que el empleo de estas tecnologías de información sea impreciso para decir que una sociedad sea ha convertido en una sociedad de la información.
William J. Martin, argumenta que hay dos problemas importantes que deben considerarse antes de poder hablar de instauración de una sociedad de información:
• Como se mide la tasa de innovación tecnológica.
• Cuando cesa una sociedad de ser industrial y entra a formar parte de una sociedad de la información.

ELEMENTO ECONOMICO:
Fritz Malchlup, intento trazar las industrias de la información en términos estadísticos, para la cual distinguió cinco ramas industriales:
a. Educación, escuelas y bibliotecas.
b. Medios de comunicación ( radio, televisión, publicidad)
c. Máquinas de información (equipos de computo, instrumentos musicales)
d.Servicios de información (leyes, seguros, salud, entretenimiento)
e. Otras actividades de información (investigación y desarrollo)
Trabajando con estas categorías se advierte que cada una tiene un valor económico y su respectiva contribución al PIB.

Hoy es común argumentar que nos hemos desarrollado en una sociedad cuyas características distintivas son la información y la globalización como los creadores de riqueza. Probablemente el trabajo mas conocido y mas citado sobre el surgimiento de una economía de la información sea la obra de Marc Porat, quien dividió la economía en sectores primario y secundario.
Porat incluyo en el sector primario todas aquellas industrias que hacen utilizable su información en mercados establecidos o en cualquier otra parte donde se le pueda otorgar fácilmente a esa información un valor económico. También busco identificar un sistema secundario de información con actividades tales como investigación y desarrollo dentro de una compañía química, la información producida por entes oficiales para consumo interno, y los recursos bibliotecarios de corporaciones industriales. De este modo Porat fue capaz de distinguir los dos sectores, y concluyo que el 46% de la población estadounidense esta involucrada en el sector información. Estados Unidos es ahora una economía basada en la información y como tal, una sociedad donde las mayores y principales áreas de la actividad económica son aquellas que producen bienes y servicios de información.

ELEMENTO OCUPACIONAL:
Una medida de surgimiento de una sociedad de la información es aquella que enfoca un cambio ocupacional y encuentra que el predominio del empleo yace en el sector de la información. Esto es, cuando el número de oficinista, profesores, abogados, y otros, sobrepasa el de obreros y trabajadores manuales, con base en que la definición ocupacional frecuentemente se combina con la medición económica.
Parece obvio que un trabajo que demanda fuerza física y destreza manual, como la industria y la agricultura, decline por ser sustituido por ocupaciones burocráticas, lo que nos indica la entrada de un nuevo tipo de sociedad en el mercado laboral, donde el conocimiento y la información se convierten en modos de producción no materiales.
Porat, desarrollo una topología para localizar ocupaciones involucradas en la información recurriendo a un esquema de tres enfoques, involucrando cuatro tipos ocupacionales y los explica como sigue: "Hay cinco categorías de trabajadores de la información: 1)productores, 2)distribuidores, 3)buscadores de mercado y coordinadores de especialistas, 4)procesadores, y 5)operadores de la información.

La primera categoría incluye a aquellos trabajadores cuya actividad primaria es producir y vender conocimiento: científicos, inventores, bibliotecarios, periodistas, profesionales y autores. La segunda categoría es la de los trabajadores que agrupan y diseminan información, y aquellas que mueven esta entre las empresas y el mercado, investigan y planean el proceso del mercado de la información: gerente, oficinistas, corredores de información, entre otros. La última categoría se refiere a los operadores de máquinas y tecnologías de la información que apoyan a las actividades anteriores: operadores de computadoras. Instaladores telefónicos, reparadores de medios electrónicos, y otros.

ELEMENTO TIEMPO-ESPACIO:
Este concepto de la sociedad de la información que descansa en la economía y la sociología tiene como núcleo la fuerza distintiva de un ámbito espacial. Aquí el enfoque principal esta en la redes de información que conectan localidades y en consecuencia, tienen efectos dramáticos en la organización del tiempo y el espacio. Frank Webster identifica cuatro elementos relacionados con la transmisión hacia una sociedad de la información, que son los siguientes:
1. La información esta ocupando en lugar central como recurso estratégico clave en la economía mundial, de ello se desprende que la organización y recuperación de la información es de valor excepcional y atestiguamos que se aplicara a un gran número de actividades.
2. Computación y tecnologías de información suministran la infraestructura que permite que la información se procese y distribuya, facilita la operaciones instantáneas de comercio y monitorea los asuntos económicos y sociales a escala global.
3. Ha existido un crecimiento excepcionalmente rápido del sector comercial de la información en la economía de servicios como medios de comunicación y el desarrollo de bases de datos en línea, que suministran información instantánea sobre precios de bienes, listas, fluctuaciones de monedas, así como resúmenes de revistas técnicas y científicas, entre otras.
Estas tendencias enfatizan la centralidad de redes de información que vinculan localidades, ciudades, países, regiones y continentes, y hacen posible la globalización de la información.
La restricción del espacio se ha limitado y, simultáneamente, el tiempo se ha reducido debido a la fusión entre telecomunicaciones y computadoras. Esta comprensión tiempo-espacio, como lo llama Anthony Giddens, incluye a corporaciones, gobiernos e individuos.

ELEMENTO CULTURAL:
El enfoque cultural en una sociedad de la información es quizá el que mas fácilmente se reconoce. Todos sabemos que en la trayectoria de nuestra vida diaria existe un extraordinario incremento de la información que circula socialmente; esto es, mas información que nunca antes. La televisión se ha expandido de un solo canal y servicio discontinuo a una programación de centenares de canales, lo que ha permitido el mejoramiento e incorporación de tecnologías de información, como el cable, los canales satelitales y los servicios computarizados como el teletexto. Y no podemos pasar por alto la enorme de títulos de libros y revistas editados en papel y en formato electrónico, todo lo cual testifica que habitamos en una sociedad abrumada por los medios de comunicación e información.
La cultura contemporánea es mas informativa que sus predecesoras, vivimos inmersos en una interacción simbólica en donde todo lo que se intercambia y recibe es reconocible. Esta explosión de datos y símbolos significa lo que muchos escritores conciben como la sociedad de la información.

OBRAS CONSULTADAS
* Estudillo García, Joel. "Elementos que conforman la sociedad de la información", p. 162-194. En: "Investigación bibliotecológica, vol.15, no. 31, julio-diciembre. CUIB, 2001.
• www.formatex.org/si.pdf
• Cumbre mundial sobre la sociedad de la informacion. Ginebra 2003-tunez 2005. Proyecto de declaración de principios.
* Castells, Manuel. "La era de la información: economía, sociedad y cultura, vol. I. La sociedad red, México, siglo XXI, 1997.


La comunicación y el flujo de información en la sociedad contemporánea

Lic. Yaritza Medina M. ©
Puerto Rico

En la actualidad, uno de los aspectos más destacados de los investigadores de los medios de comunicación es la concentración de medios en conglomerados empresariales, que proveen contenidos con una visión particular de mundo, una idea hegemónica, que privilegia determinadas ideologías. Como señala Babe, (1998) "[...] intereses comerciales... buscan el poder mediante la manipulación y control de símbolos." Según Babe (1998), "muchos analistas concuerdan en que la información, el conocimiento y las formas de comunicación adquieren una nueva centralidad en nuestros días."

En una sociedad tecnológica, los medios de comunicación son el aparato de control de estas elites. El desarrollo de los medios, abarca hoy la presencia de la actividad económica como soporte al flujo de contenidos. La información en la sociedad contemporánea es una mercancía, por tanto se articula como un bien de consumo que ejerce determinados niveles de control. El pilar de estos cambios está asociado a la información que provee la prensa sobre los bienes de servicio y consumo y la ideología.

Se expone desde las empresas de medios la independencia editorial como sinónimo de sanidad económica de la prensa. Se asume el carácter objetivo, honesto e independiente de la prensa cuando no existen pensiones, ni exigencias, sobre todo económicas, en la empresa periodística. Desde el ámbito de la actividad empresarial, adquiere, su papel destacado porque utiliza esa motivación como instrumento para lograr sus propósitos. Cuando sobrepasa todo límite, su actividad puede transformarse en un serio problema para el individuo y la sociedad.

González Bedoya (1987) plantea la creación de determinadas necesidades como efecto de la actividad informativa. Por ejemplo menciona a la publicad, la que ya, no es sólo un instrumento de información sobre bienes de servicio y consumo es, gracias a los medios de comunicación, una actividad que mediante el uso de recursos y técnicas manipulativas crea necesidades. Los contenidos informativos en la actualidad adquieren mayor importancia por su capacidad para crear opinión, favorecer estilos de vida y por supuesto crear las condiciones necesarias para promover una visión unilateral del mundo. Como señala (Babe, 1998) "la información, el conocimiento y las formas de comunicación adquieren una nueva centralidad en nuestros días".

La comunicación como proceso

El proceso de comunicación se inicia cuando un receptor envía un mensaje a través de un canal al sujeto receptor. El proceso comunicativo se completa cuando el emisor recibe una respuesta, una vez descodificado el mensaje, es decir, se completa con la retroalimentación. La empresa periodística accede, entonces como un órgano emisor que transmite unas informaciones por medio del periódico, este es el canal, al público receptor. Para otros es un proceso de comunicación masivo, pero tiene matices que se deben aclarar.

Los partidarios del proceso comunicativo colectivo señalan que, éste culmina cuando el público adquiere el ejemplar de prensa. Pero, la empresa periodística, tal como existe en la actualidad, rebasa los límites de una relación comunicativa hasta convertirla en una relación, más bien, informativa.

La comunicación, según Miguel Urabayen (1988), "supone la existencia o la posibilidad de existencia de una relación de doble sentido entre quien inicialmente envía una información y quien la recibe." Señala Palau (1985) que, "una relación comunicativa supone la existencia de un emisor y un receptor en situación equitativa, en relación bilateral, o sea que ambos pueden ser emisor y receptor alternadamente. En una relación informativa, sin embargo, se excluye el intercambio de mensajes porque esto es una situación unilateral donde no es posible ni el diálogo ni la confrontación".

Esta relación unilateral, desigual, en el contexto de los medios de comunicación social, es importante para evaluar su contenido y sus efectos en la sociedad a la que sirven. Curbelo (2000) cuestiona el grado de intervención de los consumidores en todo el proceso comunicativo. Al respecto señala que, "[...] el acceso está predicado por el poder de decisión de los propietarios de los medios". El hombre como ser social necesita comunicarse. La comunicación es necesaria para la estructuración y cohesión del grupo social. El crecimiento de los grupos sociales y la necesidad comunicativa del individuo trajo como consecuencia la diversidad de ideas y opiniones. El hombre para articular esa realidad creó y desarrolló sistemas de comunicación facilitadores de esta tarea y lograr el conocimiento de su realidad.

Esta motivación, inherente al hombre, surge al tratar, mediante el acto comunicativo, de persuadir, manipular a los demás sobre ideas y puntos de vista propios. Uno de los mayores progresos del hombre fue la creación de los medios sociales de comunicación: la radio, televisión y en especial la prensa. Así pudo satisfacer su necesidad de información y la posibilidad de recibir gran cantidad de estímulos y datos. Pero, estos medios desarrollados para la producción, transmisión y recepción de mensajes se han concentrado en grandes grupos empresariales que les distinguen por el poder que ejercen en la generación de opiniones. La difusión de estos medios masivos de comunicación se halla altamente correlacionada con varios índices de desarrollo: alfabetización, urbanización, ingresos per cápita, industrializa­ción. Es decir, tiene, en principio, efectos positivos en términos sociales y económicos.

Dentro del ámbito social los medios de comunicación sirven, entre otros, para la transmisión de la herencia social. No existen en el vacío, aislados de la sociedad. Hacen posible como señala Taufic (1987), que la sociedad opere, trabaje, mantenga su cohesión y sirva como mecanismo de distensión de ésta. Se caracterizan por la rapidez de producción de mensajes.

De Fleur (1982) menciona las características a los medios modernos de comunicación colectivos:

1. Aportar un flujo de información esencial para el sistema político, para las instituciones económicas, para los estilos de vida cotidiana e incluso, para las formas de expresión religiosa.
2. El desarrollo de construcciones subjetivas y compartidas de la realidad que comunican los medios. Esto trae como consecuencia que la conducta personal y social puede ser moldeada por las interpretaciones de los medios ante hechos y temas sociales a los cuales el individuo tiene pocas fuentes opcionales de información.
3. Se les atribuye la capacidad de moldear la opinión pública y de volcar a las masas hacia casi todo punto de vista que desee la persona comunicante.

Se desprende de estas acotaciones el poder que tienen los medios, en especial la prensa, por su acceso a las fuentes de información, interpretación de los hechos y la transmisión de estas de acuerdo a sus intereses particulares. Es decir, su poder reside en los efectos que puedan provocar en la sociedad como agentes vinculativos entre la información que proveen y el público.

Prensa y opinión pública

La formación de la opinión pública depende de las informaciones que proveen los medios. Por esta razón, se pronuncia constantemente la necesidad de que ofrezcan datos correctos. La manipulación de la información provoca una opinión pública subjetiva. Antes mencioné los efectos negativos de los medios y su incidencia, sobre todo, en la opinión pública. Creo, pues, pertinente contextualizar esta como parte del proceso comunicativo de los medios, sobre todo de la prensa. La opinión es el conocimiento propio de las cosas contingentes en cuanto objetos de ciencia. A partir de esta concepción de la opinión se entiende por opinión pública como el conocimiento de las cosas concurrentes para el grupo social. Los medios son los instrumentos para su formación y cobrar así su carácter público.

Como había mencionado anteriormente los medios de comunicación social sirven de marco proveedor de información mediante los cuales el hombre vive en sociedad, es decir, su función social es la de proveer y facilitar la posibilidad de vivir en sociedad con varias opiniones opuestas. La información es acción, por tanto, para que exista la opinión pública es necesario la información que desencadene dicha acción. Para esto se necesitan una serie de elementos desencadenantes:

1. Se necesita un objeto opinable en controversia, conocido y que contenga interés para muchos.
2. Necesita un conjunto de personas interesadas que opinen lo mismo y tengan conciencia de las coincidencias.
3. Implica en cada uno el conocer cómo opinan los demás, lo que exige que la opinión se manifieste de algún modo.
4. La opinión implica la toma de posición frente a otras posiciones. Exige la existencia de varias opiniones diferentes y está siempre dividida.

Como hemos visto, los elementos destacados en la opinión pública es el conocimiento de un hecho discutible, Personas que opinen lo mismo, necesita su manifestación y la toma de posición frente a otros.

Price (1994) establece varias limitaciones a la investigación de este concepto: la falta de competencia, se refiere a la valoración de la falta de capacidad del público para dirigir los asuntos públicos; la falta de recursos, se refiere a la falta de métodos de para evaluar de manera justa el conjunto de conocimientos del tema de la formación de la opinión pública; tiranía de la mayoría, para referir las dificultades de una minoría con puntos de vista válidos, pero sin el acceso al espacio público por presiones provocadas de la mayoría; la susceptibilidad a la persuasión, para referir la posibilidad de presentar argumentos emocionales por racionales al público y por último, el dominio de las elites, relacionado al poder de unos pocos desde las instituciones de los gobiernos hasta las elites económicas.

Para una formación de la opinión pública es necesario que los contenidos informativos ofrezcan datos objetivos. Pero, ¿qué sucede cuando los medios transmiten una información que ha sido condicionada por intereses particulares?

Una forma de abordar este particular hace referencia a la información como producto de unos profesionales de la información que no sólo ofrecen un dato escueto de los hechos que informa, sino que presenta su punto de vista sobre los hechos.

Además, existe el hecho de que la prensa no existe en el vacío, sino que responde a unos principios editoriales que enmarcan su actividad. Es decir, la redacción de un hecho informativo está determinada por los objetivos empresariales y su idea sobre lo que debe ser la información. Curbelo (2000) indica que, "para ejercer su derecho a estar informados, los consumidores dependen de proveedores que no sólo ejercen el rol de cadena de transmisión sino que interpretan esa información a lo largo de todo el proceso comunicativo."

La formación de la opinión pública depende, así, de la honestidad informativa. Datos ofrecidos de forma tergiversada llevan a la formación de una opinión pública inadecuada. Estrada (2000) se opone a los modelos del "gatekeeper" o guardabarreras y del llamado defensor del ciudadano. Propone como alternativa la representatividad del periodista. Para la autora, "los ciudadanos delegamos en los periodistas la búsqueda e interpretación de la información".

La información que finalmente llega al público está condicionada por una selección, redacción y valorización tanto de los profesionales de la información, los periodistas, como de la empresa periodística. Destacan, también, en la formación de la opinión pública las características de la prensa sobre otros medios. Primero, destaca por la permanencia de la letra escrita. Esto hace posible leer un texto tantas veces como sea necesario para su total entendimiento. Segundo, la prensa se distingue su periodicidad, necesaria para la persuasión.

Todos estos elementos son necesarios para la formación de la opinión pública, independientemente de si ésta es correcta o incorrecta y su mejor vía para tomar acción es a través de la empresa informativa.


Sociedad globalizada y medios de comunicación
por Miguel Guaglianone*

Que los medios de comunicación de masas son muy útiles para concentrar y manejar el poder sobre grandes conglomerados humanos es algo que fue evidente desde su invención, desarrollo e imposición en una Sociedad Occidental que durante todo el siglo XX se fue constituyendo como urbana y de masas.

William Randolph Hearst acumuló mucho poder usando sin restricciones morales la influencia proporcionada por sus 38 periódicos, lo que le sirvió entre otras cosas (además de para amasar una inmensa fortuna) para llegar hasta la cámara de Representantes de los Estados Unidos, aunque no le fuera suficiente (Gran Depresión por medio) para culminar con sus aspiraciones políticas hacia el Senado y la Presidencia de ese país. Paul Joseph Goebbels descubrió, desarrolló y usó el poder de la radio (y el de los espacios, eventos e imágenes) como una eficiente herramienta para adoctrinar y orientar al pueblo alemán que acompañó fervorosamente al nazismo en su proyecto de 1000 años de dominio mundial germano. La naciente televisión se inició (luego de la Segunda Guerra Mundial) convirtiéndose en el mejor medio de promoción y difusión del “American Way of Life” y la sociedad de consumo.

Alrededor de un siglo después de sus inicios, los medios se han convertido en un factor estructural de la sociedad globalizada, una red coherente a través de la cual se canaliza el control y el ejercicio del poder mundial.

Esta no es una afirmación gratuita. En una sociedad heterogénea y global como la nuestra, la persuasión constituye un factor tan o más importante que la fuerza para mantener el control de unas pequeñas minorías sobre grandes masas humanas. En la actualidad la persuasión se produce y ejerce fundamentalmente a través de ese sistema coherente y globalizado en que se han ido convirtiendo los medios.

La penetración -sobre todo de la televisión- en la vida cotidiana de grandes grupos humanos, permite la existencia de algo así como un “sistema de educación continua”, que transmite, no sólo una información parcializada de acuerdo a los intereses de quienes manejan los medios sino también un sistema de valores que determina en estos contingentes de seres humanos, no solamente sus patrones de consumo, sino también los distintos aspectos de su modo de vida, su visión ética y estética, el planteo de sus relaciones, sus objetivos de vida, sus aspiraciones, etc.. En el caso de la televisión, este proceso se realiza a través de un lenguaje audiovisual de altísimo impacto perceptivo cuyo objetivo -más que el sistema racional al cual formalmente apela- va directo a los sistemas emocional e intuitivo-sensible de los individuos, a los cuales afecta y altera sobre todo de manera inconsciente.
La estructura de la red comunicacional global
La situación se torna más grave, cuando analizamos la existencia actual de dos factores estructurales que son parte de este sistema globalizado de “comunicación”.

El primero es la concentración. Un grupo de alrededor de una docena de grandes corporaciones (en su mayoría de origen norteamericano) poseen y manejan hoy más del 90% de la comunicación mundial [1].

Esa concentración es un fenómeno relativamente nuevo, ya que si bien la comunicación tradicional había estado en Occidente siempre en manos privadas, se caracterizaba porque los propietarios de los medios disfrutaban de una cierta autonomía (ejemplificada en su etapa final en el caso Watergate, dónde la independencia del Washington Post provocó la renuncia de Richard Nixon), moderada autonomía que en un tiempo permitió llamar a la prensa el “Cuarto Poder”

Esta no es una característica exclusiva de los medios de comunicación, es un síntoma más del proceso de corporativización que se ha ido tornando una característica fundamental del neocapitalismo. La progresiva concentración del capital y el poder en un núcleo cada vez más reducido de grandes corporaciones (fenómeno que fue previsto por Carlos Marx en el siglo XIX) ha venido avanzando a nivel global desde el final de la Segunda Guerra Mundial y se refleja hoy en todas las facetas de la sociedad.

La concentración y la interdependencia corporativa, permitieron al gobierno de Bush influir en forma directa sobre todo el conglomerado de cadenas que manejan la comunicación para dar a su guerra en Irak un perfil particular. A diferencia de lo sucedido cuándo Vietnam, en la que la libertad de información de que disponían los medios constituyó uno de los factores para lograr una opinión pública opuesta a la guerra en los EE.UU., el absoluto control que hoy ejercen la Casa Blanca y el Pentágono sobre toda la comunicación que se relaciona con esta nueva guerra, ha mantenido a ese público alejado e ignorante de la realidad cotidiana de esa confrontación.

El segundo factor es que la concentración y la comunidad de intereses entre las corporaciones estimulan y aceleran el proceso de estandarización de la comunicación. El punto de vista desde el cual se comunica y lo que se comunica tienden a ser únicos e unidimensionales. Un ejemplo de esto es la paulatina implantación del concepto de “terrorismo” a nivel mundial. Este concepto, que ha sido utilizado por los poderes hegemónicos a lo largo de la historia para descalificar a los movimientos de resistencia que se oponen al poder imperial, se globaliza a partir de los sucesos de las Torres Gemelas, cuando el gobierno de Bush plantea su cruzada contra este nuevo enemigo. Toda información o comunicación que se realiza en adelante sobre cualquier movimiento de resistencia, está de alguna manera categorizada por los medios corporativizados como una información sobre terrorismo. Inclusive los esfuerzos del gobierno colombiano del presidente Uribe por lograr una calificación generalizada de terroristas a los movimientos insurreccionales que existen en ese país desde hace muchos años, confirman la progresiva imposición mediática del concepto.

Contenidos y consecuencias de la comunicación globalizada
Finalmente, veamos en detalle algo de lo que “comunican” e “informan” los medios:

En principio proporcionan “informaciones”, pero esas informaciones están seleccionadas y presentadas de tal manera que responden directamente a los intereses de quienes están detrás (dueños de medios, poder político, poder económico). Existen acontecimientos cotidianos que no tienen cabida en los medios (como por ejemplo la degradación ecológica en toda su magnitud, o las epidemias endémicas en zonas como África o Asia, o aún la promoción de datos tan sencillos de la ONU, como que la mitad de la población del mundo nunca ha hecho una llamada telefónica en su vida). Toda la información que proporcionan los medios está basada en la producción de “noticias”. Acontecimientos puntuales que llaman la atención del público, pero que en general no son más que eso, hechos puntuales presentados de la forma más llamativa posible. Es casi una misión imposible hacer a través de los medios el seguimiento de los procesos que están detrás de cada “noticia”. Nunca hemos podido enterarnos por ejemplo que sucedió después con los habitantes, las infraestructuras y los parajes que fueron devastados hace algunos años por el gran tifón que sacudió Asia, ya que la reconstrucción o el abandono no generaron noticias “de interés”. Igualmente, sufrimos la repetición sistemática de noticias “fabricadas” a partir de esos mismos intereses (por ejemplo las que tienen que ver con la industria de la farándula, los paparazzi, los chismes, etc.).

Pero lo más importante es que además los medios están transmitiendo constantemente patrones de conducta (originados por un sistema de valores implícito) que cubren todos los aspectos de la vida de los receptores.

En principio determinan -y esto es lo que se aprecia a nivel más superficial- los patrones de consumo, mostrando cuales son los productos que hay que consumir (creando la necesidad cuando ella no existe), y asociando el consumo de esos productos a confort, popularidad, status, fama, triunfo, etc. Pero también están determinando los patrones de conducta éticos, ya que en cada uno de sus mensajes está implícito (y a veces explícito) que es lo que está bien, y que es lo que está mal, cuales son los comportamientos adecuados y cuales los no adecuados. Aún más, determinan completamente los patrones estéticos (no solo cómo debemos actuar, sino también cómo debemos vernos). Por ejemplo, el prototipo de la mujer caucásica de pelo rubio liso y con un maquillaje impuesto por la moda dictada por las grandes corporaciones de cosméticos, se va imponiendo gradualmente a todos los otros patrones estéticos (basta con ojear los canales de TV del Oriente para apreciarlo).

En el mismo paquete, los medios están determinando los patrones de conducta social, que pertenecen sobre todo al modo de vida blanco anglosajón de los países del primer mundo. Estos patrones cubren desde como se imparte la justicia (el sistema de leyes, de policía y el derecho consuetudinario, temas recurrentes en los seriales producidos en EE,UU. se convierten en la propuesta global de justicia) hasta el ritmo de la conducta cotidiana de vida que se parece sospechosamente a la vida de los suburbios en ese mismo país. Proporcionan así los medios, no sólo las normas de comportamiento, sino los objetivos de vida “deseables” a grandes masas humanas, aunque ellas pertenezcan a una matriz cultural diferente.
El “Gran Hermano” está entre nosotros
George Orwell imaginó en “1984” un infierno particular, una sociedad cerrada con control absoluto de la vida de las personas por medio de una televisión de doble vía. A través de ella, el “Gran Hermano” vigilaba y dirigía la vida cotidiana de cada uno de los habitantes de la ciudad.

La realidad actual es bastante menos espectacular pero quizás no por sutil menos terrible. Los medios de comunicación de masas están proporcionando a grandes conglomerados humanos -en su gran mayoría apiñados en inmensos centros urbanos [2] - una “realidad virtual” que puede no tener nada que ver con la realidad “real”, pero que está construida al gusto y necesidad de los estamentos que manejan el poder global. Para los individuos atrapados en la rutina diaria y el aislamiento de las megalópolis, esta realidad virtual se convierte en su realidad. Es el más efectivo sistema de control: lograr que los dominados piensen y vean el mundo con los mismos ojos de los dominadores.

Los efectos colaterales son del orden de la tabula rasa. Del mismo modo como los productos transgénicos patrocinados por las grandes corporaciones tienden a eliminar la variedad vegetal del planeta, el mensaje hegemónico y único de los medios tiende a eliminar la diversidad cultural. El habitante de Bangkok y el de Montevideo se van convirtiendo, no sólo en consumidores de los mismos productos de las mismas marcas, sino que van adoptando un sistema de vida estándar proporcionado por los medios.

Si esto puede sonar a apocalíptico o exagerado, vea como ejemplo los informativos de las cadenas Al Jazeera y Telesur, dos loables intentos de los habitantes del Sur por quebrar la hegemonía del sistema comunicacional globalizado. Estudie el formato de estos informativos y analice la estética escenográfica y la personal de quienes informan (generalmente una pareja de hombre y mujer) y constate hasta que punto, una televisora ubicada en Quatar y otra en Caracas utilizan un patrón de formato y un estética estándares creados en los centros de dominación y que no están relacionados con el patrón cultural de los comunicadores (ni tampoco con el de los receptores).

Las esperanzas
En realidad, este panorama que mostramos no es tan desolador como pareciera. La diferencia entre el arte de Orwell y la realidad, es que ni el sistema de comunicación global ni la sociedad mundial son sistemas cerrados, por más intentos que realicen para lograrlo las minorías dominantes.

La lógica del neocapitalismo deja fuera cada vez más grandes grupos humanos. Las cifras respecto a los teléfonos, deben ser muy similares respecto a los televisores (y no hablemos de la palabra escrita). De esta manera, el sistema de control de los medios funciona eficientemente en un número limitado de habitantes del planeta (el de aquellos que pertenecen o son periféricos al primer mundo), número que además tiende a disminuir.

Y es precisamente desde esas masas humanas excluidas desde donde hoy están naciendo los movimientos de resistencia al sistema globalizado. Basta dar una ojeada por Latinoamérica para ver como son precisamente los grupos tradicionalmente marginados quienes están presentando nuevas alternativas de poder. Y esto no es exclusivo de esta región, aún la pauperizada África, o las masas de Medio Oriente cobijadas por el Islam, están agitando las aguas del poder impuesto desde los centros hegemónicos. Más aún, en esos propios centros se van acumulando estallidos de resistencia.

Y esto proporciona nuevas alternativas al sistema de control hegemónico, aunque la tarea (y este es el objetivo de estas reflexiones) es hacer cada vez más conciente como funcionan los medios como mecanismos de control y como podemos enfrentar estos mecanismos ocultos.

Miguel Guaglianone
Escritor uruguayo-venezolano radicado en Caracas, investigador independiente.



Sociología de las nuevas tecnologías de la Comunicación

Carlos Eduardo Colina

Intenta centrar metodológicamente el campo de estudio y ofrece una síntesis de la reflexión teórica actual en torno al impacto social de las nuevas tecnologías. Acerca de esta problemática, el autor alerta ante el peligro de interpretar las NTCI bajo los esquemas tradicionales que se han venido aplicando a la radio y la televisión.


I. PROBLEMAS CONCEPTUALES

Algunos autores ponen en cuestión el carácter novedoso de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información -en adelante NTCI.

Por ejemplo, para el profesor de la Universidad de Ámsterdam, Cees Hamelink, el apelativo de nuevo tiene únicamente una función comercial y publicitaria.[3] Estos medios no serían nuevos en absoluto, la única innovación importante sería la integración de técnicas que antes permanecían aisladas. Javier Pérez del Moral, [4] profesor también, pero esta vez de la Universidad Complutense de Madrid, mantiene una posición ambigua ante el hecho de adjetivarlas o no de nuevas, por una parte le reconoce vigor y validez al término de NTCI, pero por otra parte, señala que esas tecnologías son meras aplicaciones de ciencias viejas. Entendiendo que este tipo de planteamiento, como también aquel otro que le niega estatuto autónomo al estudio de los nuevos medios,[5] han tenido eco en nuestra institución, en lo que sigue me abocare a explicar en qué consiste el carácter novedoso de las denominadas NTCI. Todo esto enmarcado en el mejor espíritu de debate y aprendizaje colectivo y sin dejar de admitir que las fronteras a veces son frágiles y variopintas,[6] que algunas tecnologías como los satélites y el video parecen estar a medio camino entre las tradicionales y las nuevas, y que sistemas como la CATV semejan ser tecnologías viejas que ahora emplean nuevos soportes. Dadas estas acotaciones iniciales acometamos entonces la exposición.

Para algunos nos encontramos ante la emergencia de un nuevo sistema tecnológico con cuatro pilares básicos (nuevas fuentes de energía, nuevos materiales, la nueva biotecnología y la información digital) cuyos cambios están estrechamente relacionados y entremezclados. Para Riccardo Petrella,[7] la ciencia y la tecnología han adquirido renovada importancia en la economía y en la sociedad, y ello debido a cuatro razones fundamentales:

I.) La distinción entre investigación básica y aplicada se ha hecho confusa e imprecisa, y resulta difícil conseguir innovaciones técnicas fundamentales que prescindan de los avances relevantes de la ciencia.

De hecho, uno de los efectos culturales más importantes de las nuevas tecnologías es que promueven un conocimiento científico que alcanza los niveles de la investigación básica. Por ejemplo, los límites entre la biología molecular-ciencia básica y la ingeniería genética son imprecisos. El análisis numérico ha sido promovido por la tecnología de los ordenadores, y los "problemas planteados en psicología del aprendizaje y robótica están impulsando los estudios de inteligencia artificial que a su vez dan lugar a replantear de raíz los problemas fundamentales de la filosofía de la mente". [8]

II.) Con el proceso de se ha cambiado el énfasis de los bienes a los servicios, de los productos a las funciones, de las herramientas a las relaciones y "de los medios a los fines". La tiene formas diferentes:

- "El empleo en el sector servicios es superior al de la industria y la agricultura juntos.
- La rápida disminución de coste del hardware con relación al coste unitario del producto (por ejemplo, un ordenador), comparado con el aumento del costo del y del .
- Cada vez más, conocimientos e se incluyen en los materiales, los equipos y los productos"...[9]

III.) Las nuevas tecnologías, en especial las informativas, son combinatorias. Si una empresa domina la combinación (integración) de la nueva tecnología de la información, tendrá mayor presencia en el mercado. El microprocesador por sí solo vale poco, de hecho, desde hace tiempo se ha incrustado en múltiples productos y procesos.

IV.) El gran alcance -y la tendencia a la generalización- de la transnacionalización repercute en el desarrollo tecnológico y económico, mientras que a su vez es afectado por el progreso técnico.

En lo siguiente nos permitiremos reproducir un cuadro del texto anteriormente citado, que resume "lo que es nuevo" en las nuevas tecnologías:

- La ciencia es cada vez más tecnología e industria.
- La importancia creciente de la "desmaterialización".
- Las nuevas tecnologías son combinatorias.
- De nacional a transnacional.
- Del manejo de las cosas y de las máquinas a la gestión de funciones y sistemas complejos.
- La innovación integrada.

Fuente: Riccardo Petrella: "La Tecnología de la información: un reto para los europeos", ob. cit., p. 81.

Los análisis lineales y simplistas serán fútiles para prever y evaluar las implicaciones y las consecuencias que la nueva tecnología de la in•formación tendrá para la economía y la sociedad. La naturaleza y la variedad de los factores que afectan la difusión de la nueva tecnología de la información dificultan la tarea. "La explosión de la complejidad significa que la mayoría de los enfoques reinantes en la previsión y en la evaluación científica y tecnológica deben revisarse con el fin de que no sean tan reduccionistas y deterministas. La previsión y la evaluación que se limiten únicamente a las variables puramente científicas y tecnológicas (incluyendo los factores económicos) están destinadas a producir unos resultados engañosos e inútiles". [10]

Pero si anteriormente explicitamos en qué consiste el carácter novedoso de las nuevas tecnologías en general, ¿en qué radica específicamente la novedad de las NTCI? Este último término alude a un conjunto de tecnologías que tienen como base la electrónica y que se han venido desarrollando con intensidad desde aproximadamente tres lustros hasta nuestros días. Ejemplos conspicuos de ellas son los medios telemáticos, cuyo núcleo se encuentra en una pantalla de televisión, una red de computación y un teléfono. Son los dispositivos que hoy día conforman los equipos multimedia y que se avizoran como los medios del futuro. Podemos mencionar también entre los nuevos medios telemáticos el teletexto y el videotexto; además, encontramos otras tecnologías digitales dirigidas al ocio, verbigracia, los videojuegos, los videogramas (o películas grabadas), el videodisco y el disco compacto.

Para Denis McQuail[11] son varias las tecnologías implicadas, pero no son pocos sus elementos comunes. Los rasgos principales son los siguientes: ..."descentralización (la provisión y la elección ya no están predominantemente[12] en manos del proveedor de la comunicación); elevada capacidad (las entregas por cable o por satélite superan las severas restricciones que impone la transmisión por superficie); interactividad (el receptor puede seleccionar, responder, intercambiar y permanecer directamente unido a otros receptores); la flexibilidad de la forma, el contenido y el uso". [13] Con los nuevos medios de comunicación, la producción no requiere concentrarse al extremo en grandes organizaciones centralizadas (típicas del cine y la televisión nacionales), ni exige un control tan focalizado. No obstante, algunos autores piensan que si bien en la producción han sido abiertas claras posibilidades a la democratización, los canales de distribución siguen obturados para la mayoría.

En muchos casos los nuevos medios integran o rearticulan distintas tecnologías, algunas de las cuales no son estrictamente "nuevas". Empero, si bien reconocemos las limitaciones del concepto de NTCI, tema de un añejo artículo nuestro en el diario El Nacional ("¿Antiguas 'nuevas' tecnologías?", Caracas, Cuerpo C, Informática, 22-04-89, p.2), el carácter sui generis de las mismas y la emergencia y consolidación de un campo de estudio definido justifican de momento su utilización. Si se habla de "nuevos usos", en sustitución del término NTCI, debe aceptarse que ellos han sido posibilitados por transformaciones tecnológicas que implicaron la baja de los costes, la miniaturización y una mayor facilidad en el uso de los artilugios, sin que eso signifique que eludamos problemas importantes como la modificación de los modos de vida y concretamente, el de la permanencia de la caja negra.

CARACTERÍSTICAS DE LAS NTCI

Es indudable que el término "nuevas" plantea problemas: ¿nuevas
dónde?, ¿nuevas a partir de qué momento?, ¿nuevas hasta cuándo? Es innegable el carácter transitorio de la noción. Quizás en poco tiempo dejarán de calificarse de nuevas. Empero, no puede denegarse el surgimiento de un conjunto de fenómenos y problemas novísimos y específicos que por ejemplo han socavado las bases de algunos planteamientos tradicionales en comunicología.

Para un autor clásico como Wright la comunicación de masas se definiría por la naturaleza de la audiencia: grande, heterogénea y anónima; por la experiencia comunicativa: pública, rápida y transitoria y por las características del comunicador: una organización compleja que puede involucrar grandes gastos. Con la aparición de los nuevos medios, muchas de estas cualidades han entrado en crisis... "Por lo que hace referencia a la heterogeneidad del auditorio, los últimos estudios de la audiencia detectan una segmentación cada vez mayor de ésta. A medida que aumenta la oferta y se especializa la producción comunicativa, se produce una diversificación de la audiencia en sectores homogéneos. Las nuevas tecnologías de la comunicación también obligan a replantear la característica de la experiencia comunicativa pública. La privaticidad de la televisión a la carta por cable o de la utilización de bancos de datos está fuera de toda duda. La rapidez diferencia, según Wright, los medios de comunicación de masas de las obras artísticas que perduran a través de los años y son de consumo repetitivo. El video art, aunque no está muy desarrollado, pone en crisis estos conceptos. Además, las videotecas hacen, por ejemplo, de las películas un objeto de posible disfrute repetitivo. Con lo que la supuesta transitoriedad empieza a tener excepciones. Por último, la naturaleza del comunicador es, según este autor, la de una organización compleja que puede implicar grandes gastos. La complejidad de la organización y la costosa financiación encuentran de nuevo excepciones..."[14]

Por otra parte, con la interactividad de las NTC, muchos estudiosos latinoamericanos han visto perder una de sus banderas políticas, aquella que se relacionaba con la comunicación alternativa o "la verdadera comunicación". Me refiero al añorado diálogo, aclamado con romanticismo por doquier y que hoy día ya es posible con los nuevos medios. Mediatizado es verdad, limitado todavía, pero posible en una medida sustancialmente diferente al que era factible con la TV y radio nacionales del tipo tradicional.

Las NTCI han potenciado como nunca antes las capacidades de acumulación, tratamiento y transmisión de información. Algunos alertan sobre el problema de la privatización del saber y del conocimiento, y acerca del hecho de que se ha reproducido el tradicional desequilibrio informativo (Norte-Sur, e intrasocietal). El flujo de datos transfronteras vulneran la soberanía nacional de muchas naciones.[15] El papel de las transnacionales ha relevado al Estado en variadas funciones y ocasiones. Se han producido transformaciones en los modos de vida de los ciudadanos y ante amenazas graves en contra de su privacidad han surgido nuevos derechos: rectificación de la data personal, cancelación en algunos casos, además del tradicional derecho de acceso. Las NTCI son imprescindibles hoy día para el funcionamiento eficaz y productivo de cualquier empresa moderna y rentable y lo que es más importante, para la competitividad de las economías nacionales. Algunas de las NTC tienen un potencial uso alternativo y democrático como no lo habían tenido sus antecesoras.

El nuevo fenómeno social que se manifiesta con la tecnología informática en particular, es la producción técnica de objetos culturales. Lo más importante no es que provea soportes nuevos para la información, sino que genera información propia. ..."Dicho con términos más amplios: lo específico de la situación actual es que existen sistemas capaces de engendrar productos culturales específicos...". [16]

Evidentemente, en la tecnología informática es imprescindible la intervención humana intencional, pero eso no niega que los artefactos técnicos puedan generar por sí mismos productos culturales. Hoy día las máquinas pueden generar ideas, es posible diseñar un programa que permita la autoprogramación de un ordenador, y componer versos, melodías o cuadros. Cualquier descripción en este sentido se queda corta con las continuas innovaciones que abren el abanico de lo posible. Los ejemplos anteriores tienen una significación escasa si los comparamos con la realidad virtual, en donde las imágenes se volvieron cosas.[17]

La tecnología informática supone también una alteración radical de la forma de integración de la actividad intelectual o de la cultura en proceso productivo. Ahora, lo nuevo, es que esas tareas intelectuales están incorporadas a la propia actividad de las máquinas. Un robot se distingue de una máquina en que ejerce su propio control (a través de un programa, por supuesto).

Para el proyecto de investigación que adelanto en el ININCO,[18]
definí operativamente las NTCI y lo traduje en el siguiente diagrama:

DEFINICIÓN OPERATIVA DEL NTCI

INFORMÁTICA

TELEMÁTICA redes de datos, sistemas de información, teletexto.

VIDEO: videograma, videojuegos, videodiscos, videotexto.

TECNOLOGÍAS DIGITALES EN LOS MEDIOS PRENSA
RADIO

CINE T.V. DISCO

SATÉLITES

T.V. INTERACTIVA TECNOLOGÍA MULTIMEDIA
T.V. POR CABLE

Algunas pocas de estas tecnologías no se han incorporado al mercado nacional o tienen una presencia exigua, pero como se trata de adelantar un diagnóstico, en principio se incluyeron todas aquellas tecnologías que son consideradas internacionalmente como nuevas.

Desde hace ya varios años, hemos observado el fenómeno de la difusión planetaria de las NTCI. Con respecto a su impacto social, cultural y económico se han asentado en los últimos lustros distintas perspectivas,[19] entre las cuales cabe citar La Teoría de la Sociedad de la Información, La teoría de la Dominación y de la Dependencia, La Hipótesis del Distanciamiento y La Teoría de la Autodinámica Tecnológica Relativa. En el segundo apartado de este ensayo nos abocaremos a explicar los fundamentos y principios más relevantes de cada una de estas perspectivas e incluiremos los planteamientos de la teoría crítica, temporalmente un tanto fuera de nuestro objeto de reflexión, pero sin duda presentes como influencia en muchos autores contemporáneos.

CARACTERÍSTICAS BÁSICAS DE LOS PRINCIPALES SISTEMAS DE INFORMACIÓN ELECTRÓNICA


II. DIFERENTES PERSPECTIVAS EN TORNO AL IMPACTO SOCIAL DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN

LA TEORÍA DE LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN

ANTECEDENTES

Es evidente que entre los antecedentes más notorios de esta perspectiva nos encontramos con los planteamientos de Marshall
McLuhan. Su determinismo tecnológico, conceptos fundamentales tales como el de interdependencia global electrónica[20] y algunos de sus corolarios argumentales, verbigracia, el falaz vaticinio del declive de los nacionalismos, estarán presentes en los planteos de los autores analizados en la siguiente sección. Ya no como antecedente sino como intelectual influyente y coetáneo podemos mencionar a Daniel Bell,[21] quien señala el advenimiento de la sociedad postindustrial. Para este sociólogo estadounidense en la historia humana los medios de comunicación -"elementos claves del diálogo social"- han sufrido cuatro revoluciones diferentes: el lenguaje, la escritura, la imprenta y ahora las telecomunicaciones.[22] La revolución de los medios de comunicación aceleraría el desarrollo de la , la cual posee, según este mismo autor, dos rasgos cla•ramente diferenciadores:

1. El tránsito de una economía de mercancías a una economía de servicios, y
2. La innovación y el cambio comienzan a depender de la codificación del saber teórico.

Retomando ahora los antecedentes de la teoría de la sociedad de la información, ya para el año 1962 Fritz Machlup [23] había concluido, sobre la base del estudio de las cuentas del ingreso nacional de U.S.A., que hacia 1958 el 38 por ciento de la economía de ese país estaba dedicada a la producción y distribución de información. Asimismo, proyectó un ritmo de crecimiento exponencial en el sector de la información. Más tarde, Edwin Parker[24] (1976) rescatando algunos aspectos del trabajo de Marc Porat (1974),[25] concluye que hacia 1975 el 50 por ciento del potencial laboral de los Estados Unidos de Norteamérica está dedicado al sector de procesamiento de información. Es este sector y no el de servicios el que ha tenido un crecimiento sin igual desde el año 1950. Según este mismo estudio, las actividades industriales alcanzaron su punto más alto cerca de ese año y desde entonces han comenzado a descender. En el año 1975 el sector de servicios representaba un porcentaje menor del potencial laboral de lo que lo hacía a comienzos de siglo.[26] Pero pasemos ahora a ver en qué consiste la moderna teoría de la sociedad de la información.


LA TEORÍA EN SÍ MISMA

Los "teóricos" de la Sociedad de la Información señalan el paso de una sociedad industrial a la nueva sociedad de la información. Hemos analizado y sintetizado aquí los elementos comunes de tres de sus principales autores: Yoneji Masuda, James Martín y John Naisbitt,[27] pero deben mencionarse otros nombres como el de Marc Uru.[28]

Inicialmente, cabe señalar que en sus análisis los autores trabajados ignoran total o parcialmente el contexto europeo. Fundamentalmente, sus reflexiones tienen como referentes empíricos a U.S.A. y Japón, países donde las NTCI han alcanzado una mayor difusión. Por lo general emplean un enfoque "futurológico" que escamotea la diagnosis del impacto de las NTCI en el aquí y en el ahora. Típicamente es un análisis cara al futuro, de espaldas al presente.

Al haber transcurrido más de una década desde el momento en que fueron publicados estos trabajos, a veces describen posibles usos que ya han sido sobrepasados por la realidad empírica, y en otros, esta última relativiza las apresuradas y deterministas[29] "predicciones" sobre las NTCI. No obstante, sus contenidos continúan siendo plenamente válidos como constituyentes del discurso difusión y sus análisis recaen sobre tecnologías que desde el punto de vista histórico pueden seguir considerándose hoy como nuevas y de la mayor incidencia social.

El diagnóstico de los principales problemas a nivel mundial es convergente en varios puntos: polución, explosión demográfica, agotamiento de los recursos naturales no renovables, crisis energética, inflación y la agudización de la diferencia Norte-Sur, entre otros. Resulta típica la correlación entre la sociedad industrial y la sociedad de la información y los aspectos negativos y positivos del desarrollo, respectivamente. La tecnología en general y las NTCI en particular se proponen como las soluciones a los acuciantes problemas actuales.

En una economía global interdependiente, la información pasa a ser la fuerza motriz. Las NTCI son consideradas tecnologías ecológicas; no contaminantes, permitirían así una relación armónica [30] con la naturaleza. Para algunos la transformación de los modelos de comunicación y la descentralización de muchas actividades laborales, cuya forma extrema es el trabajo a domicilio, haría posible evitar muchos viajes ruti•narios e interurbanos y por ende, se ahorraría energía.

En general, las tecnologías son consideradas neutrales y las nuevas en particular, eliminarán los trabajos penosos y tediosos, que pasarán a ser realizados por las máquinas. Al liberar al hombre del trabajo de subsistencia y disminuir la jornada laboral, la revolución electrónica hará posible la ampliación del tiempo libre.

Para los teóricos de la sociedad de la información, la telemática hace posible la democracia directa en conglomerados de millones de personas. Con ella se transformaría en caduca la democracia parlamentaria. La participación de un gran numero de ciudadanos se ha hecho viable tecnológicamente con los ordenadores, los sistemas interactivos, los sistemas de tiempo compartido y los satélites, que además de otros cambios conllevan la descentralización.

Implícita o explícitamente se apunta la transformación del concepto de espacio, el paso de su referente estrictamente geográfico a un referente infraestructural compuesto y conectado por redes electrónicas de infor•mación que trascienden en muchos casos las fronteras nacionales. Se señala el surgimiento de un espacio global hecho posible por la imbricación de ordenadores, circuitos y satélites de comunicaciones. Las "ciudades virtuales" o "ciudades cableadas" estarán unidas por
"autopistas de información".

En la sociedad de la información, la orientación temporal de los hombres será cara al futuro. Dentro de una sociedad de cambio acelerado y permanente se postula la necesidad de una educación continua que permita la adaptación al cambio. La educación se liberará de las constricciones institucionales de espacio. Para estos autores, la difusión de las NTCI y la consolidación de la sociedad de la información conllevará a un aumento considerable de la creatividad y de la capacidad intelectual del hombre. La gente participará en el uso y en la configuración de una enorme cantidad de información computada y lógica. Se ampliará la capacidad de resolución de problemas, superando viejas y nuevas constricciones temporales y espaciales. Si bien este enfoque describe importantes aspectos del impacto de las tecnologías de la información, entre ellos, el de la potencialidad democrática de muchos de los nuevos artilugios y la transformación real y representacional del espacio, resulta en muchos sentidos una visión ideologizada y propagandística, en donde todos los cambios comportan efectos sociales positivos:

... mejor educación, mejores medios de información, mejoras en el proceso político, mejores formas de comunicación humana, más entretenimiento, mejores servicios médicos, menos contaminación, menos trabajos penosos, menos consumo de petróleo, una industria más eficiente y una sociedad mucho mejor informada y con una amplia gama de fuentes de información.[31]. Según esta perspectiva, la "nueva sociedad" contará con diversidad de medios y por ende, con libertad informativa. En este sentido, no se hace referencia a los procesos de oligopolización de los medios que se han producido en este siglo, dimensión del fenómeno que sí será analizada por las teorías de la dominación y la dependencia.


III. TEORÍAS DE LA DOMINACIÓN Y LA DEPENDENCIA

Enmarcadas en las discusiones sobre los medios masivos y las tecnologías de la información, estas teorías se caracterizan por el intento de compaginar simultáneamente una orientación científica y una marcada perspectiva política. Describen como se manifiesta el dominio en el ámbito comunicativo y señalan cómo las dependencias de las periferias frente a las metrópolis se han intensificado en el sector de las modernas tecnologías de la información. Nordenstreng, Hamelink, Schiller[32] y la obra de los años setenta de Armand Mattelart[33] nutren estos enfoques.

El subdesarrollo -latinoamericano- sería un producto histórico de una desigual distribución internacional del trabajo. La dependencia multisectorial de un país se define como la consecuencia de las interdependencias asimétricas entre varias unidades nacionales y sociales. Es constante la denuncia de las expoliaciones que sufren los países subdesarrollados a manos de las transnacionales y particularmente, del "imperialismo norteamericano". Se indica también el carácter multifacético de la penetración de las multinacionales, que sería económica pero también política, ideológica y cultural. En este proceso las tecnologías de la información y la comunicación cumplirían un papel crucial.

Las crisis del sistema han propulsado no sólo la reorganización del modo de producción de bienes materiales sino también la redefinición del modo de producción de bienes simbólicos o de las mercancías culturales. Las transnacionales electrónicas han sido las protagonistas del proceso de internacionalización de la producción y de la circulación del nuevo modelo de acumulación del capital y se hallan íntimamente vinculadas a las economías de guerra de los países industrializados.
Entre los factores dinámicos se mencionan a estas compañías y a las NTCI, que implican mejoras sustanciales en la competitividad. No obstante, se denuncia la falacia de presentar a las NTCI como panacea a "la crisis del sistema mundial de mercado". [34]

Herbert Schiller, profesor de la Universidad de California y de la Universidad de Nueva York, es un representante conspicuo de este enfoque. Para Miguel Moragas Spa[35] la producción teórica de ese prolífico autor llena, desde el segundo lustro de los años sesenta, un inmenso vacío en la investigación sobre la función de la comunicación de masas en los Estados Unidos, al desmarcarse con una postura claramente crítica. Su voz es solidaria con los planteamientos de los países subdesarrollados enrolados en la búsqueda del equilibrio del flujo internacional de la comunicación.

La obra de A. Mattelart de los años setenta se inscribe también perfectamente en esta perspectiva y se prolonga hasta nuestros días como influencia en muchos centros, núcleos e investigadores latinoamericanos. Mattelart contextualiza con propiedad las nuevas industrias y analiza su vinculación con los vaivenes de una economía de guerra -que va a dar como resultado la -, en otros términos, la informatización de la sociedad. No obstante, cuando estudia la denominada llega a demonizar a las NTCI por una especie de pecado original.[36]

Estos autores se oponen per se a la privatización de los medios y a la consecuente imposición de los criterios de mercado. En la medida en que analizan los condicionamientos privados son interesantes y lúcidos algunos de sus análisis, pero quizá aquí radica una de las mayores limitaciones del enfoque, al centrarse exclusivamente en una variable (la económica) y en una dimensión (la propiedad).

...El predominio de los medios privados se ha desarrollado de forma casi totalmente dependiente de la publicidad y el patrocinio privado, lo cual ha introducido varios tipos de prácticas que no son básicamente informativas y democráticas. Por ejemplo, como están muy involucrados en la comercialización, los media tratan de
alcanzar las más audiencias posibles... (en el orden político) ¿Qué pasa con las políticas no respaldadas por los patrocinantes publicitarios, o con los programas que corren el riesgo de no lograr suficiente atención de
los media?[37]

Con respecto a los nuevos medios el autor nos señala:

...La información que deberíamos tener o podríamos necesitar tal vez nunca llegue a recopilarse, mucho menos a organizarse y difundirse. Si es que llega a producirse hay que comprarla. La base de la democracia desaparece con la destrucción de la información pública.

Para Schiller, con la imposición de los criterios de rentabilidad en los servicios de información, los requerimientos de las burocracias privadas y oficiales influirán decisivamente en el tipo de banco de datos a establecer y en el material seleccionado para engrosar los mismos. De hecho, estos autores sostienen una perspectiva pesimista y apocalíptica donde las NTCI comportan siempre y fundamentalmente mayor vigilancia y control, consolidación del sistema empresarial transnacional, dependencia, uniformización de los productos culturales, reforzamiento de los elementos dominantes del orden social, y una mayor mercantilización de las distintas esferas de la vida.

En general, esta perspectiva trasluce un reduccionismo económico. Consecuentemente con su raigambre marxista el análisis hace demasiado énfasis en la variable propiedad y soslaya otros factores como los específicamente culturales y/o comunicacionales. A veces toda la reflexión se limita a orbital alrededor de la siguiente interrogante: ¿Quién posee los medios? No obstante, esta particular mirada lleva a los autores a describir importantes procesos a que han estado sometidas las industrias culturales -y las tecnologías comunicacionales-, básicamente, la conglomeración, la diversificación, y la integración horizontal y vertical de dichas empresas.

De concebir la determinación social de la tecnología, se pasa a considerar ese influjo en todas las innovaciones tecnológicas como que si ninguna de ellas pudiera mantenerse al margen de dicha impronta.[38] En el análisis no hay espacio para lo indeterminado, lo irracional. Todo es necesidad, desaparece el azar. Todo confluye a un único objetivo: la dominación. La sociedad es una gran máquina donde todos sus engranajes actúan sinérgicamente con el firme propósito de dominar a amplios sectores sociales. No se consideran los elementos de ruido y de furia presentes en la vida social,[39] consecuencias involuntarias y accidentales que no tienen significado alguno. Fieles a su raíz marxista, los análisis priman la explicación "funcional"[40] y no esconden la teleología objetiva:

...Es un procedimiento normal entre los científicos sociales marxistas explicar cualquier institución, política o conducta dadas, buscando primero la clase a cuyo interés sirven y luego explicándolas a través de dichos intereses. O, con frecuencia se supone que todos los fenómenos sociales sirven a los intereses de la clase capitalista, y luego el asunto se convierte en la búsqueda de un sentido aceptable en el que esto sea cierto... Pero por supuesto, el solo hecho de que en cierto sentido se atienda a un interés de clase, no ofrece una explicación. Por ejemplo, es cierto que las divisiones internas de la clase obrera sirven a los intereses de la clase capitalista, pero no debemos concluir a partir de ello, que ocurren porque tienen dicho efecto.[41]

Cronológicamente anteriores a este enfoque y como un importante
antecedente del mismo, encontramos los planteamientos francfortianos, que por razones de claridad expositiva hemos analizado en la siguiente sección.


IV. PLANTEAMIENTOS DE LA TEORÍA CRÍTICA

Para Enric Saperas,[42] en Europa y en U.S.A., la Teoría Crítica de la Escuela de Francfort ha sido junto a la Comunication Research, una de las dos grandes tradiciones teoréticas dentro de la comunicología de los últimos cincuenta años. Si la incluimos en este recuento es porque su influencia se ha prolongado hasta la actualidad, a través de las interpretaciones que distintos autores hacen de la incidencia de las llamadas nuevas tecnologías en la sociedad.

Dentro de la historia del materialismo marxista, el aporte de la Teoría Crítica consiste en abordar nuevas temáticas que recogen las dinámicas propias de la sociedad de la época, verbigracia, el autoritarismo, la industria cultural y la transformación de los conflictos sociales en las sociedades altamente industrializadas. Sumariamente, si para la investigación administrativa los medios son instrumentos empleados para alcanzar determinados fines, para la Teoría Crítica, los media son "instrumentos de reproducción de masas que, en la libertad aparente de los individuos, reproponen las relaciones de fuerza del aparato económico-social”.[43]

Para Mauro Wolf, esta escuela vivió la dificultad de pasar del nivel de las descripciones generales de la "totalidad" de la industria cultural al análisis de los procesos propiamente comunicativos, con lo cual todas sus caracterizaciones de la comunicación se hacen en términos muy afines a los de la teoría hipodérmica.[44]

Los francfortianos critican la hegemonía de la razón instrumental, para ellos la razón técnica ha triunfado en occidente imponiéndose en distintos ámbitos y legitimando la dominación.[45] Una obra paradigmática en este sentido lo fue (1947) de Adorno y Horkheimer. Ilustración significa en este caso afán de mantener un progreso indetenible, dominando cuanto a él pueda oponerse. La Dialéctica del Iluminismo se enfrenta a la tarea de reconstruir la historia occidental desde el enfrentamiento hombre-naturaleza, el nuevo motor de la historia. El hombre ilustrado pretende domeñar la naturaleza y en este empeño ha degenerado en reificación total.

Debido al cambio histórico de la relación entre algunos subsistemas sociales (politización de la economía), algunos francfortianos se plantearon la elaboración de una teoría de las sociedades del capitalismo tardío que superara la crítica marxista de la economía política. Para Marcuse la ideología del libre cambio había sido sustituida por la racionalidad tecnológica; para Habermas, en cambio, la primera había sido reemplazada por la autocomprensión tecnocrática de la sociedad. Como se observará, este planteamiento central hoy día no es vigente con la universalización de la desregulación, la privatización y el auge de la economía de mercado.

Las dos generaciones de la Escuela de Francfort abordaron el problema tecnológico, la primera de ellas (Max Horkheimer, T. Adorno y Herbert Marcuse), desde una crítica de la cultura de masas y la segunda de las mismas (J. Habermas), ubicando a la comunicación como el ele•mento central de la racionalidad crítica.[46] En líneas generales, Adela Cortina[47] rescata la riqueza de esta escuela si bien reconoce el fracaso de su planteo -sobre todo en la primera generación- al no señalar una salida viable para escapar del dominio de la razón instrumental he•gemónica. Desde el punto de vista cronológico gran parte de las reflexiones de esta escuela -sobre todo los de la primera generación- se salen de nuestro campo de reflexión. No obstante, sus planteamientos han ejercido una influencia sin igual en el mundo académico internacional y puede decirse que parte de la obra de Habermas sí se ubica dentro de nuestro objeto de análisis.

Para Habermas la ciencia y la técnica, traducidas formalmente a la conciencia positiva imperante y articulada como conciencia tecnocrática, comenzaron a asumir el papel de una ideología, la cual relevó a las ideologías burguesas destruidas. Además de la cientificación de la técnica en el capitalismo tardío encontraríamos la cientificación de la política. Desde la segunda guerra mundial la burocracia política y militar viene siguiendo notablemente las recomendaciones científicas. Habermas retomará la tesis marcusiana sobre la doble función del progreso técnico y científico. La técnica y la ciencia actúan como fuerzas productivas pero ya no tienen un poder subversivo, por el contrario, se constituyen en las mismas bases de la legitimación, la cual apela ahora a la creciente productividad y dominación de la naturaleza.

Si bien es cierto que Habermas revisa postulados básicos del marxismo que otrora tenían para algunos autores el carácter de leyes, también es verdad que rechaza la idea de una legalidad propia y autónoma del progreso técnico y denuncia la misma como una forma de encubrir los intereses sociales, los cuales seguirían determinando ampliamente la dirección del progreso técnico. Pero si Habermas argüía en contra de la tesis de Freyer y Shelsky, ignorará planteamientos ulteriores más elaborados al respecto como el de Landong Winner.


V. TEORÍAS DE LA AUTODINÁMICA TECNOLÓGICA RELATIVA

Estas teorías critican la concepción utilitarista e instrumental de la
Tecnología y plantean, consecuentemente, que la tecnología no es tan adaptable y flexible como a veces se supone, y limita de hecho el conjunto de metas sociales. El precursor del planteamiento fue el filósofo francés Jacques Ellul cuya obra El Siglo XX y la Técnica[48] fue publicada por primera vez en 1954 y traducida diez años después al inglés. En este sentido puede citarse también a Wizenbaum. Pero no será sino con Miller y Winner que comenzará la teoría científico-social sobre la autodinámica tecnológica relativa. José Luis Luján[49] ubica dentro de esta tradición a Marshall McLuhan y John Kenneth Galbraith, quienes serían los máximos defensores de la idea de la autonomía de la tecnología en el ámbito anglosajón desde la década de los sesenta.

Según J. K. Galbraith la tecnología posee iniciativa propia, por ello, al analizar el complejo cambio económico, ella debe ser el punto de partida lógico.<...Lo que determina la sociedad económica es el conjunto de los imperativos de la tecnología y de la organización, no las imágenes ideológicas>[50] Para el autor, no obstante, la tecnología no es sólo causa del cambio sino también resultado del mismo. Pero dejemos de un lado aquí los planteamientos de Galbraith y pasemos a reproducir los de Landong Winner, quizá el único autor de los citados que ha desarrollado con profundidad y sistematicidad el planteamiento teórico en cuestión y quien le ha dado el rango de teoría.

La hipótesis básica del autor es que más allá de un cierto nivel de desarrollo tecnológico el control de los fines libremente articulados y firmemente elegidos es una tarea irrealizable. La tendencia empírica es el exceso, el crecimiento tecnológico incontrolado. La adaptación inversa va determinando progresivamente lo que hay que hacer y como hacerlo. Los sistemas técnicos a gran escala se apartan de la posibilidad de influencia por medio de una dirección exterior y sólo responden a los requerimientos de sus propias operaciones internas.

...La crisis en la conducción del orden tecnológico no significa, como algunos parecen creer, que nadie empuña el volante y el coche se autoconduce literalmente. Por el contrario, significa que la relación entre el coche y el conductor, para seguir con la misma metáfora, es problemática y a veces no precisamente la que podríamos esperar siguiendo las concepciones habituales de uso instrumental. [51]

Para Winner la historia moderna está caracterizada por un proceso
continuo de cambio, pero en realidad, lo novedoso de la sociedad moderna radica en la celeridad con que los inventos y descubrimientos juegan un papel en la actividad práctica de la civilización. El proceso continuo y acelerado de la innovación técnica en todas las esferas de la vida conlleva consecuencias imprevistas e incontroladas en la naturaleza y la sociedad. El proceso de transformación que acompaña a la innovación tecnológica es avasallador, afecta a todas las esferas de la sociedad: las costumbres, los hábitos, las actitudes, las ideas e instituciones. El cambio engendra cambio.

Al proceso real objetivo de cambio tecnológico incontrolado se une predisposición del hombre a permitir que los cambios sigan su camino, con poca intervención de su parte. Estos dos elementos crean lo que Winner designa con el término de dinamismo tecnológico... "Un intenso movimiento histórico que en gran parte sigue hacia adelante sin una dirección humana consciente...”[52] Voluntariamente caminamos dormidos a través del proceso de reconstrucción de las condiciones de existencia humana, somos sonámbulos tecnológicos, nos involucramos en diversos contratos sociales cuyas condiciones se revelan después de haberlos firmado.

La Teoría de la Política Tecnológica, cuyas fuentes son muy diversas, hace énfasis en el ímpetu de los sistemas sociotécnicos a gran escala, en la respuesta de las sociedades contemporáneas a determinados impe•rativos tecnológicos y en la manera en que los objetivos humanos son transformados a medida que se adaptan a los medios técnicos. No se trata de reemplazar sino de complementar a las teorías de la determinación social de la tecnología. El que se preste mayor atención a los objetos técnicos no significa que se ignoran los contextos en los cuales se sitúan los mismos. Las tecnologías están moldeadas por las fuerzas sociales y económicas. Pero la determinación social de la tecnología es esencial•mente diferente de la determinación social de otros aspectos. La tecnología es relevante en sentido político por propio derecho[53] ..."La teoría de la política tecnológica sugiere que prestemos atención a las características de los objetos técnicos y al significado de esas características". [54]

Cuando Winner analiza el carácter mismo del producto de la innovación, afirma que las tecnologías modernas son intrínsecamente...

"sistemas a gran escala que movilizan enormes cantidades de energía y de recursos y requieren masivas inversiones de capital y abundante mano de obra especializada". [55] Los aparatos y las organizaciones técnicas de grandes dimensiones son básicas para la existencia social en el siglo XX. La escala surgiría como una necesidad técnica funcional[56] o como una consecuencia de la racionalidad del input-output. Se racionaliza una operación potenciando su rendimiento o reduciendo su costo, mediante el aumento del tamaño.

A la división precisa de los componentes de los sistemas técnicos le sigue una reconexión compleja:
El eficaz funcionamiento de cualquier organización o aparato técnico requiere la coordinación de numerosas partes en un todo racional y funcional. En los sistemas creados, los componentes tienen múltiples y diversas conexiones...[57]
Los componentes interconexos más importantes de los sistemas tecnológicos tienen una relación de interdependencia o colaboración orde•nada y de mutua necesidad pero todas las partes no se necesitan de un modo recíproco y equipolente. Las grandes redes -en que participan el hombre y la máquina- poseen estructuras jerárquicas y por ende, hay secciones más esenciales que otras, unidades de rango superior e inferior.

El funcionamiento del sistema tecnológico moderno depende de las instrucciones procedentes de un núcleo, único con acción autónoma. "La necesidad de coordinar diversas operaciones a lo largo de una red a gran escala suele imponer un control central"...[58]. Las características precedentes hacen que las grandes redes técnicas estén en constante peligro; si deja de funcionar un vinculo importante todo el sistema se para o se desordena. Langdon Winner denomina apraxia a esta situación virtual.

Los sistemas interconectados de manufacturas, comunicaciones, transportes, entre otros, que surgieron durante los dos últimos siglos conformaron un orden sociotécnico con características específicas. Evidentemente, esta manera de disponer a las personas y las cosas se desarrolló sin ningún plan, de manera gradual y en segmentos separados: sistema por sistema.

La sociedad tecnológica sería un subsistema del orden tecnológico en expansión... "Las relaciones sociales son tan sólo una especie de conexión. Los individuos y los grupos sociales tan sólo una variedad de componentes"...[59] Existe una tendencia hacia la integración a ese tipo de orden en todas las esferas de la sociedad occidental, que probablemente se desarrollará con rapidez a escala mundial. Para Winner la tecnología moderna es una forma omniabarcante de organizar al mundo. El gran artificio tecnológico necesita que virtualmente todo lo que esté al alcance se transforme, ya sea componente material o humano, todo en función de satisfacer las necesidades del conjunto tecnológico. El artificio racional modifica todo lo que emplea, lo reedifica, reconstruye y resintetiza.

Las condiciones características del orden tecnológico avanzado hacen que el anticuado modo instrumental sea sustituido por muchos otros tipos de relaciones entre las personas, sus fines y los medios. Se produce el fenómeno de la adaptación inversa: la adaptación de los fines humanos a los medios disponibles. Las personas se adaptan al orden, la disciplina y el ritmo de las organizaciones en que trabajan, y llegan a aceptar las normas de los procesos técnicos como algo esencial en sus vidas. La eficacia, la velocidad, la medición exacta, la racionalidad, la produc•tividad y la mejora técnica se convierten en objetivos que se aplican obsesivamente en ámbitos diversos e imprevistos.

Tanto la eficacia[60] como la velocidad[61] se transmutan de valores instrumentales de los sistemas y operaciones técnicas en valores univer•sales, en máximas aplicables a cualquier actividad. El criterio de eficacia se aplica al placer, al ocio, a la enseñanza y a todos los casos de comunicación humanas. Se observa así la primacía de los valores instrumentales en las actividades sociales.

Para Winner la neutralidad tecnológica es un mito. Las tecnologías dan un contenido real al espacio de vida en que son aplicadas, dándole prioridad a ciertos fines, negando e incluso anulando otros. Con el proceso de adelanto técnico se gana funcionalidad pero se sacrifican ciertas cualidades humanas. Hay beneficios evidentes, pero también costos importantes si bien sutiles. Estos últimos son generalmente olvidados o considerados inevitables por quienes los pagan, y en su conjunto son asombrosos. Según Winner, los innumerables modos en que la técnica ha configurado las formas específicas de la vida moderna, constituye una perogrullada.

Según el autor susodicho, la relación con los medios artificiales no puede reducirse exclusivamente a una cuestión de "uso". Ciertos modelos de conducta se exigen al individuo o a la sociedad para adaptar el ins•trumento. Algunos servicios regularizados hay que prestarle antes de que tenga utilidad. Los instrumentos complejos van provistos de normas para asegurar su funcionamiento, deben seguirse los métodos y procedimientos operativos adecuados. El "uso" de los instrumentos no es arbitrario. En la misma medida en que las tecnologías se construyen y se ponen en uso, ya están generando alteraciones significativas en los patrones de actividad y en las instituciones humanas. Este planteo se sitúa más allá de los llamados "impactos" y de los "efectos secundarios".

El aparato, la técnica y la organización de los sistemas técnicos se necesitan entre sí para el correcto funcionamiento mutuo. El aparato y la técnica requieren de una organización social racionalmente estructurada, necesitan que un gran número de personas se comporten de acuerdo con determinados principios. El orden total de las grandes redes técnicas es una forma de ordenar la actividad humana, no es neutral ni instrumental. El orden técnico es un modo de vida. Las tecnologías más que usarlas las vivimos. Las personas se encuentran sutilmente condicionadas por los aparatos; sus conductas están muy determinadas por una función previamente establecida y una técnica aprendida.

Para Winner la tecnocracia es la manifestación de dos influencias básicas: el imperativo tecnológico y la adaptación inversa, cuando estas se presentan a la sociedad como una necesidad opresiva. Poco importa quienes sean los sujetos que obedecen dichos imperativos o lleven a cabo la adaptación... "La posición privilegiada de una élite o clase dirigente no prueba que conduzcan el vehículo, sino tan sólo que tienen un confortable asiento para el viaje"...[62] Los fenómenos tecnocráticos están ligados a la política normal, no tienen que ver con la existencia de un centro o una élite en especial. Son la manifestación de un "realismo político" que puede estar en manos de cualquiera. Sean cuales sean las motivaciones ideológicas ("proletarias" o "burguesas") y los intereses sociales de las personas en el poder, seguirán los imperativos y cederán a los requerimientos de los principales sistemas productivos, en suma, se obtendrán los mismos resultados.

Para Winner el desarrollo tecnológico se ha caracterizado por el exceso, sus "tentáculos" se dirigen hacia donde nunca habían estado. Ante ello no cabe más que buscar límites morales razonables. La propuesta es, concretamente, la evaluación y el control democráticos del cambio tecnológico con la aplicación de normas sociales y políticas que a veces arrojarán resultados diferentes a los recomendados por las reglas de eficiencia técnica y económica.

Para Winner las distintas ideas acerca de la vida social y política suponen distintas técnicas para su realización. Se debería iniciar la
búsqueda de nuevas formas tecnológicas y un nuevo tipo de invención e innovación en los dispositivos básicos de la civilización moderna. El desarrollo de dichas formas debería producirse mediante la participación directa de todos los afectados por sus efectos finales, en la planificación, control y construcción tecnológica. En cuanto a ésta última, propone algunos principios específicos para guiarla:

- Los sistemas tecnológicos deben ser de una escala y estructura que resultan comprensibles, intelectual y físicamente accesibles.
- Los sistemas tecnológicos deberán construirse buscando un alto grado de flexibilidad y mutabilidad, debiéndose evitar que se impongan rígidamente.
- Las tecnologías serán... "juzgadas de acuerdo con el grado de dependencia que tienden a alimentar siendo consideradas inferiores las que creen una mayor dependencia"...[63]

En todo esto resulta sumamente importante retomar a la antigua comprensión de la tecnología corno un medio, a emplearse con pleno sentido de su propiedad, recapturar ese sentido perdido de la adecuación de los medios. Con ello recobraríamos la capacidad de
selectividad y la posibilidad de elegir entre las propuestas tecnológicas.

El autor advierte que las salidas son difíciles debido a la magnitud de lo que hay que superar. A toda esta ardua labor se le oponen varias barreras. Existen tecnologías ya implantadas que ocupan el espacio físico y social, a lo que se agrega la inexistencia de conocimientos y métodos de investigación aplicables a la situación actual que puedan indicarnos cómo avanzar de un modo distinto a como lo hacemos.

Una de las vías para superar tantos escollos seria aplicar lo denominado por Winner ludismo epistemológico[64] es decir, instrumentar el desmantelamiento o la desconexión de los sistemas
tecnológicos como métodos de investigación y aprehensión. No se hace referencia al desmantelamiento de cualquier pieza técnica, sino al estudio del elemento humano de la moderna tecnología social, es decir, aquellas formas de vida, pautas de conciencia y conductas humanas adaptadas a un fin racional y productivo.

En cuanto a nuestra posición en torno a los planteamientos winnerianos, podemos decir que cierto grado de autonomización de la tecnología es hoy día un hecho fáctico. El autor es perspicaz en su análisis de los fenómenos tecnocráticos. Vivimos día a día como la adaptación inversa conlleva la imposición de los valores instrumentales en diversos ámbitos de la vida y como se reducen los espacios de autonomía. Los imperativos técnicos y productivos determinan mucho de lo que se hace y deja de hacerse, a veces con consecuencias imprevistas Empero, si bien aceptamos las limitaciones de los llamados otros usos no compartimos el fatalismo del autor.
A Winner parece escapársele, al menos en la primera obra analizada,[65] que si bien las tecnologías de grandes dimensiones, devoradoras de ingentes cantidades de energía, ocupan un lugar importante en la sociedad actual, la "revolución microelectrónica" y la informática han catalizado el desarrollo de microtecnologías, que consumen poca energía y no requieren de un ejército de trabajadores a su cargo. Podría decirse que "lo grande" persiste de todas maneras bajo la forma de red informática o telemática, pero en este caso el carácter necesario de la inclusión de los pequeños aparatos en redes centralizadas es un tema que puede discutirse.

Por otra parte, la mayor parte de las innovaciones tecnológicas se producen en las plantas, laboratorios, departamentos de diseño y publicidad y núcleos de planeamientos de las grandes corporaciones de los países desarrollados. En estos sitios se capitalizan los conocimientos y los medios financieros necesarios. Se presenta aquí un problema no resuelto de viabilidad social, económica y política a las propuestas y "salidas" que plantea Winner. Cabría preguntarse si la sociedad tecnológica debería considerarse un subsistema del orden tecnológico en expansión o como otro sistema que coexiste con el sistema tecnológico.

El autor es presa del determinismo tecnológico cuando piensa que la tecnología es una forma omniabarcante de organizar el mundo. Sus planteamientos se aproximan a veces a los de la "racionalidad tecnológica", la ratio de los francfortianos que lo invade y domina todo. Con una perspectiva también crítica, pero con otra óptica y abordando específicamente las NTCI, podemos reseñar aquí a la denominada Hipótesis del Distanciamiento.


VI. LA Y EL DISTANCIAMIENTO TECNOLÓGICO

Para la ,[66] paralelamente al distanciamiento de conocimientos entre los distintos sectores socioeconómicos, que se ha fundamentado en las diversas habilidades comunicativas de los individuos, se ha generado un distanciamiento tecnológico. Esto quiere decir que además del tradicional se habla ahora del que se produce no sólo entre países con diferente desarrollo, sino entre los diversos sectores socioculturales que se encuentran en condiciones desiguales en el momento en que estas innovaciones son implantadas. Según esta perspectiva se observa un gran distanciamiento determinado por la forma en que estas NTCI son comercializadas y usadas, y por las habilidades que exigen para su utilización cotidiana o profesional.

Ante la interrogante sobre si las nuevas tecnologías permitirán la ampliación o la reducción de los , la respuesta del enfoque citado es la siguiente:

Una hipótesis que puede establecerse para investigaciones futuras es que las tecnologías que se organizan para incrementar la diferenciación en la selección de la información entre los grupos sociales incrementará la disparidad en información entre los grupos de bajo y alto status. También puede esperarse que el empleo de tecnologías que permitan introducir nuevos tópicos en el distanciamiento sea una tecnología que típicamente está estructurada para proporcionar información a grupos especializados. . . la televisión por cable ha sido comercializada en algunas comunidades para in•formar a un amplio sector de los ciudadanos sobre los tópicos comunitarios, en otras ha permitido una mayor especialización de la información orientada hacia grupos especiales. Este último resultado es más probable que ocurra, considerando la naturaleza de los sistemas de radio y televisión...[67]

Dentro de esta concepción la noción de control resulta fundamental para la comprensión de . El establecimiento del control sobre la información y, por ende, sobre la distribución de conocimientos parte de la existencia de dos procesos, funcionales al mantenimiento del sistema social. A) El feed back control, que se define en función de la capacidad de los medios para establecer la agenda temática y, B) El control de la distribución: los mass media diseminan selectivamente y determinan selectivamente la información en el seno de la sociedad.

En definitiva, en la producción del actuarían tres mecanismos de control del conocimiento: control sobre el acceso a la información, control sobre su distribución y control sobre el reforzamiento de las predisposiciones previas, explicadas estas últimas por la pertenencia a un determinado status socioeconómico, con los consiguientes niveles educativos, expectativas de comportamiento y motiva•ciones. En esta perspectiva el se delimita definitivamente mediante el tercer mecanismo:

...Si el acceso y la distribución de la información pueden fácilmente ser susceptibles de cierto igualitarismo, las... diferentes pautas de reforzamiento para la adquisición de información pueden reducir el alcance con el cual los grupos con una menor educación formal encuentran y usan dicha información.[68]

Al reproducir aquí la hipótesis del distanciamiento lo hacemos porque este enfoque ha tenido una amplia difusión. Creemos que existen algunos elementos a rescatar tanto en esta hipótesis como en las otras visiones. No obstante, nos preguntamos si la segmentación y la fragmentación de las audiencias no conllevan consecuencias positivas, o son simples e irreversibles evoluciones del proceso de diferenciación[69] del sistema comunicacional. En un plano filosófico podemos decir que la racionalidad clásica del pensamiento tradicional ilustrado se ha esforzado siempre en identificar mediante lo único, a través de la igualdad y la constancia, pero nunca mediante la diferencia. Esta exigencia de unidad ha conllevado a la búsqueda de rasgos invariables, estáticos, y a la conversión de todas las diferencias en identidades. En el campo de lo comunicacional y/o cultural; ¿no convendría reconocer el lugar de la diferencia,[70] tanto a nivel epistemológico como ontológico, sin abandonar -claro está- la justa lucha por ciertos derechos democráticos elementales? ¿La exigencia de unidad no es el germen de los totalitarismos?

Hemos desarrollado cinco acercamientos al fenómeno de la difusión social de las NTCI: cinco abordajes presentados a la manera de tipos ideales, seguramente entremezclados en los enfoques concretos de muchos autores. Ahora bien, en torno a la problemática sociológica de las NTCI se han introducido en los últimos años nuevos protagonistas:

a. Los postmodernistas:[71] Jacques Derrida, Jean Francois Lyotard, Paul Virilio, Vilé Flusser (Brasil); Fiedrich A. Kittler (RFA); entre otros, que perciben en las NTCI el dominio de lo simbólico sobre la realidad.

b. Los representantes de la new age: Frijof Capra (USA) o Peter Dahlgren (Suecia) que aprovechan las NTCI para exigir una vuelta a la era de ilustración y de la racionalidad.[72]

c. Los prácticos de la escena alternativa de los ordenadores,[73] quienes visualizan el mundo informatizado del mañana como el comienzo del imperio de la libertad y el fin del imperio de la necesidad, con posibilidades comunicativas universales.

d. Los ecologistas de los medios: Barbara Mettler-Meuboo (RFA), Claus Eurich (RFA), Angela Fritz (Austria) y Joseph Weizenbau
(USA), quienes temen la creciente mediatización de la comunicación humana personal cara a cara.

Por otra parte encontramos los tradicionales evaluadores de la tecnología, que se suelen apoyar en los intereses de sus demandantes industriales y reducen la complejidad del cambio tecnológico social a unas cuantas variables... "En su mayor parte, la evaluación de la tecnología ha degenerado en una rama de consulting afirmativa y alcanza, tan sólo en los casos más raros, el nivel de los trabajos de investigación de la oficina de Technology Assessment del Congreso de los Estados Unidos". [74]

Aparte de los innegables elementos específicos de las NTCI, discutidos al inicio de este ensayo, todas ellas se inscriben en una transformación y redefinición de largo alcance del espacio público y del espacio privado que se viene gestando desde el siglo pasado. El segundo espacio se ha convertido en el lugar principal del ocio y ha crecido enormemente, escindiéndose en micro-espacios individuales. Simultáneamente, los espacios privados se han comenzado a movilizar por tradicionales espacios públicos en los que el individuo se encuentra aquí y en otra parte; solo y unido a otros, verbigracia, el walkmanista de las grandes urbes o el individuo que utiliza el teléfono móvil. Se superponen así dos socia•bilidades; una inmediata, a menudo atrofiada, y otra mediatizada. Existirían así dos tendencias que caracterizan al uso de la comunicación desde hace treinta años y que ejercen su influjo en los medios: la recepción individual y la portabilidad.

Es indudable que toda reflexión y análisis en torno al llamado impacto social de las NTCI es válido y plausible, pero cabe acotar aquí que desde el punto de vista de las ciencias sociales... "La sociología de las nuevas máquinas de comunicar es todavía muy embrionaria para que se puedan sacar hoy día conclusiones definitivas". [75] Cabría preguntarse si de momento lo más prudente no sería evitar el diagnóstico fácil y admitir la complejidad de los cambios socioculturales en marcha. Es evidente que las potencialidades de las tecnologías son diferentes, por ejemplo, en un sentido, el zappismo tiene una significación social muy diferente que el uso del magnetoscopio doméstico. Si bien ambos potencian la capacidad de elección el usuario, el zapping está ligado a un uso netamente individual y el video tiene un singular potencial de uso comunitario. Lo mismo diríamos si comparamos el carácter unidireccional de los videojuegos con las potencialidades que ofrece un PC o la televisión interactiva.
Hay que distinguir claramente entre los usos iniciales de una tecnología, sus usos previstos y sus usos sociales concretos, asentados y generalizados. En este sentido, la historia de la comunicación muestra que existen diferencias abismales entre virtualidad y realidad.

Es hora de retomar el viejo principio metodológico que exige partir de investigaciones puntuales y enfrentar la generalización como obstáculo epistemológico. El eclecticismo parecería lo más oportuno, si bien no asumido con candidez y reconociendo que hay elementos incompatibles dentro de los distintos paradigmas. Nociones metodológicas claves son excluyentes. Quizás de lo que se trata es de asumir un enfoque epistemológico coherente que no se niegue a incorporar los aportes de teorías distintas.

Dentro de los enfoques comunicológicos debería primar lo socio-cultural mas no prolongar el tradicional economicismo y la actitud militante que tanto daño le ha hecho al profesionalismo en nuestro sector. No se trata de pactar por simple moda de la perspectiva que establece la omnipotencia de los emisores a otra que ahora "determina" el protagonismo de los receptores. El sujeto nunca ha sido completamente pasivo, siempre ha resignificado, resemantizado, tal como lo reflejan los análisis que parten de la noción de representación social. Tampoco se trata de pasar de percibir horrorizados la manipulación de las masas por el poder a través de los medios, a vislumbrar la "interesante" hipótesis de la manipulación del poder por parte de las masas, utilizando los mismos "instrumentos". [76] La práctica del discurso especulativo puede llevarnos a distintas versiones simplificadoras que alcanzan el mismo paroxismo.

En la descripción del lugar de viejos y nuevos medios se deben considerar las mediaciones que imponen las culturas y las prácticas cotidianas y las relaciones interactivas y lúdicas de los receptores con los primeros. Si como parece preverse, el nuevo frente científico que se abre ahora y se proyecta hacia el siglo que viene, es el de la complejidad, las NTCI no pueden seguir interpretándose con los mismos esquemas apocalípticos y deterministas con que se trataron la radio y la T.V. nacionales, no sólo por sus especificidades intrínsecas sino por la necesaria y urgente renovación que debería sobrevenir con la aportación de las nuevas teorías.


El derecho a la ¿desinformación?

Dax Toscano Segovia
Rebelión

La Liga de la Justicia:

Entre 1973 y 1985 William Hanna y Joseph Barbera, directores de la Metro-Goldwyn-Mayer, desarrollaron una serie de dibujos animados que se conoció con el nombre de: “La Liga de la Justicia”. La misión de Superman, Batman, Flash, la Mujer Maravilla, Aquaman, Linterna Verde, algunos de los héroes diseñados por la industria norteamericana del entretenimiento alienante para penetrar en la mente de la niñez y la juventud, era la de “luchar contra la injusticia, transformar el mal en bien y servir a la humanidad”. ¡Dios bendiga a América! por tanta bondad.


El objetivo ideológico claramente establecido por el establishment al servicio del imperialismo norteamericano era, y es hasta hoy día, el presentar a los EEUU como defensores de la paz mundial frente a cualquier agresión terrorista.

Estas aventuras fantásticas pretenden ser reeditadas por unos personajes que creen ser poseedores de superpoderes con los cuales ambicionan llevar a cabo, al igual que Superman y sus amigos, una nueva cruzada encaminada a defender al mundo de un sin fin de seres perversos que quieren destruir el armonioso orden que impera bajo la democrática sociedad capitalista.

Las transnacionales, monopolios y grandes empresas de la desinformación; así como los locutores, modelos de televisión, abogados, economistas y algunos que otros periodistas de profesión o que sin serlo se presentan como tales, son quienes han sustituido en esa lucha contra el mal a los “Súper amigos”, llegando a convencerse para sí mismos que también son los portadores de la verdad, de la sabiduría, del conocimiento y de una moral implacable que les hace invencibles e incólumes a todo lo pecaminoso que existe en el mundo. ¡Son casi dioses! ¿Será por ello que son inexistentes?

Revestidos de una aureola divina, estos seres inmaculados, tan justos y honestos como los policías, los militares, los jueces o los santos católicos, están dotados de habilidades que les ha permitido:

Acudir de inmediato al lugar de los hechos, al estilo de “Flash” o “Superman”. En ocasiones, incluso, se encuentran antes en el sitio mismo donde se va a dar un acontecimiento del cual elaborarán una noticia. Muchas veces van junto a los policías o militares para participar en sus operaciones o en la persecución a otros delincuentes.
Investigar con profundidad todo lo que se les ocurre; nada se escapa a los ojos del águila periodística, aunque en la generalidad parezcan topos. Sus fuentes siempre son las mismas: los cables de las empresas-agencias internacionales de noticias, los especialistas y políticos que defienden el status quo, los intelectuales bien pensantes disfrazados de “progre”.
Desarrollar casi con perfección el método socrático: son hábiles para sacar información a sus entrevistados por medio de sus preguntas, a pesar de que en su mayoría son verdaderamente estúpidas e incoherentes. Así, por ejemplo, el periodista de la televisora ecuatoriana Gamavisión, Fabián Loza en entrevista con el militante independentista vasco, Walter Wendelin, le interrogaba si él era miembro de “Harry” Batasuna y no de Herri Batasuna como es el nombre de la organización de la izquierda abertzale ilegalizada por el Estado español. No obstante estas ligerezas, jamás reconocerán que en realidad nada saben. Lamentable es que no se les pueda condenar, por malos discípulos, a beber la cicuta.
Analizar los problemas sociales, naturales y divinos con extrema seriedad. La parte negativa es que estos análisis parten del sentido común y de las opiniones de estos expertos en charlatanería.
Servir a la comunidad, por la que se desviven. Dicen que su interés es el del colectivo social; claro está que por encima de todo esto lo más sagrado es el sistema, el mercado, la empresa y, como es obvio, sus patronos.
Hablar con claridad y amplitud de términos. Son verdaderos poetas (del fútbol, de la muerte, de casi todo) y escritores, aunque no sepan utilizar ninguna de las figuras ni de los recursos que la oratoria, la poesía y la literatura han proporcionado a quienes quieren desarrollar estas artes.

Esta “liga justiciera”, conformada por una pléyade de sabelotodos, especialistas en la mentira, se ha arrogado el derecho a presentar su visión del mundo como la única valedera y cierta. En fin de cuentas, su misión divina es la de desinformar.


Unos cretinos que se hacen llamar “periodistas”:

Gotzon Toral, profesor de la Universidad del País Vasco, dice Alfonso Sastre, “trae a colación un término curioso --psitacismo (de ‘psitacus’, papagayo, cotorra)--, que él descubrió por casualidad (…) en un libro de Macías Picabea publicado en 1898. Este Picabea definía el término psitacismo como ‘síndrome morboso de la idiocia’ (…)”.

Toral, al igual que Sastre, acuden a este término para referirse a los cretinos que creen que por formar parte de los medios gozan de total impunidad para expresar sus opiniones, su chismografía, sus banalidades, sus idioteces. Sastre nos alerta sobre lo peligroso que resultan estos personajes.

La palabra cretino se usa para aludir a una persona estúpida, es decir necia, carente de inteligencia, pero sobre todo de la capacidad de pensar que para Eurípides significaba distinguir una cosa de otra.

Los cretinos que se hacen llamar “periodistas” tienen algunas características que les hacen plenamente identificables:

1. Son manifiestamente defensores de sus amos, ya sea de sus patronos criollos o de los de fuera, es decir, del imperialismo yanqui o europeo. Ven a EEUU como un modelo de sociedad democrática y a Europa como la cuna de la civilización. En América Latina algunos añoran a la “madre patria”. Actúan como buenos esclavos (ver “Decálogo del buen esclavo”, texto elaborado por el libertario andaluz). Otros, en cambio, creen ser la reencarnación de Pizarro o Benalcázar. Solo basta recordar el comportamiento genuflexo de estos “periodistas” cuando el Borbón pretendió callar a Chávez en la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Chile, en el mes de noviembre de 2007. Vargas Llosa, en un artículo publicado en el diario “El País” de España en 2007 con el título: “El Comandante y el rey”, expresa su odio a los procesos revolucionarios en América Latina y su vasallaje a la corona y a los golpistas venezolanos:

La enseñanza más obvia e inmediata de este psicodrama es que hay todavía una América Latina anacrónica, demagógica, inculta y bárbara a la que es una pura pérdida de tiempo y de dinero tratar de asociar a esa civilizada entidad democrática y modernizadora que aspiran a crear las Cumbres Iberoamericanas. Esta será una aspiración imposible mientras haya países latinoamericanos que tengan como gobernantes a gentes como Chávez, Ortega o Evo Morales, para no mencionar a Fidel Castro. Que sean o hayan sido populares y ganaran elecciones no hace de ellos demócratas. Por el contrario, muestra la profunda incultura política y lo frágil que son las convicciones democráticas de sociedades capaces de llevar al poder, en libres comicios, a semejantes personajes. Ellos no asisten a las Cumbres a trabajar por el ideal que las convoca. Van a utilizarlas como una tribuna para internacionalizar la demagogia y las bravatas con que mantienen hipnotizados a sus pueblos y, por eso, esas Cumbres están condenadas al fracaso y al circo.

Y más adelante, para tratar de encontrarle una justificación a la reacción de su soberano, dice:

Es posible que, al reaccionar como lo hizo, el Rey de España transgrediera el protocolo. ¡Pero qué alegría nos deparó a tantos latinoamericanos, a tantos millones de venezolanos! ¿La prueba? Que he escrito este artículo arrullado por los animados compases del flamante pasodoble que ahora entonan y bailan en todas las universidades venezolanas, que se titula ¿Por qué no te callas? y cuya tonadilla y letra llueven sin tregua sobre mi computadora.

Sin embargo de esto, editorialistas, escritores y periodistas de ésta calaña, simulan que son objetivos porque dicen estar desprovistos de valoraciones ideológicas de carácter subjetivo, lo cual les permite analizar correctamente lo que sucede en la realidad.

En ocasiones, inclusive, se atreven a emitir ciertas críticas contra algunas instituciones y personajes que forman parte de los grupos de poder en la sociedad capitalista.

No obstante, como dice Alfonso Sastre: “Los miembros de esta cofradía aparecen públicamente como muy celosos de su independencia y de su libertad; cuando en realidad es que generalmente coinciden su libertad y la ideología del Poder”.

Son defensores de la democracia, de la libertad, de la paz y la unidad nacional. Esto, que a simple vista parecería un noble ideal, esconde el propósito manifiesto de vaciar de contenido a estas categorías para, a su vez, ocultar las diferencias de intereses que existen en las sociedades divididas en clases sociales antagónicas. Al igual que los denominados “cientistas sociales”, esa “mezcla de esclavos y mercenarios” de los que habló Aníbal Ponce, que se encuentran enquistados en las universidades consideradas de la elite intelectual, instituciones “académicas” que tienen como pretensión obliterar todo pensamiento crítico, tal como lo denunciara Agustín Cueva, quieren convencernos de que la democracia, la libertad, la paz y la unidad nacional se pueden construir únicamente con el diálogo y el consenso entre todos los miembros de una sociedad, sin importar las contradicciones sociales históricas que son producto de la existencia de un sistema injusto, desigual y explotador como es el capitalismo.

Estos “demócratas” y “pacifistas” a ultranza jamás se preocupan por analizar y presentar las causas reales que originan los conflictos de carácter social. Para estos falsificadores mediáticos el problema de la violencia queda reducido a las acciones provocadas y ejecutadas por grupos extremistas tanto de derecha como de izquierda, aunque frecuentemente solo hablan de la violencia de la “extrema izquierda”.

Esto es evidente, por ejemplo, cuando hacen referencia a la situación que vive Colombia. Las FARC-EP son presentadas como las culpables del conflicto armado, dejando de lado el hecho de que han sido la oligarquía colombiana y el imperialismo norteamericano los causantes directos de los problemas que enfrenta la nación hermana. Mientras falsimedia lanza sus ataques contra las FARC-EP, organización revolucionaria a la que califican como de “terrorista”, “banda de asesinos y secuestradores”, “narcoterroristas”, ocultan y callan sobre las masacres perpetradas por el Estado terrorista colombiano, sus fuerzas militares y paramilitares, las mismas que reciben el apoyo directo de los EEUU. En cada momento expresan su “preocupación” por la situación de los prisioneros en manos de las FARC-EP, pero nada dicen de los guerrilleros presos en las cárceles colombianas sometidos permanentemente a torturas. De igual manera prefieren no poner mayor énfasis en los crímenes que llevan a cabo las fuerzas paramilitares al servicio de los grandes narcotraficantes, ganaderos y terratenientes colombianos contra los campesinos a los que se les acusa de brindar apoyo a la guerrilla.

Sastre explica que a la lucha de los débiles se la califica de terrorista, mientras que al terrorismo de los fuertes se lo presenta como una guerra defensiva, limpia.

La misma hipocresía tienen cuando hablan de la unidad nacional. Para ellos solo es posible salir adelante, progresar, acabar con los conflictos cuando todas y todos, opresores y oprimidos, explotadores y explotados, nos demos la mano para, “unidos”, alcanzar la felicidad.

Profesan un nacionalismo extremo, que en muchas ocasiones se expresa a través de actos xenófobos, racistas, propios del chovinismo fascistoide (ej. el odio a los los migrantes), pero no tienen ningún límite para lanzar loas a favor del modo de vida americano o europeo. Falsimedia, en fin de cuentas, no puede dejar de lado los lazos políticos y económicos que le unen a las transnacionales capitalistas como Coca-Cola, Mcdonald’s, KFC, Pizza Hut, Porta, Telefónica, Chevrolet, Ford, etc.

Esta es, en definitiva, la libertad que defiende la CNN, la SIP, Reporteros sin fronteras, Prisa, El País, Televisa, Teleamazonas, Ecuavisa, Globovisión, El diario Hoy de Ecuador, El Tiempo de Bogotá, etc.: la libertad de empresa y de mercado, cuyo negocio fundamental es la publicidad en la que se gasta anualmente un millón de millones de dólares para fomentar el consumismo.

Nada más alejado de la verdad es que las empresas capitalistas de la desinformación sean pluralistas y que través de ellas se puedan expresar la diversidad de concepciones existentes en una sociedad sobre diferentes hechos, sucesos, acontecimientos y problemas sociales.

El Tiempo de Bogotá, dirigido por Enrique Santos Calderón, primer vicepresidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), hermano del ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos y primo del vicepresidente Francisco Santos, tiene como su fuente principal de información a los aparatos de seguridad y de inteligencia de Colombia, lo cual se traduce en su visión periodística totalmente distorsionada y sesgada del conflicto que vive ese país. Así, tras la masacre perpetrada en territorio ecuatoriano el 1 de marzo de 2008 por el ejército colombiano y fuerzas especiales de los EEUU, cuyo objetivo era destruir un campamento de las FARC-EP y asesinar al Comandante Raúl Reyes, el diario bogotano se dedicó a publicar “noticias” basadas en unos supuestos documentos hallados en las computadoras “antimisiles” que habrían estado en poder del líder guerrillero, con los cuales se pretendía demostrar la implicación de los gobiernos de los presidentes de Ecuador, Rafael Correa y de Venezuela, Hugo Chávez con las FARC-EP. Su objetivo, que no es otro que el del gobierno colombiano y norteamericano, era el de lograr, en ese momento preciso, la descalificación en la comunidad internacional de ambos presidentes.

El periodista Dick Emanuelsson, de la Agencia de Noticias Nueva Colombia, ANNCOL denuncia en el artículo ¿Qué siente un periodista al ser declarado objetivo militar? que:

El Estado terrorista de Uribe quizás ha sido el más eficaz con los medios para que estos se pongan al servicio de la guerra en Colombia. El Departamento E-5, de la inteligencia del ejército, en donde uno de los mejores periodistas colombianos presta su servicio, está más activo que nunca y es una pieza clave en la Guerra Psicológica contra el pueblo colombiano.

Los “Falsos Positivos” de atentados con bombas, también tienen su paralelo virtual y escrito en la prensa colombiana. El Tiempo y la revista Semana son claros ejemplos de eso. Es decir, el estrecho “contacto” con los organismos de seguridad como el DAS o el E-5, consiste en que ellos les entregan documentos, fotos, videos, copias de llamadas telefónicas o de correos electrónicos “chuzados” a los periodistas que deberían verificar que los documentos son de alta credibilidad y lo que ellos dicen es verdad; pero que en realidad los periodistas corren a publicar sin el menor análisis.

La organización Reporteros Sin Fronteras, dirigida por Robert Menard y financiada por la NED (National Endowment for Democracy), que dice defender a los periodistas y luchar contra la censura, no es más que un instrumento de los grupos contrarrevolucionarios cubanos para lanzar sus ataques contra el régimen de ese país. RSF que acusa al gobierno cubano de atentar contra la libertad de expresión, mantiene un silencio cómplice cuando se trata de hablar de las violaciones a este derecho en EEUU producto de la aplicación de la denominada “Ley Patriótica”, luego de los sucesos del 11 de septiembre de 2001 en New York. En el informe anual 2008 sobre la situación de la libertad de expresión en el mundo, en el capítulo referente al Oriente Medio, cuando habla de Irak en ningún momento hace referencia a la invasión norteamericana como una de las causas fundamentales para que los periodistas y reporteros corran un sinnúmero de riesgos en el ejercicio de su trabajo; así mismo, al señalar que las autoridades iraquíes imponen restricciones a los periodistas se olvida de indicar que esas autoridades han sido impuestas y gozan del respaldo del ejército invasor norteamericano.

Estos son algunos ejemplos de la hipocresía de quienes dicen ser “defensores de la libertad de expresión”.

Son verdaderos soldados de Cristo. Luchan contra herejes, paganos y brujas; aunque asiduamente acuden a ellas para tener una idea precisa de lo que sucederá en el país o en el mundo. ¡Cómo censurarles! si hasta Ronald Reagan tenía como asesora presidencial a una astróloga.

A pesar de estos deslices, los integrantes de falsimedia han conformado un verdadero tribunal de la Inquisición mediático que persigue a todo lo que no se ajuste a sus cánones religiosos.

Son enemigos acérrimos del aborto. Condenan los vínculos prematrimoniales y las relaciones homosexuales. La sexualidad sigue considerada como un acto exclusivamente destinado a la reproducción.

Son expertos en condenar a los condenados.

Sin embargo, no tienen ningún pudor en exhibir como mercancía a niñas y jovencitas para la venta de los productos que ofrecen sus auspiciantes; ni tampoco se escandalizan cuando difunden las películas de la industria hollywoodense o las telenovelas venezolanas, mexicanas o brasileras, donde se estropean los vínculos sexuales de las personas.

Como buenos creyentes, pretenden que todos se conviertan. La mentada libertad de creer está por encima de la libertad de no creer. “Guiarnos hacia el camino de la felicidad y descubrir la sabia voz del alma”, son los objetivos propuestos por el programa religioso “Recetas para el alma” de la cadena de la televisión ecuatoriana, Ecuavisa. En tanto que en el canal católico más grande del mundo, EWTN el Padre Alberto Cutié transmite sus celestiales enseñanzas a una audiencia que alcanza a 84 millones de hogares en 110 países. Cutié también da consejos a través de su columna en el periódico El Nuevo Herald de Miami.

Son serviles que, como señala Iñaki Gil de San Vicente, es la “personalidad típica de quien asume deliberada y gozosamente su destino de criado, de siervo, de rastrero que se humilla y se arrastra ante el poder, que carece de autoestima, orgullo y dignidad”.
Iñaki dice:

El ser servil deambula desorientado por su vida buscando siempre cómo agradar al amo, cómo lograr su palmadita paternalista, qué hacer para que el amo le premie con dinero o con un favor, un ascenso o una mención y distinción públicas ante los demás serviles que reptan junto a él y que también hacen lo imposible por destacar, como los perros, para ser recompensados con una migaja mayor que las que reciben los demás.

Pero a diferencia de los caninos, el servil tiene la desgracia de ser humano, y la humanidad es irreconciliable con el servilismo por lo que el ser servil está internamente podrido por una angustia que nunca puede ser suavizada ni siquiera con la cobardía permanente que le caracteriza. El perro al menos muerde, el servil, lame. Alguno puede hacer un gesto tenue de queja y hasta de protesta, apenas un gruñido, pero de inmediato se postra ante el poder al que sirve. Existe una diferencia cualitativa, un abismo insalvable, entre el ser servil y el ser humano, diferencia que se plasma en miles de prácticas diarias, cotidianas, matices aparentemente insustanciales pero que muestran lo irreconciliable, por ejemplo, el ser humano está en la cárcel por razones políticas y el ser servil es el carcelero por razones egoístas.

Embusteros como Carlos Alberto Montaner, Plinio Apuleyo Mendoza, Andrés Oppenheimer, Maite Rico, Álvaro Vargas Llosa y otros menos conocidos, pero igual de rastreros, como los ecuatorianos Jorge Ortiz, Carlos Vera, Alfonso Espinosa de los Monteros, Rodolfo Baquerizo, Thalia Flores, etc. forman parte de una larga lista de seres serviles que ejercen un periodismo indigno.

A la vez que están preocupados de quedar bien con el amo, aspiran encumbrarse, alcanzar el éxito, al costo que sea. Para ello no tienen ningún empacho en inventar historias, en mentir, en engañar, en denigrar y calumniar.

En 2006, por ejemplo, periodistas del Miami Herald y del Nuevo Herald fueron desenmascarados por recibir dineros del Departamento de Estado norteamericano para lanzar sus ataques contra Cuba.

Con motivo de la visita de los militantes de la izquierda vasca: Iñaki Gil de San Vicente y Walter Wendelin a la ciudad de Quito, los avezados periodistas y reporteros de los periódicos y televisoras ecuatorianas no dudaron en ningún instante de acusarles de ser miembros de ETA, todo con un afán sensacionalista.

Gustavo Merino y Christian Zurita, del noticiero de Teleamazonas, gracias a informes de la inteligencia ecuatoriana, con la que trabajan estrechamente, acudieron presurosos en busca de Walter Wendelin para preguntarle de sus supuestos vínculos con la organización armada vasca. Actuaron como verdaderos pesquisas. Sus rostros serios tornábanse molestos ante las respuestas claras y precisas de Wendelin, a quien a toda costa querían escuchar que era miembro o que tenía alguna relación con ETA.

El diario Expreso del 23 de febrero de 2008 manifestaba su preocupación en un titular: “Denuncias sobre presencia de activista de ETA en el país”. El diario Hoy del 13 de marzo de 2008 afirmaba en un trabajo titulado: “Los bolivarianos trabajan en 14 provincias del país”, que dos miembros de ETA, entre ellos Iñaki Gil de San Vicente, habrían presentado ponencias en el Congreso Continental Bolivariano celebrado en Quito en el mes de marzo del presente año. El Comercio del 16 de marzo de 2008, en el artículo “La Coordinadora busca un impacto continental” dice:

Representantes del Gobierno español anticiparon a las autoridades ecuatorianas de la entrada de dos visitantes no queridos: Walter Wendelin e Ignacio Gil de San Vicente.

Los dos hombres, supuestamente, están identificados con el Movimiento de Liberación Nacional Vasco, un organismo que justifica las acciones violentas y tiene una ideología socialista y marxista. Su rastro es seguido a pesar de que no tienen antecedentes que les impida moverse en España y hacia otros países.

El primero en llegar al Ecuador fue Gil de San Vicente. Lo hizo en febrero para el lanzamiento de un libro sobre el socialismo del Siglo XXI y para dictar una charla en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central.

Él trabajó en muchas organizaciones y medios de prensa que fueron identificados como pro ETA. Hoy es parte de una asociación que trabaja por los derechos de los reos vascos. En cambio, Wendelin es considerado como el “delegado para América” y llegó a Quito para participar en el Congreso Bolivariano.

La revista Vistazo de 21 de marzo de 2008 hace una afirmación similar: “Según informes reservados, tres simpatizantes de ETA estuvieron presentes (en Quito): Iñaki Gil de San Vicente, Walter ‘Warder’ y Beatriz Ilardia, todos de España”.


Todas estas afirmaciones, distorsiones, equivocaciones no son sino el reflejo de la falta de ética y la incapacidad que tienen para investigar quienes ejercen el periodismo en estos medios de desinformación ecuatorianos.

Iñaki Gil de San Vicente estuvo en Ecuador del 21 al 24 de enero de 2008 para impartir un seminario en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador, cuyo tema fue: “Poder adulto, medios de (in)comunicación e independencia juvenil”. De igual manera su presencia se debió a que en esos días se llevó a cabo la publicación del libro de su autoría titulado: “¿Marxismo en el siglo XXI?”. Posteriormente retornó a la ciudad de Quito en el mes de febrero donde, junto a Walter Wendelin y Beatriz Ilardia, participaron en el Congreso de la Coordinadora Continental Bolivariana, evento que fue difundido públicamente a través de la Internet. Ninguno de ellos es miembro de ETA, caso contrario ya hubiesen sido detenidos, tampoco son ciudadanos españoles como se afirma, sino del País Vasco.

Lo que los periodistas de estos medios obviaron decir es que los revolucionarios vascos son acosados y perseguidos en el mundo entero por el Estado español que, a través de un sinnúmero de acciones represivas, ha pretendido silenciar a un pueblo que lucha por su independencia. De igual manera nada señalan de la situación de los presos vascos encarcelados injustamente en penitenciarías francesas y españolas, a los que se les ha torturado y sometido a malos tratos, mientras sus familiares pasan penurias producto de las difíciles condiciones para acceder a visitarlos en los presidios. Asimismo silencian el ataque desatado por el juez Baltasar Garzón contra todas las organizaciones de la izquierda abertzale a las que, con el pretexto de tener relación con ETA, se las ha ilegalizado.

La estigmatización y satanización que se hace contra los revolucionarios de Euskal Herria es similar a la que se hace contra los palestinos a quienes pese a ser víctimas del terrorismo del Estado sionista de Israel, se los considera como victimarios.

Mentir y especular son sus máximas. Esto es evidente cuando se trata de hablar sobre lo que sucede en Cuba.

Tras la renuncia de Fidel a sus cargos en la dirección del Estado cubano, los medios del engaño no se cansan de repetir las falsedades que acostumbran sobre Cuba: que en la Isla se vive bajo una dictadura, pese a que se celebran periódicamente elecciones que son más democráticas que las de EEUU donde priman los millones de dólares que puedan tener los candidatos para alcanzar un cargo; que Raúl Castro ha sido designado por Fidel para sucederle en el cargo como si se tratara de una monarquía; que los cubanos buscan una apertura hacia el capitalismo, cuando por lo que luchan realmente, como se expresa en los cientos de miles de debates realizados a partir del discurso de Raúl Castro el pasado 26 de julio de 2007, es por perfeccionar el socialismo que están construyendo; que los cubanos que deciden quedarse en otros lugares lo hacen porque anhelan vivir en libertad, cuando lo hacen por las mismas razones de los ciudadanos de otros países del tercer mundo, es decir, por mejorar su situación económica. De igual manera nada dicen de las mafias que están detrás de los profesionales cubanos para comprarlos y luego lucrarse de ellos.

Iván Alonso, en un artículo publicado en Rebelión con el título “Huyendo del Ballet Nacional de Cuba”, desenmascara la postura asumida por el diario español El País:

Día de euforia en El País. El martes 18 de diciembre el periódico informa en sus páginas de que 3 jóvenes bailarines cubanos han desertado del Ballet Nacional de Cuba durante una gira por Canadá. La noticia cuenta cómo fue la “hazaña” de la deserción (al más puro estilo John LeCarré, se emociona el periodista, huyendo de autoridades cubanas “camufladas” en el ballet) hasta su rocambolesca llegada a Nueva York; entrevista al director del Cuban Classical Ballet of Miami (“el ballet del exilio” lo llama el periódico, aunque uno no deja de preguntarse qué pinta en la noticia), que afirma que dará ya –sin prueba alguna- “plaza a estos artistas en su conjunto” y anuncia que los traerá a España en junio de 2008 “como protagonistas” de una gira (sí que debe ser buena la formación de bailarines en la isla, sus declaraciones lo avalan). La noticia, además, nos informa de que estos chicos tienen ya los papeles del asilo político y la protección especial del gobierno de Estados Unidos.

Más adelante señala:

La noticia no aporta además ninguna información extra sobre el ballet, quizá el más prestigioso de América, que da formación totalmente gratuita a cientos de jóvenes cada año (…)

Quizá lo que El País no acierte a comprender es cómo unos bailarines que pueden forrarse en el ballet de Miami, o en cualquier ballet europeo, cobrando sueldos de vértigo y actuando en teatros de lujo cuya entrada más barata son unos 80 euros (en Europa) prefieran actuar para los niños de una escuela. Que de una compañía tan basta como del Ballet Nacional de Cuba se hayan fugado 3 artistas tentados por ofertas económicas mareantes y acuciados por la necesidad humana de ver a sus familiares no es noticia, es la triste realidad del bloqueo y del chantaje de los ricos a los pobres. También se van los buenos futbolistas de los equipos brasileños y argentinos a Europa y nadie titula en un periódico que huyan de la violencia desatada, el caciquismo, la discriminación o la pobreza endémica de un sistema económico y social injusto.

Igual mintieron cuando estudiantes de la Universidad de Ciencias Informáticas de Cuba, en diálogo que sostuvieron con Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, le hicieron algunos cuestionamientos críticos respecto a ciertas prohibiciones que existen en la isla para las y los ciudadanos cubanos. Inmediatamente las cadenas de noticias presentaron algunas imágenes editadas de lo que fue el encuentro. Luego indicaron que los jóvenes de la UCI habían sido detenidos por las críticas realizadas. El Diario de las Américas señalaba:

Circula un vídeo en Internet, reproducido por algunas televisoras miamenses, en el que dos universitarios cubanos reprochan a Ricardo Alarcón, presidente de la llamada “Asamblea Nacional del Poder Popular”, las tradicionales políticas de restricción del castrismo. El primero de los estudiantes cuestiona la viabilidad del “voto unido” (poniendo en entredicho una recomendación de Fidel Castro). El segundo, el sistema de apartheid a partir del cual la ciudadanía no puede acceder a las instalaciones recreativas nacionales o viajar al extranjero sin autorización gubernamental. Alarcón se enreda en una suerte de cantinflesca, a ratos irrespirable, disquisición. La andanada de sus interlocutores roza lo desafiante.

El 11 de febrero de 2008 en un artículo de Ariel Remos, publicado en el diario citado con el títular “Preso el joven que interpeló a Alarcón”, dice:
El pasado sábado 9 de febrero fue arrestado en su domicilio del batey “El Yarei”, en el municipio Puerto Padre, el joven que osó interpelar al supuesto presidente de la Asamblea del Poder Popular, Ricardo Alarcón. Se trata de Eliécer Avila Cicilia, en cuyo domicilio se personaron agentes del Consejo de Estado y la Seguridad del Estado, que procedieron a arrestarlo.

Todo era una burda mentira. El joven Eliécer Ávila Cicilia, uno de los supuestos detenidos, lo confirmó así en una entrevista sostenida con la periodista de Cubadebate, Rosa Miriam Elizalde:

Rosa M. Elizalde.- ¿Qué sentiste cuando te dieron la noticia, de pronto verte en prácticamente todas las televisoras del mundo y los cables internacionales? ¿Qué pasó?

Eliécer Ávila.- Había escuchado mucho el tema de la guerra mediática, todo ese tipo de cosas; pero a veces hasta que uno no lo siente en carne propia, de esta manera, no se da cuenta de la magnitud de qué cosa significa guerra mediática.

Realmente, cuando he podido leer y he podido ver la gran dimensión y la gran cantidad de artículos que se han publicado rápidamente, además, asociándolos a muchos temas del país, me he dado cuenta, realmente, de cuán eficaz y cuán rápida es esa maquinaria que tienen para tergiversarlo todo y lograr publicar una gran cantidad de información; que, por supuesto, uno a veces siente un poquito hasta de impotencia por querer explicarle a todo el mundo, a todo el país muy rápido, realmente, que prácticamente todo lo que están diciendo es una mentira total y que desvirtúa totalmente el sentido de lo que muchos allí opinamos y dijimos, y por eso le vemos tanta importancia a este momento y a esta oportunidad.

Pascual Serrano denuncia como diversos periódicos y páginas digitales en el mundo luego que vieron y escucharon la entrevista de Rosa Miriam Elizalde con los estudiantes de la UCI, hasta cuando desmintieron sobre la supuesta detención, continuaron con la manipulación de los hechos.

¡Alerta ante falsimedia!

Falsimedia representa un verdadero peligro para la humanidad. Cree que goza de un derecho y privilegio especial para mentir al mundo, encubriendo sus verdaderas intenciones bajo el subterfugio de que lo que hace es por el bien público.

Nada más alejado de la realidad.

La verdad siempre es concreta, nos enseñó Hegel.

Lo importante es tener claro que los grandes medios al servicio del imperialismo yanqui y europeo y de las oligarquías criollas mienten, tergiversan la realidad y descontextualizan los hechos con un claro propósito ideológico.

La tarea urgente ante esta aterradora situación es ejercer un periodismo que se implique con las causas por las que luchan los pueblos, para así desenmascarar las patrañas de falsimedia. Para ello es preciso estudiar, investigar. Ya lo dijo Marx: hay que ser radicales y eso significa ir a la raíz de las cosas, lo cual nos permitirá pasar del mundo de las apariencias, al mundo de las esencias; y esto sólo se logrará mediante una praxis revolucionaria consecuente.

Bibliografía:

Sastre, Alfonso. La batalla de los intelectuales o nuevo discurso de las armas y las letras. Buenos Aires, CLACSO, mayo de 2005.

Gil de San Vicente, Iñaki. “El ser servil”. Cuadernos de pensamiento marxista No. 7 (Quito-Ecuador)